jueves, 14 de octubre de 2010

Benveniste, la enunciación y un ejemplo

A raíz de una pregunta que formuló un estudiante de una referencia que realiza Benveniste en la página 88 del cap. 5 “El aparatro formal de la enunciación”, donde afirma como forma de discurso a la enunciación, y plantea la presencia de dos “figuras” igualmente necesarias, dice: “fuente la una, la otra meta de la enunciación. Es la estructura del diálogo. Dos figuras en posición de interlocutores son alternativamente protagonistas de la enunciación”. De hecho, la presencia del interlocutor obliga la aparición del diálogo. Sin embargo, leemos que para Benveniste, podría darse diálogo sin enunciación o enunciación sin diálogo. Y es en relación a esto que nuestro autor ejemplifica diciendo: primero, “en la justa verbal practicada por diferentes pueblos, y de la cual es una variedad típica el “hain-teny” de los Merina, no se trata en realidad ni de diálogo ni de enunciación. Ninguna de las partes se enuncia: todo consiste en proverbios citados y en contraproverbios contracitados…”. Y segundo, el “monólogo” deriva de la enunciación y debe ser planteado como una variedad de diálogo, puesto que “el monólogo es un diálogo interiorizado, formulado en lenguaje interior entre un yo locutor y un yo que escucha”. En este sentido, se puede decir que el yo locutor es el único que habla, a pesar de que el yo que escucha siempre está presente; y esa presencia suya es necesaria y suficiente para que el yo locutor adquiera significancia.
Respecto de los “hain-teny”, encontré una página web y seleccioné algo del material de estudio y literario, para quien le interese.

El jardín de la Voz
Biblioteca de Literatura Oral y Cultura Popular
1
Serie “Literatura, Etnografía, Antropología”
Área de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada
de la Universidad de Alcalá
Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM
Centro de Estudios Cervantinos
Harinirinjahana Rabarijaona
José Manuel Pedrosa

EL GÉNERO POÉTICO DE LOS HAINTENY O HAIN-TENY
La selva de los hainteny: poesía tradicional de Madagascar

Los ciento doce hainteny que se editan en esta antología son
los más antiguos y seguramente los más preciosos de todos los
que se conocen del extraordinario repertorio poético de aquella
remota isla del Índico. Fueron anotados, en torno a la década de
1830, en un manuscrito de descifrado complejísimo que fue
puesto por escrito en tiempos de la reina Ranavalona I, quien
intentó erradicar cualquier influencia cultural de Occidente, y
apoyó en cambio la preservación de la cultura tradicional
malgache. Es esta la primera vez que han sido traducidos,
directamente del malgache, al español.
La libertad extrema de su métrica y de su forma, y la
increíble densidad de sus aliteraciones, de sus juegos de palabras,
de sus imágenes y de sus metáforas, hacen del género del hainteny
malgache uno de los más sutiles y sofisticados de los que se hayan
documentado en cualquier tradición literaria del mundo, en uno
de los más difíciles de comprender, de interpretar y de traducir, y,
en definitiva, en un tesoro poético lleno de joyas exóticas,
rarísimas e irrepetibles.

En lengua malgache, hay significa "saber" y "teny" significa "palabra". Hainteny o hain-teny significaría, por tanto, "ciencia" o "conocimiento de la palabra"; es decir, poema que debe ser compuesto a partir de un conocimiento profundo de las palabras.
Los hainteny o hain-teny son un tipo de poemas, por lo general breves o muy breves, muchas veces dialogados, y con frecuencia de temática amorosa, que condensan en metáforas extraordinariamente densas y con juegos de palabras y de
sonidos sumamente sofisticados, conceptos, sentimientos y efectos poéticos de gran complejidad fónica y semántica. Han sido compuestos y cultivados desde hace siglos
y a lo ancho y largo de Madagascar, si bien recibe nombres diversos cuando forma parte del repertorio de pueblos como el de los sakalavas, que lo llaman saimbola, o como el de los masikoro, que lo llaman tapatoño. El nombre de hainteny se asocia en
particular a la etnia Merina, uno de los principales grupos de población de la isla.
El de los hainteny es un tipo de micropoesía que, por su concentrado estilo poético, se asemeja al pantun tradicional de Malasia, con el que quizás tenga viejísimas raíces comunes, dados los muy hondos vínculos históricos y culturales
entre ambos rincones del Índico. Lo más frecuente ha sido, sin embargo, que se le haya equiparado al mucho más conocido -en Occidente- haiku japonés, si bien este se caracteriza por unas restricciones métricas y formales absolutas, mientras que al
hainteny le singulariza justo lo contrario: una libertad formal que podría también tildarse de absoluta. El hainteny no debe ajustarse
-al contrario de lo que sucede con determinados tipos de micropoesía oriental- a ningún esquematismo métrico, y
hace justamente de la diversidad formal una de sus señas de identidad básicas.
Ningún hainteny es métricamente similar a otro: el número de sílabas, el número de versos, a veces hasta el número de estrofas
-cuando hay varias-, son siempre tan cambiantes como las tornasoladas imágenes y metáforas que reflejan. Casi podría
decirse que los hainteny son poesía que se empeña en huir de moldes y de reglas, y que el único compromiso que busca es el de la elaboración de las imágenes, las metáforas y las aliteraciones más densas que la más experimentada sensibilidad poética pueda alumbrar.
El hainteny malgache se caracteriza, además, por incorporar, bien mediante el engarce directo, mediante la cita a medias o a través de la alusión críptica, los proverbios, máximas y sentencias que forman parte de la memoria más tradicional y que operan de manera continua en la vida cotidiana de los malgaches. Un hainteny es
siempre un juego, un diálogo, una apuesta entre el diestro autor o recitador y su público: un auténtico desafío en que el receptor debe ser capaz de apreciar las exquisitas aliteraciones, los sutilísimos juegos fónicos, los enredados maridajes léxicos del poema, de identificar las alusiones intertextuales a otras piezas de la
memoria tradicional malgache, y de desentrañar el sentido de las enrevesadas metáforas y de los densos juegos de símbolos que se concentran en las escasas sílabas de la composición. Metáforas y juegos que, la mayoría de las veces, tienen trasfondos eróticos no siempre fáciles de captar, pero, por lo general, de una delicadeza y de una potencia poéticas extraordinarias. Y de un atrevimiento literario muchas veces asombroso, inesperadamente moderno, como bien se puede aprecia al contrastar estos versos malgaches:

Allí, hacia el oeste,
hay dos hojas que se dan la cara.
Conjurad su suerte,
conjurad su destino,
puesto que no están casadas, pero ya conviven como amantes.
Practicad el exorcismo con la-hierba-de-todo-el-mundo,
para que la gente no los odie.
Practicad el exorcismo con la-planta-vencedora-del-disgusto,
para que no sientan rechazo hacia el amor y no caigan

con estos otros versos de uno de los más grandes poetas europeos del siglo XX, Paul Celan:
Yo soy el pesquisado
y también iluminado,
el rostro-de-caja-de-fósforos.
San Medardo
trata mi pie plano,
no me quejo(5).

Muchos hainteny contienen diálogos, por lo general amorosos, cuyo registro va desde el galanteo hasta la separación y el despecho, pasando por las pasiones adúlteras. La forma dialogada forma parte aquí de una ficción estética tan sofisticada como el resto de los elementos y rasgos estilísticos que dan forma al género: es el
autor o el recitador del hainteny quien pone sus palabras a ambas voces, y ningún dato indica que el hainteny haya sido alguna vez un tipo de poesía realmente "dialogada", de preguntas y respuestas, o de réplicas y contrarréplicas, del tipo de las tensós europeas medievales o de la poesía dialogada -como los desafíos,
contrapuntos o décimas hispánicos- de cualquier parte del mundo.
No se sabe apenas nada sobre el origen del género, debido a la falta de registros históricos. Se le supone de antigüedad venerable
-algunas veces se ha hablado de sus eventuales raíces malayas-, y se cree que debió ser cultivado, transmitido y enseñado, de generación en generación, por notables de las cortes de los reyes malgaches que, entre las cualidades y méritos de la cortesanía, debían desarrollar la capacidad de "conocer palabras" (hain-teny) y de componer con ellas hermosos y elaborados poemas. El fenómeno recuerda, en alguna medida, el de algunas cortes castellanas de la Edad Media, en que los nobles -y a veces los propios reyes, como don Dionís de Portugal o don Alfonso X de Castilla- tenían muy a gala la condición de expertos poetas. Al igual que sucede con la vieja tradición trovadoresca europea, es muy probable que los poetas cortesanos malgaches se inspirasen y hasta imitasen una tradición poética popular que les prestaría temas, motivos y símbolos que ellos acaso se encargarían de desarrollar y de adornar poéticamente hasta el extremo.
Lo más probable es que los autores de hainteny compusiesen sus poemas oralmente, que estos fuesen aprendidos por sus oyentes en sus fiestas y justas poéticas, y que algunos o muchos de los hainteny más perfectos y afortunados llegaran a tradicionalizarse. Eso explicaría que algunos de ellos hayan sido conservados en variantes que muestran rasgos inconfundibles de transmisión oral previa. Solo muy esporádicamente, y en épocas
seguramente muy tardías -bien entrado ya el siglo XIX-, se empezaron a poner por escrito algunos hainteny, lo que obliga a admitir y a lamentar que la mayor parte -y la más antigua- de este extraordinario tesoro poético ha debido quedar perdido en
algún recodo olvidado de la historia.
Aunque no es mucho lo que sabemos sobre sus orígenes y evolución, parece que los hainteny no han sido casi nunca un género que se haya cantado. Más bien parece que el cauce habitual de su transmisión ha sido el de la recitación pública. En ello se advertiría un rasgo más de su carácter culto más que popular, elitista más que vulgar, cortesano más que campesino, aunque es indudable que muchos de ellos han calado y han sido conocidos también, y profundamente, entre las clases populares.
El apego que las élites y el pueblo malgaches han tenido hacia este género explica la dinámica y profunda evolución que ha sufrido a lo largo de todo el siglo XX y de lo que llevamos vivido del XXI, en que llegó a ser imitado por muchos de los grandes poetas cultos malgaches, a evolucionar hacia esquemas en prosa
narrativa, y hasta a ser armonizado y cantado por grupos musicales de estilo y de estética modernos. Hoy, cualquiera puede asomarse, desde cualquier parte del mundo, a interpretaciones de los hainteny malgaches que se componen hoy mismo (muy distintos, por supuesto, de los del siglo XIX que nosotros traducimos y
editamos) con solo buscarlos en youtube o en otros portales de Internet.

5 Paul Celan, La parte más pequeña, en Los poemas póstumos, ed. B. Badiou, J.-C. Rambach y B. Wiedemann, trad. J. L. Reina Palazón (Madrid: Trotta, 2003) p. 245. Véase además otra versión similar en p. 327.


Selección de la antología

1
El deseo es como una planta de alubias:
si no tiene cañas que se puedan recoger,
ni granos que se puedan llevar,
elimínalo de un golpe de pala.
El deseo es como una planta de alubias:
si tiene cañas que se pueden recoger,
y granos que se pueden llevar,
levantad un poste protector,
porque ese es vuestro deber.

2
La miraba desde lejos y parecía menuda;
me acercaba a ella y era grande;
la he hablado, y era buena.
Lo mismo que a un tejado que ampara mis vacilaciones
la quiero; y tiene la bendición de su padre.

3
La nostalgia empuja hacia los altos montes;
el amor empuja hacia el fondo del abismo.
Llévame hacia mi casa, ¡oh, alma mía!,
porque me he vuelto loco de amor por la mujer de otro.

5
El arroz tostado y reducido a polvo lo come mucha gente;
el arroz tostado y reducido a polvo lo acepta mucha gente;
dime palabras que no sean mentiras,
porque estoy harto de que siempre me digas “mañana”.

6
-Dime, ¿cómo me amas?
-Te amo como al arroz.
-Entonces no me amas de verdad,
porque me consideras como un simple don que entrega la providencia al hambriento.
-Dime, ¿cómo me amas?
-Te amo como al agua.
-Entonces no me amas de verdad,
porque me consideras como algo que se escapa con lo sucio.
-Pues, dime, ¿cómo me amas? Dímelo.
-Te amo como al lamba25.
-Entonces no me amas de verdad,
porque tan pronto esté gastado, me cambiarás por otro,
y nunca te acordarás de mí.
-Dime, ¿cómo me amas?
-Te amo igual que a la miel.
-Entonces no me amas de verdad,
porque, a pesar de todo, tiene grumos de cera que en algún momento tendrás que escupir.
-Dime, ¿cómo me amas?
-Te amo como a la Princesa Gobernadora.
-Entonces me amas de verdad:
su paso inspira respeto,
su mirada me deja turbada.
Entonces, me amas de verdad,
y ya nada tengo que desear,
nada que buscar.
-Te amo como mi padre y mi madre:
vivos, estamos en la misma casa;
muertos, nos reuniremos dentro del mismo ataúd de madera.
25 Atuendo tradicional malgache que consiste en un pedazo de tela que las mujeres llevan sobre los hombros a modo de echarpe, y con el que los hombres cubren todo su cuerpo hasta las rodillas.

8
Tú eres del Pueblo-deseado.
Yo soy del Pueblo-sin-escrúpulos.
No tengo por qué ocultar ningún escrúpulo, y además puedo mostrarme provocador,
porque estoy enamorado,
mientras que tú tienes que andar todavía pidiendo permiso.


10
Madera blanca, madera descortezada:
¿qué es lo que puede perturbar el alma de alguien?
Madera blanca, madera descortezada:
los que no aman son los que te pueden enloquecer.


11
-Decidme, ¡oh, altas hierbas y helechos,
¿estaba por ahí La-piedra-reconocida-por-mí?
-Fue ayer cuando estuvo por aquí,
fue anteayer cuando estuvo aquí.
-¿Cuáles fueron sus palabras?
-Dijo: "Que venga a buscarme La-que-ya-se-cayó-en-el-pensamiento".
Mi alma está profundamente turbada.
Fue ayer cuando estuvo aquí,
fue anteayer cuando estuvo aquí.
-Mis ojos la buscan por encima de las altas hierbas,
y mi vientre está sumido en pleno soliloquio.
Si sigo mi camino, sentiré vergüenza;
si retrocedo sobre mis pasos, ¡es tanto lo que te deseo!

15
Somos una planta acostumbrada al amor de los gusanos de seda;
si nuestro crecer es en vano,
sentiremos vergüenza.
Somos amantes, y ya tenemos dueños.
Así que, si alguien siente el mismo amor hacia nosotras,
nos sentiremos entristecidas.
Estamos acostumbradas a beber de una taza llena,
de modo que no nos saciamos con un simple chorro de agua.
Estamos acostumbradas a la noche entera,
así que no nos conformaremos con una noche apenas apurada.
Estoy acostumbrada a apoyarme en ti,
así que no me conformo con apoyarme en otra persona.

19
-Son gemidos de los más amargos.
-¿Cuál es la cosa más amarga?
-Morir es la cosa más amarga:
hay que cubrirse hasta la cabeza sin buscar a ninguna mujer;
hay que vestirse con un precioso lamba sin ir al mercado;
hay que recibir la visita de los parientes sin regocijarse.
-Pero no, digo yo: ¡eso es mentira!
Ser estéril es la cosa más amarga:
se atrapan saltamontes para el hijo de alguien;
cuando uno está saciado, no se tiene a nadie a quien ofrecer nada;
cuando se tiene hambre, no se tiene a nadie a quien pedir algo.
Arrancas patatas dulces en un día de llovizna:
hace mucho viento, y la laya tiene el mango largo:
choca por aquí, choca por allá.
No se tiene estera:
solo se tiene una estera de juncos en casa.
Hay que acostarse con las piernas dobladas,
y el frío se insinúa por todo el cuerpo.
Hay que acostarse boca arriba,
y duelen las espaldas.
En el mes pasado,
tu padre era mi padre,
y tu madre era mi madre.
En el mes que corre ahora,
tu padre ya no es mi padre,
tu madre ya no es mi madre.
¿Lo he dicho bien?
-El cebú blanco no puede pasar por ser un cebú bermejo;
no va a cambiar de color para parecerse a los demás.
-Aunque ya se hubieran agotado las acelgas de mi campo,
¿me comería yo las acelgas de las zanjas?
Aunque ya se me hubiera agotado el arroz del silo,
¿me haría yo una sopa de arroz con los granos del fondo?
-Aunque he llegado aquí para hacerme dueño del pueblo y de la cama,
si además me tengo que abstener otra vez,
esa sería la mayor de las desgracias.

22
¿Saltamontes que lloriquea de día,
o saltamontes que vuela de noche?
¿Quién puede pretender que está nostálgico
y no se pone a enviar mensajes?
Media jornada de separación se hace ya insoportable para vivir,
y, de una semana a la que se sumen tres días,
¿preguntas tú si es mortal?
¡No me digas!
¡La madre que te parió!


26
Un cardenal acechaba y acechaba;
acechaba un poco de arroz para comer;
no hay savia pegajosa suficiente para retenerlo,
ni trampa para matarlo.
-No hay nada que pueda matar:
solo lo que se desea puede matar.

38
-La mayor es La-que-perdió-su-palo-de-telar.
El menor es El que-perdió-su-piedra-de-afilar.
Ella es La-que-acabó-por-usarme.
Yo soy El-que-puede-delatar-todo-lo-que-ha-hecho.
Ella es La-que-posee-todo-y-puede-dejarlo-todo.
Yo soy El-que-posee-todo-y-puede-separarse-de-todo.
-No te empeñes en proferir amenazas, hombre,
porque ni siquiera llegas a asemejarte a la lluvia que amenaza con caer.

66
Un ratón que llamó a la pared,
una rata que llamó a la puerta,
por ser blanco, ¿es necesariamente un noble?
por ser negro, ¿es necesariamente un esclavo?
Respetáos, porque sois iguales.

76
Creía yo que era un hombre maravilloso,
y por eso me apresuré a atraparlo.
Sin embargo, resultó que, al atraparlo,
fui yo la que quedé mancillada.

123
La selva de los hainteny: poesía tradicional de Madagascar
89
Aparezco en el monte de El-último-canto-de-amor:
es la última elegía tuya y mía.
Aparezco en La-roca-de-la-ingenuidad:
tú no sabes nada del amor,
yo no sé nada de deseos.
Entonces, cuando llegue el momento de la separación,
apareceré en La-roca-de-la-sorpresa:
tú te asombrarás,
y yo me quedaré atónito,
deslizándome cómodamente,
cayendo plácidamente.
Tú ya estás harto.
Yo también lo estoy.

97
-Mi amor caminó por el-lugar-de-los-pasos-resonantes;
yo caminé por el-lugar-del-lavadero.
Mi amor llegó,
yo también llegué.
Mi amor cayó desmayado,
y yo caí agotada.
-Mientras se trate de un desmayo, y no de la muerte,
aquí estoy yo como custodio de la vida.

109
Odio a los que permanecen mucho tiempo sumidos en la locura,
porque no saben reconocer que el amor se fue a otra parte.

112
¡Adiós! Del mismo modo que la luna creciente
no se marcha cuando aumenta, ni se va cuando mengua,
tampoco se espera ni se renuncia.
Sin embargo, no soy yo como esas hierbas afiladas
para tener remordimientos.
No soy como los helechos
para ponerme a delatar a nadie.
Porque si uno se encuentra a la entrada del pueblo
y nadie viene a preguntarle nada,
más vale no sentir ninguna añoranza.
Es difícil sentir nostalgia
si nadie pregunta por ti.

http://www.eljardindelavoz.com/libros/selvahainteny.pdf

1 comentarios:

A las 13 de diciembre de 2021, 21:37 , Blogger Jairo ha dicho...

Gracias por la información compartida, muy valiosa y por demás interesante

 

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