martes, 31 de agosto de 2010

MAS SOBRE SAUSSURE

La primera preocupación de Ferdinand de Saussure es diferenciar los conceptos de "lengua " y "lenguaje". A la lengua le atribuye "el primer lugar "entre los hechos del lenguaje", al tiempo que afirma que "la lengua produce la unidad del lenguaje". Ambos conceptos venían siendo utilizados corrientemente por la lingüística clásica; no obstante su uso era equívoco. La intervención científica de Saussure tuvo por objeto determinar ciertas características estructurales que lograsen delimitar, con el correspondiente rigor, los respectivos conceptos de "lengua" y "lenguaje".

En un primer momento considera al lenguaje como totalidad, una de cuyas partes (esencial) es la lengua. Pero cuando desarrolla en qué consiste esta diferenciación entre totalidad y parte propone nuevos criterios delimitadores con calidad epistemológica. "El lenguaje -transcriben sus alumnos- es multiforme y heteróclito"; la lengua "es, a la vez, un producto social de la facultad del lenguaje y un conjunto de convenciones necesarias, adoptadas por el cuerpo social para permitir el ejercicio de esta facultad entre los individuos". La inicial oposición diferenciadora todo vs. parte ha sido reconducida a la de facultad natural vs. producto social, en la medida en que lo social es una intervención en lo natural, ámbito del cual el hombre selecciona determinadas posibilidades comunicativas, fijándolas y jerarquizándolas mediante la atribución de valores y significaciones convencionalmente aceptados.

Al ir estableciendo la diferencia entre lengua y lenguaje, Saussure va construyendo un paradigma científico mediante el cual asigna a la lingüística un lugar epistemológico autónomo respecto a otros enfoques posibles de los fenómenos que analiza y de notable coherencia y exhaustividad. Lo que de tal paradigma puede derivarse no se agota en modo alguno en los desarrollos saussureanos, como lo demuestran los posteriores enfoques de la lingüística; del mismo modo continúa sugiriendo nuevas posibilidades para la identificación del cuerpo teórico de esa ciencia, la semiología, cuya importancia y extensión él percibió con singular claridad.

Ferdinand de Saussure desarrolla extensamente los caracteres de la lengua y sólo incidentalmente se preocupa de fijar determinadas características del habla. Esto es coherente con la totalidad de su pensamiento, ya que ciñe su tarea al desarrollo de una lingüística de la lengua, con total prescindencia de una lingüística del habla. Como toda proposición fundamental de una teoría científica ello contiene una estructura un tanto circular o tautológica; mal podría haber una lingüística del habla si la lingüística, en cuanto ciencia, consiste en la adopción de un particular punto de vista que crea su objeto. Esta creación acontece a partir de los datos del habla, pero no consiste en el habla; o a partir de determinados presupuestos teóricos con los que quedarán ordenados los fenómenos del habla; pero en uno y otro caso lo que se constituye es la lengua como sistema teórico capaz de dar cuenta de las observaciones empíricas correspondientes. Consciente de esta dualidad, cuida de dejar bien establecida la respectiva demarcación: "Se puede, en rigor, conservar el nombre de lingüística para cada una de ambas disciplinas y hablar de una lingüística del habla. Pero será preciso no confundirla con la lingüística propiamente dicha, aquélla cuyo único objeto es la lengua. Nos abocaremos únicamente a esta última y si, en el transcurso de nuestras demostraciones, nos proporciona luz el estudio del habla, cuidaremos de no borrar nunca los límites que separan ambos dominios". La actitud adoptada por Saussure hace que, al continuar el desarrollo de las diferencias entre lengua y habla tienda más a completar las relativas a la lengua que las que configurarían el habla, quedando estas últimas como interrogantes cuya formulación puede resultar, no obstante, fructífera para la reflexión epistemológica. En el siguiente cuadro contrastador de caracteres trataremos de enfrentar enunciados correspondientes a la lengua y al habla, aun en aquellos casos en que Saussure no los ha enunciado expresamente; tales casos podrán identificarse porque están en su forma interrogativa.

LENGUA
-Objeto bien definido en el conjunto heteróclito de los hechos del lenguaje
HABLA
-¿Objeto indefinido en el conjunto heteróclito de los hechos del lenguaje?
LENGUA
-Aquella porción determinada del circuito donde una imagen auditiva se asocia con un concepto
HABLA
-¿Pertenece a ese mismo circuito? ¿En qué parte del circuito se instala?
LENGUA
-Parte social del lenguaje, exterior al individuo
HABLA
-¿Parte individual del lenguaje, exterior al individuo?
-¿Parte individual del lenguaje, interior al individuo?
-¿Parte social del lenguaje, interior al individuo?
LENGUA
-El individuo, por sí solo, no puede crearla ni modificarla
HABLA
-¿Puede el individuo crearla o modificarla?
LENGUA
-Sólo existe en virtud de una especie de contrato establecido entre los miembros de una comunidad
HABLA
-¿Existe con independencia del contrato?
LENGUA
-El individuo necesita un aprendizaje para conocer su funcionamiento
HABLA
-Su práctica, ¿requiere un aprendizaje?
LENGUA
-Se conserva, aun perdido el uso del habla
HABLA
-Puede perderse, conservándose la lengua
LENGUA
-Puede estudiarse con independencia del habla
HABLA
-¿Puede estudiarse con independencia de la lengua?
LENGUA
-La ciencia de la lengua sólo es posible si no se inmiscuyen otros elementos
HABLA
-¿Requiere la ciencia del habla (si es posible tal ciencia) la misma depuración?
LENGUA
-La lengua es de naturaleza homogénea
HABLA
-¿El habla es heterogénea como, según Saussure, lo es el lenguaje?
LENGUA
-Es un sistema de signos donde lo único esencial es la unión del sentido y de la imagen acústica, siendo las dos partes del signo igualmente psíquicas
HABLA
-El habla ¿es un sistema? En tal caso, ¿qué le resulta esencial? ¿Cuál es la naturaleza de los signos que la constituyen?
LENGUA
-Es un objeto de naturaleza concreta
HABLA
-Es un objeto de naturaleza concreta
LENGUA
-Los signos lingüísticos son asociaciones ratificadas por el consentimiento colectivo
HABLA
-¿Cuáles son los signos del habla? ¿Requieren la ratificación colectiva?
LENGUA
-Son realidades que tienen su asiento en el cerebro
HABLA
-¿Cuál es la realidad de los signos del habla? ¿Cuál es su lugar pertinente?
LENGUA
-Son, por así decir, tangibles; la escritura puede fijarlos mediante imágenes convencionales
HABLA
-Sería imposible fotografiar, en todos sus detalles, los actos del habla

Las preguntas, no formuladas por Saussure, a las que hemos dado forma a partir de las afirmaciones saussureanas acerca de la lengua, poseen, en algunos casos, respuestas muy obvias; pero, en general, sirven de guía para constatar la posibilidad de una ciencia acerca del habla, así como para detectar una serie de problemas y evaluar si la semántica, conductista, lógica, generativa o praxeológica, da debidamente cuenta de ellos.

¿Cuál es el objeto al que tiende Saussure al enumerar estos caracteres de la lengua? El objeto de la lingüística no preexiste a la propia lingüística, como, según hemos visto, se encarga de dejar debidamente establecido; por el contrario, la tarea de la lingüística, en cuanto ciencia, consiste en constituirlo. Por eso Saussure no parte de un concepto de lengua dado, sino que sale, justamente, en su búsqueda. En la medida en que lo consiga habrá podido, simultáneamente, establecer la existencia de una ciencia de la lingüística. Lo que es la lengua (y, en consecuencia, lo que lleguen a ser los signos lingüísticos) deberá ser producido como efecto de significación de su propio discurso científico. Lo contrario implicaría que, al comienzo de la investigación, ya se sabía aquello que se pretendía llegar a saber.

EL SIGNO
Las fuentes teóricas de la semiología:Saussure,Peirce, Morris
Juan Magariños de Morentin
(Buenos Aires: Edicial, 1983)

lunes, 30 de agosto de 2010

BARTHES

Para este autor la semiología tiene por objeto todo sistema de signos, cualquiera sea su sustancia, cualesquiera sean sus límites: las imágenes, los gestos, los sonidos musicales, los objetos, los discursos (la literatura, la publicidad, el periodismo, la ciencia, el cine, la fotografía, etc.) y los complejos de esas sustancias que estructuran los ritos, protocolos, costumbres, la moda, constituyen todos lenguajes o sistemas de significación.
El sistema de la lengua es el modelo respecto del cual se miden el resto de los sistemas sociales de significación. Todo sistema semiológico se articula con el lenguaje: el sentido es nombrado, el mundo del los significados es el mundo del lenguaje. Consideradas las prácticas sociales desde este punto de vista, es posible hablar de una “gramática” de la moda, de la publicidad, que se proponga el estudio de cómo se organizan los significantes en cada uno de estos sistemas.
Las imágenes y los mensajes cotidianos de la publicidad, el espectáculo, la cultura literaria y popular y los bienes de consumo son analizados como configuraciones míticas, es decir, como el resultado de operaciones ideológicas que transforman lo real, lo vacían de historia y lo llenan de naturaleza.
La función de los objetos se carga de sentido: desde el momento que hay sociedad, todo uso se convierte en signo de este uso: el uso del impermeable consiste en proteger contra la lluvia, pero este uso es indisociable del signo mismo de cierta situación climática.
Las imágenes y los mensajes cotidianos de la publicidad, el espectáculo, la cultura literaria y popular y los bienes de consumo son analizados como configuraciones “míticas”, es decir, como el resultado de operaciones ideológicas que transforman lo real, lo vacían de historia y lo llenan de naturaleza.
El semiólogo debe analizar múltiples materias de la expresión que difieren entre sí. Para este autor su función consiste en descifrar los signos que en una sociedad se naturalizan o se enmascaran. Para ello trabaja con el par conceptual denotación/ connotación. El primer término puede entenderse como “designación” o “descripción”: se refiere al sentido literal, explícito de las palabras. La connotación refiere a los valores adicionales asociados al significado denotado. La información que suministra la connotación es implícita, difusa, siendo la denotación el “soporte” de ésta. Los significados de connotación constituyen la ideología, y por ello son históricos o culturales.
Barthes considera tanto a la obra literaria (popular o culta, oral o escrita), a la imagen en sus variantes fotográficas, cinematográficas y televisivas, como sistemas sígnicos cuya significación se descubre en la descripción de su estructura y que sólo admite la correlación con otros sistemas semióticos y con la dimensión social.

Sistemas sociales de significación / ejemplos

SIGNOS y sus MATERIAS EXPRESIVAS (soporte)

Sonoros: música, conversación
Gráficos: escritura, dibujo
Visuales: cine, fotografía, moda, señales de tránsito, artes plásticas
Gestuales: representación teatral, danza, comportamiento, rito, expresiones faciales y corporales

jueves, 26 de agosto de 2010

SAUSSURE Y LA LINGUISTICA

En lingüística no hay cosas ni objetos dados que puedan estudiarse desde diferentes perspectivas. A la inversa: la perspectiva es el comienzo de la delimitación del objeto de estudio (…)
Es la tarea del lingüista la que mediante un ajustado trabajo teórico –enunciación de definiciones, producción de conceptos, articulación de éstos, demarcación de niveles- conformará definitivamente el objeto propio de la lingüística (…)
Saussure postula que el lenguaje es un objeto doble cuyas dos partes se suponen recíprocamente. El juego de las dualidades opositivas atraviesa todo el campo del lenguaje, enfrentando: lo articulatorio y lo acústico; el sentido y el sentido; el individuo y la sociedad; la lengua y el habla; lo material y lo insustancial; lo paradigmático y la sintagmático; lo sincrónico y lo diacrónico, etc., de tal modo que cada uno de los términos de los diferentes pares sólo vale por su oposición al otros.Se trata de entidades o niveles relacionales, carentes de toda realidad sustancial.

José Sazbón. (1985) Saussure y los fundamentos de la lingüística.
Buenos Aires, CEAL

SIGNO

El concepto de signo constituye la noción básica de toda ciencia del lenguaje; pero, precisamente a causa de esta importancia, es una de las más difíciles de definir. Esta dificultad se duplica porque las modernas teorías del signo procuran abarcar no sólo entidades lingüísticas, sino también signos no verbales.
Un análisis atento revela que las definiciones clásicas de signo son con frecuencia tautológicas o incapaces de aprehender el concepto en su genuina especificidad. Se admite que todos los signos remiten necesariamente a una relación entre dos relata ["relatum". en latín, significa "referido", "sugerido"; "relata" es su plural y se entiende como "cosas / entidades referidas/ sugeridas"]; pero el solo hecho de identificar la significación con la relación hace imposible distinguir entre dos planos que, sin embargo, son muy diferentes: por un lado el signo "madre" está por fuerza ligado al signo "hijo"; por el otro, lo que 'madre' designa es madre y no hijo. San Agustín propone una de las primeras teorías del signo: "Un signo es algo que, además de la especie abarcada por los sentidos, hace que otra cosa acuda por sí sola al pensamiento". Pero "hacer acudir" (o "evocar") es una categoría demasiado estrecha y a la vez demasiado amplia: presupone, por un lado, que el sentido existe fuera del signo (para hacerlo acudir hasta él) y, por el otro, que la evocación de una cosa por medio de otra siempre se sitúa en el mismo plano. Ahora bien, la sirena puede significar el principio de un bombardeo y evocarla guerra, la angustia de los habitantes, etc. ¿El signo será acaso algo que está en lugar de otra cosa y la reemplaza? En todo caso, éste sería un reemplazo harto singular, ya que no es posible en un sentido ni en el otro: ni el "sentido" ni el "referente", como tales, podrían insertarse en el interior de una frase en lugar de la "palabra". (...)Por lo tanto, definiremos prudentemente el signo como una entidad que: 1) puede hacerse sensible, y 2) para un grupo definido de usuarios señala una ausencia en sí misma. La parte del signo que puede hacerse sensible se llama, para Saussure, significante, la parte ausente, significado, y la relación que mantienen ambas, significación. Expliquemos uno a uno los elementos de esta definición.
Un signo existe sin duda, aunque no sea percibido; pensemos en todas las palabras de la lengua española en un momento dado del tiempo: no tienen ninguna existencia perceptible. Sin embargo, esta percepción es siempre posible.
(...)El signo es siempre institucional: en este sentido, sólo existe para un determinado número de usuarios. Este grupo puede reducirse a una sola persona (como el nudo que hago en mí pañuelo). Pero fuera de una sociedad, por reducida que sea, los signos no existen. No es justo decir que el humo es signo "natural del fuego: es su consecuencia, o una de sus partes. Sólo una comunidad de usuarios puede instituirlo como signo. El punto más discutido de la teoría se refiere a la naturaleza del significado. Se lo ha definido aquí como una carencia, una ausencia en el objeto perceptible que así se vuelve significante. Esta ausencia equivale, pues, a la parte no sensible; quien dice signo debe aceptar la diferencia radical entre significante y significado, entre lo sensorial y lo no sensorial, entre presencia y ausencia. El significado, diremos tautológicamente, no existe fuera de su relación con el significante -ni antes, ni después, ni en otra parte-; un mismo gesto crea el significante y el significado, conceptos que son inconcebib!es el uno sin el otro. Un significante sin significado es simplemente un objeto, es pero no significa; un significado sin un significante es indecible, impensable, es lo inexistente. La relación de significación es, en cierto modo, contraria a la identidad consigo misma; el signo es a la vez señal y ausencia: originariamente doble.
Deben considerarse dos aspectos complementarios de todo significado. El primero, de alguna manera vertical, nos es revelado en la relación necesaria que el significado tiene con el significante; esta relación indica el lugar del significado, pero no nos permite identificarlo positivamente: es lo que falta al significante. El segundo, que podríamos representar como horizontal, consiste en la relación de ese significado con todos los demás, en el interior de un sistema de signos. Esa determinación es igualmente "negativa" (como dice Saussure, lleva a "ser lo que los demás no son"; sería más exacto llamarla "relacional"), pero se produce en el interior de un continuum, constituido por el conjunto de los significados que forman un sistema (no se explica la relación de este continuum designándolo con nombres tales como "pensamiento", "conceptos", "esencia", etc., cosa que, sin embargo, no dejaron de hacer muchos filósofos y psicólogos). Tanto en un caso como en el otro, se llega al significado por el signo: en ello reside la dificultad principal de todo discurso sobre el signo. El sentido no es una sustancia cualquiera que podríamos examinar independientemente de los signos donde la aprehendemos; no existe sino por las relaciones de que participa.
(O. Ducrot y T. Todorov, Diccionario enciclopédico de las ciencias del lenguaje, México, Siglo Veintiuno, 1974, pp. 121-123)

Fechas examenes parciales

El 1er. parcial de Comisión se llevará a cabo la semana del 4/10; el examen de Taller 10 y 11/11 y el 2° parcial de Comisión la semana del 15/11.
El cuatrimestre termina el 20/11.

jueves, 19 de agosto de 2010

¿POR QUÉ SEMIOLOGÍA?

UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES
CICLO BASICO COMUN

Los seres humanos, desde el inicio mismo de la cultura, significamos nuestra experiencia a través de formas simbólicas, entre otras cosas, para hacerla intercambiable. Esa significación se produce a través de un “tráfico” de signos. El semiólogo U. Eco afirma que el signo constituye un instrumento de separación de la mera percepción, de la experiencia inmediata, imponiendo la abstracción. Elaboramos signos antes de emitir sonidos, de pronunciar palabras.
Allí donde se instaura una forma observable de intercambio de signos, existe una cultura, es decir, adviene el lenguaje. Es que somos, existimos y nos relacionamos a partir del lenguaje: a través de él es posible tener la primera organización del mundo, por él somos capaces de diferenciar objetos, reconocer sentimientos, describir situaciones y ubicarnos en la sociedad.
Somos en el lenguaje, nuestra realidad sólo puede ser expresada a través de él, aunque también somos de lenguaje, no existe pensamiento sin lenguaje, ni posibilidad de conocimiento.
Todo acontecimiento, en tanto no sea estrictamente reductible a mecanismos naturales, es histórico, lo que incluye al fenómeno del lenguaje humano, que no es reductible a aquellos mecanismos y por tanto, lo definiremos como acontecimiento histórico que entra en relación con otros acontecimientos de este tipo.
El lenguaje sirve de vehículo al pensamiento, articulando conceptos (formas de la abstracción). Nombrar no es poner una etiqueta a las cosas, sino categorizar, organizar el mundo interno y externo, si es que cabe la diferencia. Son las palabras las que vehiculizan ese poder conceptualizador: crean los conceptos tanto como éstos requieren de las palabras.
El lingüista F. de Saussure afirma que seríamos incapaces de distinguir dos ideas de una manera clara y constante sin el recurso del lenguaje. Pese a su frecuente uso, este término es de carácter polisémico y ambiguo y los límites de su definición, en muchos casos, borrosos e imprecisos. Además, la multiplicidad y variedad de sus usos produce que el término lenguaje remita a un fenómeno que puede ser analizado desde muy diferentes perspectivas, en relación con muy diferentes tipos de situaciones y en referencia a dimensiones de análisis de variada naturaleza, numerosos aspectos teóricos, metodológicos, planos de abstracción y objetivos diversos.
El lenguaje se expresa a través de discursos que, según sus propios mecanismos de estructuración y reiteración, pueden ser recortados en diferentes -y a veces arbitrarias- clasificaciones. El concepto de discurso es uno de los más polémicos y conflictivos. Sus plurales acepciones hacen que sea preciso ubicarse cuidadosamente en algunas de las perspectivas más importantes para intentar alcanzar su complejidad. Si partimos de una mirada en sentido amplio, para empezar a precisar este término, haremos referencia a toda enunciación que supone un hablante y un oyente, y en el primero, a la intención de influir de alguna manera en el otro. Esto no supone la existencia de una autonomía del sujeto hablante, sino integrado al funcionamiento de enunciados, de textos, cuyas condiciones de posibilidad se articulan sistemáticamente sobre formulaciones ideológicas e índices específicos.
Es por ello que es preciso remitirnos al concepto de enunciación, ya que supone la conversión de la lengua en discurso. Es decir, condiciones de producción y circunstancias de comunicación: además del estudio de los fenómenos estructurantes de cada discurso, importa también dar cuenta de los mecanismos a partir de los cuales un sujeto se apropia de la lengua, la organiza, le otorga su propio matiz y posibilita desencadenamientos plurales del sentido; de allí la consideración de los fenómenos enunciativos. La relación entre la noción de discurso y la de enunciación es importante porque marca las relaciones discursivas en términos de efectos sobre los sujetos. Los discursos se instalan en la sociedad, vertebran y condicionan las relaciones sociales.
Este programa de estudios pretende por consiguiente, dar cuenta de los fenómenos del lenguaje, el signo, la comunicación, los discursos, la circulación y creación de sentido. Dado que la totalidad es una imposibilidad teórica y fáctica, abordaremos diversos cuerpos teóricos que recortarán determinado tipo de aspectos y los focalizarán para comprender los fenómenos que serán estudiados, seleccionados por la cátedra.