viernes, 27 de septiembre de 2013

BAJTIN: para quienes les interese saber de su vida y del contexto adverso en que produjo su obra.



Mijaíl Bajtín: el pensamiento bajo sospecha


 Sylvia Iparraguirre


Cualquiera que mire un mapa de la costa norte de Rusia, sobre el Mar Artico, donde la tradición griega situaba el país de los hiperbóreos, puede imaginar que las heladas islas Solovetsky no ofrecen un paisaje seductor. Mucho menos si lo que allí esperan son los muros del campo de prisioneros de Solovki, uno de los destinos más duros del régimen stalinista para desterrados políticos. En enero de 1929, Mijail Bajtín fue arrestado y condenado a diez años de prisión en ese campo.


Los diversos cargos recibieron el rótulo general de "actividades antigubernamentales" y, en concreto, fueron: reunirse con un grupo de estudios filosófico-religiosos; aparecer, en París, en una supuesta lista de miembros de un futuro gobierno antistalinista; y, por último, más socráticamente, "corromper a la juventud".


Cinco meses después, su osteomielitis crónica seguía impidiendo el traslado del prisionero a su destino. La mala salud de Bajtín le dio tiempo a Elena, su mujer, a contactarse con algunos amigos influyentes. Gorki y Alexis Tolstoi enviaron telegramas a las autoridades. Se apeló a la Cruz Roja. Durante esos meses de detención en el hospital, ve la luz el primer libro que Bajtín publica bajo su nombre: Problemas en la poética de Dostoievski. El libro deslumbró a Lunacharsky, crítico literario respetado y funcionario cultural. Su recomendación ayudó a la conmutación de la pena: los diez años en las islas Solovetsky pasaron a ser seis en Kustanai, sur de la Siberia Occidental, a mil seiscientos kilómetros de Moscú. En marzo de 1930, Elena y Mijail abordaban el tren. Antes de subir, Elena se atrevió a preguntar cómo era el lugar desconocido hacia el cual iban. "El clima es severo pero saludable", fue la respuesta.


Bajaba el telón sobre una década decisiva, caótica, prolífica. Bajtín tenía treinta y cuatro años y había publicado cuatro de sus libros mayores: sobre Freud y el psicoanálisis, sobre el formalismo ruso, sobre filosofía del lenguaje y sobre Dostoievski. Hacía una década que su valor era reconocido por el mundo intelectual de Moscú y San Petersburgo y lo rodeaba un círculo de amigos y discípulos que ya lo consideraba un maestro. Su asombrosa versatilidad, que abarcó estudios semióticos, de teoría literaria, lingüística y antropología se aparejó a una férrea coherencia. Cualquier libro de Bajtín que se lea declara su voluntad de no ceder a una configuración teórica de dogma. Lo fascinó lo diverso, lo heterogéneo, las fuerzas subterráneas de la cultura popular que mueven la historia.


El grupo de Bajtín estaba en el ambicioso camino de los idealistas alemanes como Fichte y Schelling: sintetizar la diversidad de la experiencia humana. El tren abandona lentamente San Petersburgo, ahora Leningrado. En el triste y polvoriento vagón de tercera, pasajeros cabizbajos no se atreven a hablar entre sí, ni siquiera para comunicarse su lugar de destino; la delación es moneda corriente.


Lenin había muerto en 1924 con la amarga certeza de quién era Iosef Stalin. "(...) El camarada Stalin ha concentrado en sus manos un poder inmenso y no estoy seguro de que en todo momento sabrá utilizarlo con prudencia. Es demasiado brusco y ese defecto se hace intolerable en el cargo de secretario general". Lenin fue profético. En 1929, las famosas "purgas" recién comenzaban y Koba ("Inflexible", tal era el sobrenombre de Stalin) llega a saberlo todo. El tren atraviesa la noche interminable hacia un destino que se transformaría en siniestramente emblemático para el régimen. Bajo la luz macilenta, Bajtín, barba y bigotes recortados, frente amplia y pálida, sostiene entre las suyas la mano de su mujer. Con este viaje desaparecería para la vida civil rusa. Y lo sabía. Pero si de algo han dado testimonio amigos y discípulos es del estoicismo bajtiniano, de su inclaudicable sentido del humor, de su flemática paciencia para enfrentar la adversidad. Sólo una cosa podía desequilibrar su carácter reflexivo y pacífico: la falta de cigarrillos.


El exilio marca un antes y un después en la vida y en la obra de Bajtín. El Dostoievski sería su presentación en el mundo editorial y también su despedida. El destino de ese libro describe una simbólica simetría con el de su autor: si en 1929 su primera edición ayudó a salvarlo de una muerte física segura, la segunda, que aparecería en 1963, marcaría su redescubrimiento, impediría su muerte intelectual y lo lanzaría al reconocimiento internacional. A fines de los '50, una nueva generación, que había leído ávidamente el Dostoievski, descubriría con estupor que su autor, sobre el que circulaban diversas leyendas —entre otras que no existía, que era un seudónimo colectivo—, vivía, casi completamente ignorado, en la periferia geográfica e intelectual de su propio país.


Diecisiete años atrás

San Petersburgo, invierno de 1913. La intelligentsia local, que es como decir la inteligencia rusa, arde en los cafés de moda y en los cabarets vanguardistas. El clima político radicalizado por la frustrada revolución de 1905 y la inminencia de la Primera Guerra Mundial galvanizan el aire, en el que se cruzan como flechas las encendidas defensas de los "ismos". El simbolismo pierde terreno mientras se levantan el acmeísmo de Anna Ajmátova y Ossip Mandelstam y el futurismo de Maiakovsky. Se leen manifiestos; el del futurismo iconoclasta fue llamado "una bofetada en la cara del gusto del público". Bajtín tiene dieciocho años, ya ha cursado un año universitario en Odessa y acaba de ingresar en la Facultad de Historia y Filología Clásicas. Los años universitarios de Bajtín coinciden con la Primera Guerra Mundial y la Revolución de 1917, años de fructífero caos.


En la facultad, Mijail frecuenta a los formalistas, los aliados más cercanos de Maiakovsky. Años después, serían sus oponentes frontales en la elaboración de su teoría del texto. En San Petersburgo, comparte un cuarto de estudiantes con su hermano mayor. Nikolai, extravertido y temperamental, reúne todas las condiciones para ser admirado por su hermano menor: es brillante, tiene carisma, como toda esa generación
—incluido su hermano— es de una precocidad desconcertante, y ya posee una sólida formación filosófica y literaria. Pocos años atrás, en la época del colegio secundario de Vilno, Nikolai lideraba a sus compañeros: se escurrían a medianoche al laboratorio a cantar "La Internacional", escribían poesía revolucionaria, leían a Nietzsche, a Kierkegaard, a Baudelaire, a Kant.


En San Petersburgo, los hermanos Bajtín comparten la fiebre de esos días en los que las vanguardias desafían a una compleja tradición. Lo que generosamente brinda la intelligentsia rusa en dos décadas, provocará largas y complejas consecuencias en el pensamiento europeo del siglo XX. Derivaciones conceptuales de los que Bajtín "está pensando" en esos años, reaparecerán en la estética de la recepción de la escuela de Tartu, en Lacan, y en la pragmática, teoría lingüística que anticipa la crítica al estructuralismo francés de los 60. Si bien los dos hermanos frecuentan estas reuniones fervorosas, la inclinación natural de Mijaíl al pensamiento y la filosofía lo lleva a la Sociedad Filosófico-Religiosa de San Petersburgo donde, sin tener que ver con la teología, la discusión se centraba en un problema de base para la futura definición de un imperio anacrónico y tambaleante: el enfrentamiento entre rusófilos e internacionalistas. Amante de la tradición rusa, Bajtín sentía al mismo tiempo el interés urgente de abrirse al europeísmo. Rusia se desentumecía de su largo sueño medieval para producir en veinte años el Renacimiento que nunca había tenido.


Sólo tres años atrás, en 1910, había muerto Tolstoi, quien supo ver como nadie los cambios que se gestaban. Sin embargo, a Tolstoi lo horrorizaba la idea de una revolución sangrienta, creía fervientemente en el cristianismo y que todo podía cambiarse "desde el corazón de los hombres". Gandhi, que fue su discípulo epistolar, pudo, al menos en parte, cumplir el sueño tolstoiano de la no-violencia.


Pero en Rusia, siglos de sometimiento y hambre de los campesinos conducían inexorablemente al cambio violento. A la Revolución de 1917 siguió la guerra civil. El conflicto separó ideológicamente a los hermanos: Nikolai se unió al ejército blanco zarista; cuando los vencieron, abandonó Rusia para siempre. Fue marino en el Mediterráneo y una noche de borrachera, en Constantinopla, se unió a la Legión Extranjera. En 1930 aparece en París donde, azarosamente, descubre el libro de Mijail sobre Dostoievski. En 1932 está en Cambridge, haciendo amistad con Wittgenstein. Para que se cumplan las simetrías, Wittgenstein pasaba por un momento fuertemente tolstoiano. Siguiendo las enseñanzas del escritor sobre la humildad, se van a vivir juntos a un barrio obrero de Londres. En 1950, Nikolai muere en Inglaterra sin saber que su hermano vivía, convencido de que había perecido en las purgas stalinistas.


En Rusia, el invierno de 1918 fue feroz; no había alimentos, no había combustible, no había leña. En los departamentos se quemaban los muebles, después los libros y, finalmente, el parquet. Si bien la reacción de los intelectuales ante la revolución no fue ni mucho menos homogénea, en medio de las penurias continuaba una atmósfera de euforia milenarista; la vida intelectual se enriqueció con la suma de los escritores, músicos y pintores judíos que antes de la revolución eran discriminados. Pronto hubo una emigración de San Petersburgo a ciudades de provincia, donde el clima político era más tranquilo.


Como muchos de sus compañeros, Bajtín pasa a vivir en Nevel y luego en Vitebsk, donde formaría, con Pumpiansky, Yudina y Kagan y posteriormente Voloshinov y Medvedev, el llamado "círculo de Bajtín". Allí también, Mijail conocería a Elena Alexandrovna Okolovich, con quien se casa en 1921. Había motivos para que, más allá de la devoción mutua que se profesaron, Elena fuera la persona capital en su vida. Por un lado, los cuidados de una dolorosa enfermedad que terminaría con la amputación de una pierna; por el otro, el talento nulo de su marido para la vida práctica. Bajtín era excéntrico, humorístico y un charlista incansable sin ninguna pretensión sobre el nivel intelectual de su interlocutor, pero odiaba atender el teléfono, se negaba a escribir y contestar cartas; le gustaban los aspectos "teatrales" de la vida, rodearse de gente peculiar, a la que le divirtiera hacer bromas y disfrazarse. Sus amigos desesperaban: era una lucha arrancarle un manuscrito para llevarlo a imprenta. Bajtín desconfiaba de todo lo que hubiera dejado de estar "en proceso", de lo que no estuviera abierto a la corrección o a un nuevo aporte. En esos años, trabaja en su filosofía del lenguaje, en un texto fundamental sobre la relación entre el autor y el héroe, en una teoría de la literatura basada en la intertextualidad y en una serie de artículos y monografías centrados en dos temas eje de su obra: ética y responsabilidad.


En Nevel y en Vitebsk, los intelectuales en medio de un clima de "cambio total" generaron una cantidad de actividades que hoy asombran. Menciono, como curiosidad, los "juicios" a los que escritores críticos y lectores sometían a los personajes literarios. Como "abogado defensor" Bajtín fue muy popular: ganó

todos en los que se presentó. Uno de ellos fue la defensa de Katerina Maslova, el personaje de  Resurrección, de Tolstoi. Lo asombroso no era la organización de estas actividades, imbuidas del espíritu revolucionario de una cultura para todos; lo asombroso era la cantidad inaudita de público que acudía. Había que habilitarpasillos y escaleras horas antes de que comenzara el debate. Para estos tópicos y para otro, muy popular en esos días y caro a los rusos, la existencia de Dios, directamente no había localidades.


Poco después, los Bajtín regresan a San Petersburgo. En medio de los puestos burocráticos o académicos que sus amigos logran conseguir, Bajtín queda al margen. Su incansable energía intelectual no condecía con su carácter: Nada más alejado del frenesí de la década que este hombre necesitado de su sofá, de sus incesantes cigarrillos, de sus continuas tazas de té fuerte y de la calma para pensar.


A pesar de todo, Bajtín era un hombre "que no le seguía el paso a la época", más parecido a un filósofo de cámara, a un Martin Buber (de quien se consideraba discípulo) que a un inquieto activista de la cultura. Para ayudarlo, le organizan conferencias: la entrada equivalía al valor de un boleto de tranvía. Atrincherado en su mundo privado, Bajtín publicó libros bajo los nombres de sus amigos discípulos Medvedav y Voloshinov y siguió escribiendo. En sus cajones dormía el largo artículo de 1919: “La arquitectónica de la responsabilidad”. El concepto de responsabilidad que Bajtín desarrolla en relación con la ética es sorprendentemente cercano al del existencialismo; se anticipa ocho años a Ser y tiempo de Heidegger y en décadas a El ser y la nada, de Sartre. No se trata de magnificar a Bajtín ni de destacar influencias imposibles (su ensayo se publicaría recién en 1979), sino de ubicarlo en una constelación de hombres que, alejados en el espacio y en el tiempo, pensaron respuestas confluyentes para interrogantes que marcaron el siglo.

Terminaba la década del veinte, muchas cosas habían cambiado. Bajtín es arrestado, condenado a prisión y enviado a Siberia.


Siberia Occidental, 1936
Como le habían dicho a Elena al abordar el tren, en Kustanai el clima es severo. A los 18 grados bajo cero de promedio en invierno se sumaba el terrible buran. Soplaba con tal fuerza que los habitantes del pueblo tenían que aferrarse a los cables tendidos en las bocacalles para que no los volara. Bajtín tiene la enseñanza prohibida: ni filosofía ni literatura. Pronto su capacidad es requerida para tópicos más prácticos: una conferencia para los almaceneros de ramos generales. Después, clases de contabilidad para los campesinos de los koljoz. Se reúnen multitudes en los enormes galpones. Sin perder su proverbial calma, Bajtín enseña teneduría de libros, de paso, habla de literatura y recita a Pushkin.


Entre sus alumnos están los rudos campesinos que forman la Guardia Roja local, a la que el maestro debe reportarse una vez a la semana. Indudablemente, eran tiempos poco propicios para el travestismo social, la obscenidad desbocada o el cambio de roles, temas centrales de su monumental  Rabelais, desarrollado en su vida invisible y cuyo primer capítulo trata de la historia de la risa. En su vida visible, publica en el Comercio soviético, el único escrito suyo que en esos años conoce la prensa, "Experiencias basada en un estudio de demanda entre los trabajadores de los koljoz".  Bajtín tuvo pleno contacto con lo que se llamó la "colectivización".


El dato no es anecdótico. La colectivización en el trabajo se extendió a la unificación de lenguajes y costumbres de un país marcado por diferencias étnicas de todo tipo. Más todavía, desde hacía un par de años se recomendaba a los escritores un método literario que se llamó "realismo socialista". Su convencionalización, sus pautas estandarizadas, su "programa" están en las antípodas de la teoría que Bajtín escribe a contrapelo: "El discurso en la novela", en el que explora de qué modo diferentes épocas se representaron a sí mismas en el género más maleable de la literatura. Términos tales como "lenguaje unificado", "géneros oficiales", "canonización del sistema ideológico" que aparecen en ese texto, no fueron, en 1934, elegidos inocentemente. El requerimiento oficial de mostrar un héroe positivo, ideológicamente correcto, se da de patadas con su compleja formulación de la construcción del personaje; de un verosímil que refleje el mundo imperfecto, incompleto, impredecible: el de la vida humana. Sin embargo, la idea de un lenguaje narrativo accesible que sirviera, además, para educar al pueblo, le interesó tanto a Bajtín que le dedicó un libro. Lo que ocurrió con el manuscrito es digno de mencionarse. En 1941 la Unión Soviética entra en la Segunda Guerra Mundial. La pobreza es extrema.


Bajtín tenía tabaco pero no papel: armó sus cigarrillos con el original y se fumó su ensayo sobre la novela de educación. Esto ya es leyenda e, inesperadamente, al otro lado del mundo y de la ideología, Paul Auster no quiso perdérselo: hay una cita de esta anécdota en su película Cigarros. A fines de los 40 y en los 50,
Bajtín accede a puestos no demasiado notorios de enseñanza, en ciudades periféricas de la capital. Los años finales, ya sin Elena, los pasa en un pequeño departamento de Moscú.


¿Puede un hombre situarse al costado de su tiempo, dejando a un lado circunstancias extremas y condicionamientos de censura y, desde allí, pensar? Bajtín pudo hacerlo. Fue un espíritu libre y una de las inteligencias más profundas del siglo XX. Moral e intelectualmente desprejuiciado, nada ni nadie pudo impedir a este hombre modesto hacer aquello para lo que estaba inusualmente dotado: pensar. Y Bajtín pensó a favor de los vientos que cambiaron su época. Pensó una filosofía libre, en la que contradicción y

heterogeneidad forman parte de la existencia humana y pasan a formar parte

ineludible de su representación estética..


Aunque los tuvo al final de su vida, no necesitó ni reconocimiento ni celebridad. Desde la perspectiva bajtiniana el deseo de originalidad parece fútil; la creatividad es, en última instancia, anónima. Es decir, colectiva. Nadie puede pensar solo, ni descubrir ningún camino si no es en diálogo con el otro.


Bajtín muere en Moscú el 7 de marzo de 1975.

Primer parcial: contenidos

SAUSSURE
semiología
lengua y habla
sistema
el signo linguistico
arbitrariedad-linealidad. muta e inmutabilidad
valor y relaciones
BENVENISTE
signo semiológico
doble significancia
lengua como interpretante
BARTHES
signo semiológico
denotación y connotación
metalenguaje
PEIRCE
semiótica
conocimiento y signo
semiosis infinita
clasificación de los signos: segunda tricotomía
BAJTIN
lenguaje y esferas de actividad
géneros discursivos
el enunciado como unidad de la comunicación

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Pautas para preparar y rendir el examen parcial escrito

A) Preparación previa al examen

1. Leer los textos con suma atención. Volver hacia atrás (releer) si algún concepto o párrafo no fue entendido. En caso de ser necesario, recurrir a un diccionario de linguistica, semiología, ciencias humanas o a alguna otra fuente bibliográfica, incluso a este blog. Contestar por escrito las preguntas de la guía de estudio. Chequear en clase las respuestas realizadas, así como comentar con los compañeros de comisión las respuestas llevadas a cabo.
2. No se debe estudiar únicamente de los apuntes de clase ni de resúmenes, y menos aun de los de un compañero o los que figuran en páginas web, sino que debe estudiarse de la bibliografía indicada, puesto que los apuntes y resúmenes representan solo una parte del proceso de estudio.
3. Si se busca información adicional en la web, siempre conviene chequear con otras fuentes el contenido obtenido. No todo lo que en ella circula es de origen confiable en términos académicos.

B) Durante el desarrollo del examen

1. El parcial debe escribirse en negro o azul. Los demás colores se utilizan para la corrección del docente.
2. Al inicio del examen deben colocarse ciertos datos en la primera hoja: apellido, nombre, comisión, docente, nombre de la materia, nº de parcial, tema, fecha. Esta información debe diferenciarse del resto del escrito. En el resto de las hojas, consignar solamente apellido y nombre.
3. Leer atentamente las consignas. Prestar atención a los verbos introductorios como: desarrollar, explicar, comparar, resumir, ejemplificar, etc. ya que no son sinónimos, cada uno de ellos supone un tipo de respuesta diferente.
4. Numerar las páginas entregadas, por ejemplo: 1/3, 2/3, 3/3. Si es posible, abrocharlas. La última página debe firmarse con aclaración.
5. Responder solo lo que la pregunta solicita. No responder por “nombre del autor”, es decir, no escribir, por ejemplo, todo lo que se sabe de Roland Barthes, sino limitarse a lo solicitado en la consigna. Si la respuesta no contiene lo solicitado, por más que el contenido sea correcto se podrá considerar la respuesta como “no pertinente”.
6. No utilizar abreviaturas, salvo las que estén convencionalizadas, como por ejemplo: etc.
7. No responder solo con gráficos, cuadros sinópticos o flechas. Estos no reemplazan al texto, simplemente lo ilustran.
8. Cada respuesta es un texto autónomo, es decir, debe poder leerse y comprenderse fuera del contexto parcial. No debe necesitar su consigna para entenderse. Por ejemplo: ¿Cómo fundamenta Peirce la necesidad de abordar el estudio del signo desde una perspectiva ternaria? Respuesta: “Peirce fundamenta la necesidad de abordar el estudio del signo desde una perspectiva ternaria explicando que…”
9. Las respuestas deben tener una estructura mínima: introducción, desarrollo y conclusión. En el ejemplo anterior, ese fragmento constituye la introducción de la respuesta. La conclusión se anuncia frecuentemente con un conector. Por ejemplo: “Por último, puede afirmarse que…”
10. Cuidar la sintaxis, la ortografía y la puntuación (las dificultades en estos aspectos no se calificarán con descuento de puntos). Se recomienda construir oraciones breves para obtener mayor claridad, ya que permiten organizar mejor el texto.
11. Respetar el uso de las mayúsculas.
12. La prolijidad y la legibilidad garantizan una buena comunicación y por lo tanto un buen parcial. Constituyen la “carta de presentación” del estudiante universitario.

C) Después del parcial, después del cuatrimestre

1. Recordar en qué cuatrimestre de qué año se cursó la materia y con qué docente.

El diálogo pedagógico pensado desde Bajtín

 Para el linguista ruso Mijail Bajtín., el hombre debe ser garante y responsable de sí mismo, ya que cada yo ocupa un tiempo y un espacio únicos. La ética bajtiniana se vincula con el acto mismo de vivir y convivir; por ello se le denomina ética dialógicacuyo postulado central reposa en la triada yo para mí - otro para mí - yo para otro, como afirma Tatiana Bubnova.


La ética se entiende como filosofía de la vida, porque no parte de un principio abstracto, sino vivenciado, que coloca al hombre en relación con el mundo. «La ética no está basada en principios abstractos sino en el patrón de los hechos reales que ejecuto en el suceso que es mi vida. Mi yo es ese que por tal ejecución responde a otros yo y al mundo desde el lugar y tiempo únicos que yo ocupo en mi existencia», plantea Clark.

"La metafísica de la presencia", según Tatiana Bubnova, lleva a un salir de sí al hombre para ubicarse en el lugar del otro. «La forma como yo me constituyo es por medio de una búsqueda. Voy hacía el otro para regresar con un sí mismo. Yo "vivo dentro" de una conciencia del otro, veo el mundo a través de los ojos de ese otro», sostiene Clark. Pero, a su vez, lo enriquezco con mi propia mirada sobre el mundo, porque desde mi propio tiempo y lugar veo lo que el otro no ve. En palabras del escritor José Saramago: «es necesario salir de la isla para ver la isla, que no nos vemos si no nos salimos de nosotros».

Bajtín señala que «así como el problema de conocer las cosas se soluciona al encontrar los términos que nos permiten ver el mundo, de la misma forma, el problema de conocer el yo se soluciona aprendiendo a visualizar mi yo», afirma Clark.

El concepto evasivo del yo del sujeto moderno es recuperado por Bajtín desde la categoría de la alteridad. Con él descubrimos el carácter parcial de nuestra mirada frente a nosotros mismos y al otro, pues está sujeta a un lugar y a un tiempo; de ahí deviene la importancia de la visión, del punto de vista y, por supuesto, de la metáfora de Saramago sobre la ceguera y por ende de la necesidad de emprender el viaje hacía "la isla desconocida", que no es otra cosa que el viaje hacía la interioridad.

Una pedagogía de hoy debe basarse en el reconocimiento de la otredad como fundamento del yo y en el respeto de la mirada del otro que completa mi mirada sobre sí mismo y el mundo. El diálogo pedagógico toma arraigo en ese reconocimiento y lo supone como requisito insistituible de su propia existencia.

La comunicación en la que se sostiene el quehacer pedagógico debe ir más allá de la transmisión de información para encontrarse en y con el otro, y esto sólo es posible cuando el otro revela su pensamiento y su individualidad. Cuando el diálogo que se establece entre el maestro y el alumno es verdadero, se supera el dogmatismo en aras de la construcción mutua del conocimiento. El espacio académico no puede ser unívoco; se debe fundamentar en la multiplicidad de voces que lo conforman y reconocer la complejidad que lo caracteriza; más aún, en el aquí y en el ahora de una sociedad que se debate entre múltiples fuerzas ideológicas y políticas. Una nueva concepción antropológica aplicada al proceso educativo debe partir del principio de interacción humana. 

Tal como plantea Todorov: «Es imposible concebir al ser humano fuera de las relaciones que le ponen en contacto con el otro».La relación entre los sujetos debe basarse en una ética de la comunicación que tenga como soportes el respeto y la confianza. El educador es en la medida en que descubra que su legitimidad está sancionada por la existencia del otro. Ser docente significa comunicar en el más profundo sentido del término; este quehacer se encuentra en la frontera con el otro.

La misión del educador, por tanto, debe partir del respeto de la autonomía del otro. Para cumplir con su labor pedagógica, el maestro debe encarnarse en el otro y ver con el otro. La premisa fundamental de la acción comunicativa es la discusión académica que hace propicio el diálogo y la escucha del otro.

(adaptado de "Las voces del otro" por  Blanca Inés Goméz y Myriam Castillo Perilla)


Y respecto del diálogo universitario, otra reflexión:

No hay preguntas tontas, ni respuestas definitivas

Paulo Freire, pedagogo brasileño

Para pensar BAJTIN (II)

respecto de la íntima relación entre lenguaje y vida



La vida también es un relato de todo lo que no sucede: la lluvia que no llega, la planicie quieta del alma, los sonidos que no componen palabra alguna, cada uno de los misterios que jamás develaremos. Aquello que somos se reparte entre lo muy visible y lo demasiado secreto. También lo que nadie ve, lo que no está dirigido a nadie, lo que no está expuesto, nos hace quienes somos. El relato de nuestra vida está hecho de una ausencia completamente nuestra.

domingo, 22 de septiembre de 2013

Para pensar BAJTIN

respecto de la íntima relación entre lenguaje y vida

una peli francesa de Godard (Vivir su vida)
http://www.youtube.com/watch?v=pmVHKqOA8C4

sábado, 21 de septiembre de 2013

Bajtín y el lenguaje dialógico

Afirma Bajtín que...

(...) uno mismo es la persona menos indicada para percibir en sí mismo la totalidad individual...

Una cosa es ser activo en relación con una cosa muerta, un material sin voz que puede ser modelado y formado de cualquier manera, y otra cosa es ser activo con respecto a una conciencia ajena viva y equitativa.

La actividad dialógica constituye una actividad interrogante, provocadora, contestataria, complaciente, refutadora, etc., es decir, una actividad que no es menos activa que la actividad concluyente, cosificante, la que explica causalmente y mata, la que hace callar la voz ajena. Aquí el caracter dialógico del lenguaje es ahogado o disimulado por un uso de carácter autoritario y monológico. 

El diálogo nunca concluye la voz ajena por su cuenta, es decir, desde la otra conciencia, la suya. Es en el diálogo donde ese otro que me constituye con su palabra y su mirada, se reconoce tanto en las afinidades como en las fecundas disidencias.

BAJTIN / Géneros discursivos: un ejemplo de clasificación

Géneros discursivos secundarios o complejos

CLASIFICACION DE TEXTOS
Entre las muchas clasificaciones existentes, se pueden distinguir diferentes tipos de textos según qué prácticas discursivas se llevan a cabo.

Este criterio permite distinguir, por ejemplo, entre una orden militar, un anuncio publicitario, una conversación telefónica, o un sermón en la iglesia. De acuerdo con este criterio, una clasificación convencional de los textos puede ser la siguiente:

• Textos científicos: son los que producen en el contexto de la comunidad científica, con la intención de presentar o demostrar los avances producidos por la investigación. Géneros típicos de este tipo son: la Tesis doctoral, la Memoria de Licenciatura, el Artículo científico o la Monografía científica. También son textos científicos, aunque de transmisión oral, la Conferencia, la Ponencia o la Comunicación (tipo de texto)

• Textos administrativos: son aquellos que se producen como medio de comunicación entre el individuo y determinada institución, o entre instituciones, o entre las instituciones y los individuos. Se trata de textos altamente formalizados, con estructuras rígidas y que frecuentemente tienen una enunciado función performativa. Géneros administrativos típicos son: el certificado, el saludo, la instancia o el boletín oficial.

• Textos jurídicos: son los textos producidos en el proceso de administración de justicia. Aunque son un subtipo de los textos administrativos, por su importancia y sus peculiaridades los textos jurídicos suelen considerarse y estudiarse como un grupo independiente. Ejemplos de textos jurídicos son: la sentencia, el recurso o la ley.

• Textos periodísticos: todos los textos susceptibles de aparecer en el contexto de la comunicación periodística. Suelen subdividirse en "géneros informativos" (que tienen por función transmitir una determinada información al lector) y "géneros de opinión" (que valoran, comentan y enjuician las informaciones desde el punto de vista del periodista o de la publicación). Entre los primeros, los fundamentales son la noticia y el reportaje; entre los segundos, el editorial, el artículo de opinión, la crítica o la columna.

• Textos humanísticos: aunque se trata de un tipo de texto difícilmente definible, se clasifica como "textos humanísticos" a aquellos que tratan algún aspecto de las ciencias humanas: Psicología, Sociología, Antropología, etc. desde el punto de vista propio del autor, sin el nivel de formalización de los textos científicos. El género típico de este tipo es el ensayo.

• Textos literarios: son todos aquellos en los que se manifiesta la función poética, ya sea como elemento fundamental (como en la poesía) o secundario (como en determinados textos históricos o didácticos). Son géneros literarios: la poesía, la novela, el cuento o relato, el teatro y el ensayo literario (incluidos los mitos). Se clasifican en: narrativo, líricos, y dramáticos.

• Textos publicitarios: es un tipo de texto especial, cuya función es convencer al lector acerca de las cualidades de un artículo de consumo, e incitarlo al consumo de dicho artículo. Esta necesidad de atraer la atención del lector hace que el texto publicitario emplee generalmente recursos como la combinación de palabra e imagen, los juegos de palabras, los eslóganes o las tipografía llamativas. El género publicitario fundamental es el anuncio.

• Textos digitales: textos cuya aparición ha sido provocada por las nuevas tecnologías, dando lugar a textos inexistentes en el mundo analógico y que presentan sus propias características. Algunos ejemplos de estos tipos de texto son: los blogs, los SMS, los chat, las páginas web, los tweets, los microbloggings, etc.

ODA A LA PRIMAVERA

ODA A LA PRIMAVERA

Primavera temible, rosa loca,
llegarás, llegas imperceptible, apenas
un temblor de ala, un beso de niebla con jazmines,
el sombrero lo sabe, los caballos, el viento
trae una carta verde que los árboles leen
y comienzan las hojas a mirar con un ojo,
a ver de nuevo el mundo se convencen,
todo está preparado, el viejo sol supremo,
el agua que habla, todo, y entonces
salen todas las faldas del follaje,
la esmeraldina ,loca primavera,
luz desencadenada, yegua verde,
todo se multiplica , todo busca
palpando una materia que repita su forma,
el germen mueve pequeños pies sagrados,
el hombre ciñe el amor de su amada,
y la tierra se llena de frescura,
de pétalos que caen como harina,
la tierra brilla recién pintada
mostrando su fragancia en sus heridas,
los besos de los labios de claveles,
y la marea escarlata de la rosa.
¡Ya está bueno!

Ahora, primavera, dime para qué sirves
y a quién sirves.
¡Dime si el olvidado en su caverna
recibió tu visita,
si el abogado pobre en su oficina
vio florecer tus pétalos sobre la sucia alfombra,
si el minero de las minas de mi patria
no conoció más que la primavera negra
del carbón o el viento envenenado
del azufre!

¡Primavera, muchacha, te esperaba!
¡Toma esta escoba y barre el mundo!
Limpia con este trapo, las fronteras,
sopla los techos de los hombres,
escarba el oro acumulado y reparte
los bienes escondidos,
ayúdame cuando ya el hombre
esté libre de miseria, polvo, harapos,
deudas, llagas, dolores, cuando
con tus transformadoras manos de hada
y las manos del pueblo, cuando sobre la tierra
el fuego y el amor toque tus bailarines
pies de nácar,
cuando tu, primavera, entres
a todas las casas de los hombres,
te amaré sin pecado, desordenada dalia,
acacia loca, amada, contigo, con tu aroma,
con tu abundancia, sin remordimiento,
con tu desnuda nieve abrasadora,
con tus más desbocados manantiales,
sin descartar la dicha de otros hombres,
con la miel misteriosa de las abejas diurnas,
sin que los negros tengan que vivir apartados
de los blancos,
adelante, trabajaremos juntos
en la futura y pura fecundidad florida.

Pablo Neruda

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Mijail BAJTIN

Este linguista ruso elabora una teoría sobre el carácter dialógico del lenguaje en un intento por fundar una linguística del habla, internándose en un objeto de estudio que Saussure no abordó. Para ello produce la noción de enunciado, limitado por su género de discurso, siempre orientado hacia un interlocutor y atravesado por valoraciones histórico-ideológicas. De esto se desprende una teoría de las relaciones humanas, para la cual es la mirada del otro la que otorga sentido a la propia existencia de un sujeto y la completa. En el diálogo, la voz de ese otro constituye a su semejante a través de la palabra propia, configurando una mirada donde el sujeto se reconoce en el otro tanto en las afinidades como en las disidencias. Bajtín plantea que el carácter dialógico del lenguaje puede ser ahogado o disimulado por un uso de carácter autoritario y monológico.

Los discursos que se producen cotidianamente en cada situación de la vida están configurados por ciertas pautas generales socialmente establecidas que forman tipos de discursos. A estos tipos generales Bajtín los denomina "géneros discursivos" definidos como conjuntos estables de enunciados que dependen de cada esfera de la actividad humana, caracterizados por una composición, estructura u orden del material discursivo, un estilo o recursos gramaticales y léxicos y un tema o contenido. En otros términos, cada esfera de la praxis produce un uso concreto de la lengua, con tipos estables de enunciados que al encadenarse entre sí, conforman la discursividad.

Bajtín clasifica a los géneros en simples o primarios, cuando se trata de comunicaciones directas, espontáneas y presenciales como las cotidianas (conversaciones familiares, diálogos de trabajo); y géneros compuestos o secundarios cuando la comunicación es indirecta, requiere de tecnología y el discurso se reelabora mediante la utilización de géneros primarios (conferencia, novela, investigación científica, medios masivos).

Este autor plantea que el signo no sólo refleja un sentido sino que refracta sentidos, es la “arena” donde transcurre el combate social entre intereses económicos y culturales. Una palabra viva no es un sonido-lugar en una estructura, un hecho de la lengua: las palabras no son neutras y sin connotación afectiva, moral o política, sino que constituyen hechos del habla, parte del torrente de la vida. Para Bajtín, a diferencia de Saussure, el signo no es una abstracción definida por una posición y diferencia asociado a un fonema, sino un hecho material, concreto e histórico.

Calendario académico

viernes 20
M. Bajtín

martes 24
M. Bajtín

viernes 27
repaso parcial

martes 1
primer parcial

sábado, 14 de septiembre de 2013

PEIRCE: guía de lectura y estudio. Módulo I

pág. 74: 2.227 y 2.228

pág. 75: 2.230

pág. 76: 2.231 y 2.232

pág. 77: 2.274, 2.275 y 2.276

pág. 78: 2.279, 2.280 y 2.281

pág. 79: 2.282

pág. 80: 2.285, 2.286 y 2.287

pág. 81: 2.288 y 2.289

pág. 82: 2.290, 2.291, 2.292 y 2.293

pág. 84: de 2.298 hasta 2.303 (inclusive)

pág. 85: 2.304, 2.305

pág. 86: 2.306, 2.307 y 2.308

viernes, 13 de septiembre de 2013

¿quién fue PEIRCE?

Dr. House y Ch. Peirce

De House a Peirce, aventuras de una mente brillante

Desde el filme Sherlock Holmes –y su fuente, las novelas de Conan Doyle– hasta la serie televisiva Dr. House, ponen en escena a protagonistas avezados en la lectura de ciertos indicios, ya sean huellas o síntomas. Esa peculiar forma de llegar a la verdad fue objeto de estudio de Charles S. Peirce, cuya teoría de los signos es clave para la semiótica.

por: Marcelo Pisarro

CONJETURAS.

Tanto House como Sherlock Holmes se valen de ellas en sus razonamientos.

La respuesta al siguiente interrogante podría buscarse en "Pierre Menard, autor del Quijote", el cuento de Jorge Luis Borges: ¿cómo leer, o como reescribir, a Sherlock Holmes después de Gregory House?

La última versión cinematográfica de Sherlock Holmes (2009), dirigida por Guy Ritchie, parece por momentos (muchos momentos) una versión decimonónica de la serie de televisión House M.D. (2004). 

Se argumentará que Holmes es anterior a House, y eso es cronológicamente incuestionable, pero a su vez Holmes es posterior a House, y esto es gramaticalmente cierto. De otra manera: aunque Jack Bauer y Jason Bourne son posteriores a James Bond, las últimas dos películas de la saga de 007 (Casino Royale y Quantum of solace, de 2006 y 2008) no pueden ser leídas sin la serie 24 ni la trilogía de Bourne.

Escribió Borges, sobre Pierre Menard: "Las cláusulas finales –ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo por venir– son descaradamente pragmáticas". Lo son, y por eso vale recordar que por detrás de Holmes y de House, y también por delante de ambos, hay un señor llamado Charles Sanders Peirce. El semiólogo húngaro Thomas A. Sebeok comenzó su libro de 1980, You know my method. A juxtaposition of Sherlock Holmes and C. S. Peirce, con una doble cita. Holmes: "Yo nunca hago conjeturas". Peirce: "Debemos conquistar la verdad mediante conjeturas, o no la conquistaremos de ningún modo"
.
Está claro que Holmes, y también House, conjeturan todo el tiempo. Lo interesante es que acierten tan seguido. La diferencia con Peirce es que si bien éste hacía conjeturas, también hacía conjeturas acerca del funcionamiento de las conjeturas. Holmes y House dicen: "Tiene una mancha de barro en el pantalón, ¡estuvo en el cementerio!". Peirce, en cambio, desarrolló un modelo teórico para explicar cómo una mancha de barro puede convertirse en índice de una visita al cementerio: cómo se convierte en signo.
Peirce fue un pensador asombroso. Su obra es compleja, heteróclita, erudita e inacabable. Hablar sobre ella "en resumidas cuentas" supone predicar a conversos. Y aún quienes se especializan en su obra, poco saben sobre sus avatares personales. ¿Y cómo leer la biografía de Peirce después de Gregory House? Al echarle un vistazo, nadie dudaría en llamar a Robert Downey Jr. para que lo interprete en la pantalla grande.

Tuvo una vida zigzagueante, marcada por malas decisiones y por una peor suerte. Fue un niño prodigio interesado en la química que leía a Richard Whately; creció en un hogar de académicos prestigiosos y ni toda su influencia pudo mantenerlo por la buena senda. Estudió geodesia, medicina, matemática, lógica, meteorología, astronomía, fotometría; abrazó a Kant, Schiller, Stöckhardt, Leibniz. Inventó el pragmatismo norteamericano, o eso se cree.

Emprendía negocios que siempre fracasaban, apoyaba la esclavitud, era zurdo, divorciado, racista. Fue un "ñoqui" estatal y lo echaron de casi todos lados. Bebía compulsivamente, era adicto a la cocaína y la morfina. Cada tanto estaba escapándose de la policía o de sus prestamistas.

Fue un bon vivant que amó la buena vida; también durmió en la calle y comió de los cubos de la basura. Editó un solo libro, Investigaciones fotométricas; terminó otros dos, inéditos. Publicó unos 75 artículos y una cantidad similar de recensiones; escribía por dinero, casi siempre escaso o mal invertido. El resto de su obra son manuscritos que, de publicarse, llenarían decenas de volúmenes. Hace casi un siglo que se intenta reunir y ordenar estos papeles, sin mayor progreso; algunos fueron recopilados en los ocho tomos de Collected Papers (los primeros seis se publicaron entre 1931 y 1935, los otros dos en 1958). Pasó sus últimos años en la pobreza, olvidado por las academias, enfermo y escondido de sus acreedores. Cuando murió, su esposa vendió los manuscritos a la Universidad de Harvard por quinientos dólares para comprar un cajón donde enterrarlo.

Y a pesar de todo, Peirce se las ingenió para trazar uno de los proyectos intelectuales más ambiciosos de la modernidad: una teoría del conocimiento fundada en una teoría general de los signos.

Predicando a conversos

La amplitud de la obra de Peirce no fue sólo reflejo de las corrientes intelectuales de época (el evolucionismo, el positivismo científico) ni de su incesante búsqueda del próximo plato de comida. En Signo, su libro de 1973, el semiólogo Umberto Eco escribió: "Ahora empezamos a comprender de qué debe tratar un libro sobre el concepto de signo: de todo". Algo que Peirce comprendía ya por entonces. No se puede pensar ni conocer sin signos. No hay vida social sin signos.

La meta de Peirce era entender cómo pensamos. Para ello se valió de una exhaustiva sistematización de las ideas, a las que encuadró en tres categorías: primeridad, segundidad, terceridad. Las ideas que entran en la categoría de primeridad son posibilidades, cualidades abstractas, "meras apariencias". A la segundidad corresponden los eventos singulares concretos, la "realidad bruta" de las cosas y los hechos. La terceridad incumbe a la representación, el orden de la razón, la ley, el hábito: el signo.

Tradicionalmente el signo se definía como una relación entre dos elementos: el signo y aquello a lo que el signo refiere. Peirce propuso un signo conformado por tres soportes (del inglés subject), que son asimismo signos. A los dos elementos existentes agregó un tercero: el interpretante. Atrás quedó la "fantasía" de Aristóteles, la "impresión" de los estoicos, la "representatio" o el "phantasma" de los escolásticos, la "imaginación" de Descartes, la "aprehensión sensible" de Spinoza, la "correspondencia" de Leibniz, la "aprehensión general" de Kant. Fue un borrón y cuenta nueva, aun cuando la noticia pasó inadvertida durante décadas. La lógica, decía Peirce, es otro nombre de la semiótica, y la semiótica tiene como objetivo el estudio de la semiosis. La semiosis es el instrumento que posibilita el conocimiento, es donde se construye la realidad de lo social. Se trata de un proceso triádico de inferencia mediante el cual a un signo (representamen) se le atribuye un objeto a partir de otro signo (interpretante) que remite al mismo objeto (que es también un signo). Este proceso es, por definición, infinito.

La semiosis está presente en todos lados, en todo momento. Como escribió el semiólogo Eliseo Verón, toda producción de sentido es social y todo fenómeno social produce sentido. Los signos no son artimañas conceptuales o imágenes acústicas que sólo están en la cabeza de la gente (como se creyó durante buena parte del siglo XX, cortesía de la tradición saussureana); son cosas empíricas, concretas, que pueden identificarse y estudiarse. Pueden ser vistos, oídos, tocados, percibidos. Caso contrario, Holmes y House perderían sus empleos.

Nacido para perder

Charles Sanders Peirce fue nieto del senador Elijah Hunt Mills y su padre, Benjamin Peirce, fue el matemático norteamericano más importante del siglo XIX. Clichés de niño prodigio: a los once escribió una historia de la química; a los doce ya tenía su propio laboratorio; a los trece cayó en sus manos Lógica de Wately, y se pasó los siguientes años dedicando dos horas al día a memorizar Crítica de la razón pura de Kant. Graduado en Harvard, y por influencia de su padre, trabajó como investigador científico en el Instituto Oceanográfico y de Geodesia durante tres décadas.

Entre 1861 y 1865 tuvo lugar la Guerra de Secesión. La familia Peirce tenía sólidos lazos con el sur, creía que la esclavitud estaba bien argumentada. En 1908 Charles S. Pierce escribió a la filósofa inglesa Victoria Welby-Gregory: "Puesto que soy un pragmatista convencido en materia de semiótica, es natural que nada me parezca tan ingenuo como el racionalismo, y que crea que el destino en política no puede darse con mayor plenitud que en el liberalismo inglés. El pueblo debería ser esclavizado; sólo los esclavizadores deberían practicar las virtudes que son indispensables para mantener su régimen". De hecho, Peirce solía apelar al siguiente silogismo para ilustrar la deficiencia de la lógica tradicional: "Todos los hombres son iguales en sus derechos políticos. Los negros son hombres. Por lo tanto, los negros son iguales a los blancos en sus derechos políticos".

Viajó a Europa. Estudió el funcionamiento del péndulo y la aceleración de la gravedad; publicó Observaciones fotométricas en 1878. Entre 1879 y 1884 enseñó lógica en la Universidad Johns Hopkins; logró reunir sólo doce alumnos por clase. Fue su único contrato con una universidad y terminó cuando lo echaron abruptamente. ¿La causa? Zina –apodo de Harriet Melusina Fay– esposa de Peirce y famosa feminista, militaba a favor de que el adulterio fuera castigado con la pena de muerte. Peirce se divorció de ella en 1883, y a los dos días volvió a casarse con Juliette Annette Froissy, a quien le llevaba veinticinco años. Zina echaba humo por las orejas y en Hopkins decidieron ahorrarse el escándalo.

El trabajo de Peirce para el gobierno resultó funesto. Malgastaba los fondos de sus misiones científicas, descuidaba o rompía los instrumentos; en un viaje a París destinó buena parte del presupuesto a un sommelier que lo instruyó sobre la variedad Médoc. Sufría períodos de estrés y permanentes colapsos nerviosos; se iba de juerga en juerga. Su padre murió en 1880 y casi de inmediato se lo pasó a retiro por incompetente. Afrontó un juicio por malversación de fondos públicos, pero fue sobreseído.

Pragmatismo y después

El pragmatismo fue la primera corriente de pensamiento auténticamente norteamericana. Más allá de las discrepancias entre autores y líneas intelectuales, sus pilares son Peirce, William James y John Dewey. Y los tres coincidían en el Club Metafísico, fundado en 1872, donde se reunían intelectuales de las más destacadas familias bostonianas. Se examinaba a Platón, Hegel, Kant; se evadía la presión de los numerosos pastores protestantes devenidos en jerarcas universitarios. Los trazos generales del pragmatismo se encuentran en "Cómo clarificar nuestras ideas" y "La fijación de la creencia", artículos que Peirce presentó en el Club Metafísico y de cuyas discusiones –aseguró– se nutrió para escribirlos. Pero algunos estudiosos han puesto en duda la importancia de este club, un poco por la ausencia de registros y otro poco por el carácter exagerado de Peirce.

Padecía de neuralgia del trigémino y facial, enfermedad que produce dolor intenso en los nervios. Usaba morfina, cocaína y éter, y no tardó en volverse adicto; lo mismo sucedió con el alcohol. Encima era zurdo, y la zurdera estaba emparentada con la locura. Zurdo, divorciado, racista, borracho y arrogante: nada de eso lo ayudaba a encontrar empleo. "Peirce estaba siempre sin un centavo –lo describió el matemático Thomas Scott Fiske–, vivía en parte de préstamos de amigos y en parte de cualquier trabajo que conseguía, como escribir reseñas de libros. Era brillante, bajo la influencia del licor o de otra cosa".

Confiaba en que el siguiente negocio le traería fortuna inmediata. Intentó de todo: construir una planta de energía hidroeléctrica, comerciar un proceso de blanqueo de ropa, poner una escuela de lógica por correspondencia. Nada funcionó.

En 1887 compró una casa rural en Milford, Pensilvania, gracias a la herencia de su padre, donde pasó sus últimos veintisiete años. Y aunque fue en este período cuando escribió gran parte de las 80.000 páginas que acabarían en Harvard a cambio de un entierro, no fueron años fáciles (algunas de esas páginas están escritas por el frente, el dorso y los bordes, pues no tenía dinero para papel). Peirce intentó conseguir un trabajo estable en alguna universidad, pero su mala fama lo precedía. Los trabajadores que habían reformado su casa lo demandaron por falta de pago en 1894, y una sirvienta lo denunció por agresiones. Las autoridades ordenaron su arresto y estuvo prófugo tres años.

Dormía en la calle y comía donde podía; cuando volvía a su casa tenía que disfrazarse. "He aprendido mucho sobre filosofía en estos últimos años porque han sido años muy miserables y desafortunados, terribles más allá de todo lo que el hombre de experiencia común puede entender o concebir", escribió en 1897 a su amigo William James, donde aseguraba que hacía tres días que no probaba bocado. "Se me ha revelado un nuevo mundo del que yo no sabía nada, y del cual no encuentro que alguien que haya escrito sepa realmente mucho; se me ha revelado el mundo de la miseria". Con la bancarrota llegaron los embargos y los intentos de suicidio. Se la pasaba oculto en el ático para que no lo encontraran sus acreedores; estaba mal alimentado y enfermo. Murió de cáncer el 19 de abril de 1914.

El siglo XX fue el período en que la semiótica se consolidó como disciplina académica. Peirce continuó con su mala racha, aun después de muerto. En 1916 se publicó el Curso de lingüística general, de Ferdinand de Saussure, y durante los siguientes cincuenta años la lingüística y la semiología fueron estructuralistas: el signo era una construcción psíquica binaria. Hubo que esperar hasta 1960 y 1970, cuando las insuficiencias del estructuralismo se volvieron insalvables, para que el modelo peirciano emergiera de las sombras. "Gran parte de mi trabajo no será jamás publicado", reconoció en una carta a Lady Welby. "Si puedo, antes de morir, dejar accesible algo de lo que otros podrían tener dificultades en descubrir, sentiré que se me puede excusar de otras cosas".

Teniendo en cuenta lo aportado a la teoría del conocimiento, podrían perdonársele algunas cosas. Las clases de Médoc, al menos. Gregory House, descaradamente pragmático, lo entendería.

jueves, 12 de septiembre de 2013

Se escribe "peirce" y se pronuncia "pers", no "pirs"

https://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=RIhi5hKoCZc

Más sobre PEIRCE

¿QUÉ ES UN SIGNO? por Charles S. Peirce (1894-1914)

§1. Esta es una cuestión esencial, ya que todo razonamiento es interpretación de signos de algún tipo. Pero es también una pregunta muy difícil, que exige una profunda reflexión.
Es necesario reconocer tres estados mentales diferentes.
Primero, imagina a una persona en un estado de somnolencia. Supongamos que no está pensando en nada más que en el color rojo. Tampoco está pensando acerca de él, esto es, no se pregunta ni se responde a ninguna cuestión sobre él, ni siquiera se dice a sí mismo que le gusta, sino que simplemente lo contempla tal y como su imaginación se lo presenta. Quizás cuando se canse del rojo, cambie a algún otro color, -por ejemplo, un azul turquesa- o a un color rosa; - pero si lo hace así, lo hará por el juego de la imaginación sin ninguna razón y sin ninguna coacción. Esto es lo más cerca que se puede estar de un estado mental en el que algo está presente, sin coacción y sin razón; se llama Sensación. Excepto en la hora en la que se está medio despierto, nadie está realmente en un estado de sensación puro y simple. Pero siempre que estamos despiertos, algo se presenta ante nuestra mente, y lo que se presenta, sin referencia a ninguna coacción o razón, es la sensación.

Segundo, imagina que nuestro soñador oye repentinamente un silbato de barco de vapor alto y prolongado. En el instante en que comienza a escucharlo, se sobresalta. Instintivamente trata de escapar; sus manos se dirigen a sus oídos. No es tanto que sea desagradable sino que ejerce gran fuerza sobre él. La resistencia instintiva es una parte necesaria de ello: el hombre no sería consciente de que su voluntad había resistido, si no tuviera la auto-afirmación de resistirse. Es lo mismo que cuando nos esforzamos frente a la resistencia exterior; si no fuera por esa resistencia no tendríamos nada sobre lo que pudiéramos ejercitar la fuerza. Este sentido de actuar y de que algo actúe sobre nosotros, que es nuestro sentido de la realidad de las cosas, -tanto de las cosas exteriores como de nosotros mismos-, puede ser llamado el sentido de Reacción. No reside en ninguna Sensación; corresponde a la ruptura de una sensación por otra sensación. Esencialmente implica dos cosas que actúan una sobre otra.

Tercero, imaginemos que nuestro soñador ahora está despierto, incapaz de evitar el penetrante sonido, se pone en pie de un salto y trata de escaparse por la puerta, que supondremos que había sido cerrada con un portazo precisamente cuando el silbido comenzó. Pero digamos que el silbido cesa en el instante en que nuestro hombre abre la puerta. Mucho más aliviado, piensa en volver a su sitio, y así cierra la puerta otra vez. Sin embargo, tan pronto como lo hace el silbido vuelve a empezar. Se pregunta a sí mismo si el cerrar la puerta tiene algo que ver con esto; y una vez más abre la misteriosa puerta. En cuanto la abre el sonido cesa. Está entonces en el tercer estado mental: está PENSANDO. Esto es, es consciente de que está aprendiendo, o de que experimenta un proceso por el que se descubre que un fenómeno está gobernado por una regla, o que tiene una manera general de comportarse que puede llegar a ser conocible. Descubre que una acción es la manera, o el medio, de producir otro resultado. Este tercer estado mental es completamente diferente de los otros dos. En el segundo había solamente un sentido de fuerza bruta; ahora hay un sentido de estar gobernado por una regla general. En la Reacción están implicadas sólo dos cosas; pero en el estar gobernado hay una tercera cosa que es un medio para un fin. La misma palabra medio significa algo que está en el medio entre otros dos. Además, este tercer estado mental, o Pensamiento, tiene un sentido de aprendizaje, y el aprendizaje es el medio por el pasamos de la ignorancia al conocimiento. Así  como el sentido más rudimentario de la Reacción implica dos estados de Sensación, también descubriremos que el Pensamiento más rudimentario implica tres estados de Sensación.

Conforme avanzamos en el tema, estas ideas, que parecen vagas la primera vez que las vislumbramos, empezarán a hacerse más y más claras; y su gran importancia se impondrá también a nuestras mentes.

§2. Hay tres clases de interés que podemos tener en una cosa. Primero, podemos tener un interés primario en la cosa por sí misma. Segundo, podemos tener un interés secundario en ella a causa de sus reacciones con otras cosas. Tercero, podemos tener un interés mediador en ella, en tanto que transmite a la mente una idea sobre una cosa. En tanto que lo hace así es un signo o representación.

§3. Hay tres clases de signos. En primer lugar, hay semejanzas o iconos; que sirven para transmitir ideas de las cosas que representan simplemente imitándolas. En segundo lugar, hay indicaciones o índices; que muestran algo sobre las cosas por estar físicamente conectados con ellas. Tal es un poste indicador, que indica la carretera a seguir, o un pronombre relativo, que está situado justo después del nombre de la cosa que pretende denotar, o una exclamación vocativa, como "¡Eh! ¡Oye!", que actúa sobre los nervios de la persona a la que se dirige y la obliga a prestar atención. En tercer lugar, hay símbolos, o signos generales, que han sido asociados con su significado por el uso. Tales son la mayor parte de las palabras, y las frases, y el discurso, y los libros, y las bibliotecas.
Consideremos estos distintos usos de las tres clases de signos más detenidamente.

§4. Semejanzas. Las fotografías, especialmente las fotografías instantáneas, son muy instructivas, porque sabemos que en ciertos aspectos son exactamente como los objetos que representan. Pero este parecido es debido a que las fotografías son producidas bajo tales circunstancias que están físicamente obligadas a corresponder punto por punto a la naturaleza. En este sentido, pues, pertenecen a la segunda clase de signos, los de la conexión física. El caso es diferente si yo supongo que las cebras son probablemente obstinadas, o animales desagradables de algún otro modo, porque parecen tener un parecido general con los burros y los burros son tercos. Aquí el burro funciona precisamente como una semejanza probable con la cebra. Es verdad que suponemos que el parecido tiene una causa física en la herencia; pero entonces, esta afinidad heredada es en sí misma sólo una inferencia a partir de la semejanza entre los dos animales, y no tenemos (como en el caso de la fotografía) ningún conocimiento independiente de las circunstancias de producción de las dos especies. Otro ejemplo del uso de una semejanza es el diseño que un artista hace de una estatua, de una composición pictórica, de una construcción arquitectónica, o de una pieza de decoración, y, al contemplarlo, puede averiguar si lo que propone será bello y satisfactorio. La pregunta realizada se contesta, pues, casi con certeza porque tiene que ver con cómo el propio artista será afectado. El razonamiento de los matemáticos resultará estar basado principalmente en el uso de las semejanzas, que son los auténticos goznes de las puertas de su ciencia. La utilidad de las semejanzas para los matemáticos consiste en que sugieren, de una manera muy precisa, aspectos nuevos de supuestos estados de cosas. En la intercomunicación las semejanzas son también bastante indispensables. Imagina a dos hombres que no hablan la misma lengua reunidos en un lugar remoto lejos del resto de la humanidad. Tienen que comunicarse, pero ¿cómo lo harán? Por la imitación de sonidos, por la imitación de gestos y por dibujos. Éstas son las tres clases de semejanzas. Es cierto que también usarán otros signos, indicaciones con los dedos, y otros parecidos. Pero, después de todo, las semejanzas serán los únicos medios de describir las cualidades de las cosas y de las acciones que tienen en mente. El lenguaje rudimentario, cuando los hombres comenzaron a hablar por primera vez, debió de consistir en su mayor parte en palabras directamente imitadoras, o en nombres convencionales que asignaban a dibujos. El lenguaje egipcio es un lenguaje excesivamente tosco.

Fue, por lo que sabemos, el primero en ser escrito, y la escritura es toda a través de dibujos. Algunos de estos dibujos llegaron a representar sonidos, -letras y sílabas-. Pero otros representan directamente ideas. No son nombres, no son verbos; son simplemente ideas pictóricas.

§5. Indicaciones. Pero los dibujos solos, -semejanzas puras-, nunca pueden transmitir la más mínima información. De este modo la figura 3 sugiere una rueda. Pero le deja al espectador la incertidumbre de si es  una copia de algo realmente existente o un mero juego de la imaginación. Lo mismo es verdadero a cerca del lenguaje general y de todos los símbolos. Ninguna combinación de palabras (excluyendo los nombres propios, y en ausencia de gestos u otras concomitancias indicativas del habla) puede transmitir la más mínima  información. Esto puede sonar paradójico; pero el siguiente pequeño diálogo imaginario mostrará hasta qué punto es verdad:

Dos hombres, A y B, se encuentran en una camino comarcal, cuando tiene lugar la siguiente conversación.

B. El propietario de esa casa es el hombre más rico de estos lugares.
A. ¿Qué casa?
B. ¿Acaso no ves una casa a tu derecha, más o menos a siete kilómetros de distancia, sobre una colina?
A. Si, creo que puedo divisarla.
B. Muy bien, esa es la casa.

De este modo, A ha adquirido información. Pero si camina hasta un pueblo distante y dice "el propietario de  una casa es el hombre más rico de esos lugares", la observación no se referirá a nada, a menos que le explique a su interlocutor cómo proceder desde donde está para encontrar ese distrito y esa casa. Sin eso no indica de qué está hablando. Para identificar un objeto, generalmente indicamos su lugar y determinamos un tiempo; y en cualquier caso debe mostrarse cómo puede conectarse una experiencia suya con la experiencia previa del oyente. Para determinar un tiempo debemos calcularlo a partir de una época conocida, -ya sea el momento presente, o el supuesto nacimiento de Cristo, o algo similar-. Cuando decimos que la época debe ser conocida, queremos decir que debe estar conectada con la experiencia del oyente. Tenemos también que calcular en unidades de tiempo; y no hay manera de saber qué unidad nos proponemos usar a menos que apelemos a la experiencia del oyente. De igual modo, no puede describirse ningún lugar a no ser por referencia a algún lugar conocido; y la unidad de distancia usada debe definirse por  referencia a alguna barra o algún objeto que la gente pueda usar realmente, directa o indirectamente, para medir. Es cierto que un mapa es muy útil para designar un lugar; y un mapa es un tipo de dibujo. Pero a menos que el mapa tenga una marca de una localidad conocida, y la escala de millas, y los puntos de la brújula, no mostraría mejor dónde se encuentra un lugar que lo que muestra el mapa la situación de Brobdingnag en Los viajes de Gulliver (1). Es cierto que si se encontrara una nueva isla, digamos en el Océano Ártico, su situación podría ser indicada de forma aproximada en un mapa que no tuviese letras, meridianos ni paralelos; ya que los trazados familiares de Islandia, Nueva Zemla, Groenlandia, etc. servirían para indicar su posición. En tal caso, nos serviríamos de nuestro conocimiento de que no hay otro lugar en el que algún ser de este mundo sea capaz de hacer un mapa de lo que tiene trazados como esos de las tierras árticas. Esta experiencia del mundo en el que vivimos hace que el mapa sea algo más que un mero icono y le confiere los caracteres añadidos de un índice. De este modo es cierto que uno y el mismo signo puede ser al mismo tiempo una semejanza y una indicación. Aun así, las funciones de estos tipos de signos son totalmente diferentes. Puede objetarse que tanto las semejanzas como los índices se basan en la experiencia, que una imagen del rojo carece de significado para una persona ciega, tanto como la de la pasión erótica para el niño. Pero éstas son realmente objeciones que ayudan a la distinción; ya que no es la experiencia, sino la capacidad para la experiencia, lo que muestran que es requisito para una semejanza; y este requisito lo es, no para que la semejanza sea interpretada, sino para que sea presentada a los sentidos. Muy diferente es el caso de una persona sin una experiencia previa y de otra con una experiencia previa que se encuentran al mismo hombre y advierten las mismas peculiaridades, que indican una historia completa al hombre con experiencia previa, pero que no revelan nada al hombre no experimentado.

Examinemos algunos ejemplos de indicaciones. Veo un hombre que se balancea al andar. Ésta es una indicación probable de que es un marinero. Veo un hombre con las piernas arqueadas con pantalones de pana, polainas y una chaqueta. Éstas son indicaciones probables de que es un jockey o algo parecido. Una veleta indica la dirección del viento. Un reloj de sol o un reloj indican la hora del día. Los geómetras colocan letras en diferentes partes de sus diagramas y luego usan esas letras para indicar esas partes. Las letras son usadas de modo similar por los abogados y por otros. De este modo podemos decir: Si A y B están casados y C es su hijo, mientras que D es el hermano de A, entonces D es el tío de C. Aquí A, B, C y D cumplen la función de pronombres relativos, pero su uso es más conveniente ya que no requiere ninguna colocación especial de las palabras. Un golpe en la puerta es una indicación. Todo lo que centra la atención es una indicación. Todo lo que nos sorprende es una indicación, en tanto en cuanto marca la unión de dos porciones de experiencia. De este modo un rayo tremendo indica que ocurrió algo considerable ocurrió, aunque puede que no sepamos de un modo preciso de qué acontecimiento se trataba. Pero puede esperarse que se conecte con alguna otra experiencia.

§6. Símbolos. La palabra símbolo tiene tantos significados que sería una ofensa al lenguaje añadirle otro nuevo. No pienso que el significado que yo le doy, el de un signo convencional, o el de uno que depende de un hábito (adquirido o innato), sea tanto un nuevo significado como un regreso al significado original. Etimológicamente significaría una cosa unida a otra, igual que el embolon (embolum) es una cosa que entra en algo, un cilindro, y el parabolon (parabolum) es una cosa que está fuera, la seguridad colateral, y el upobolon (hypobolum) es una cosa que está colocada debajo, un regalo prenupcial. Usualmente se dice que en la palabra símbolo hay que entender el unir en el sentido de conjetura; pero si ese fuera el caso, deberíamos descubrir que algunas veces, por lo menos, significó una conjetura, un significado que puede buscarse en vano en la literatura. Pero los griegos usaban con mucha frecuencia "unir" (sumballein) para significar el hacer un contrato o un acuerdo. Luego, encontramos el símbolo (sumbolon) usado antiguamente y a menudo para significar un acuerdo o un contrato. Aristóteles llama al nombre "símbolo", esto es, signo convencional. En Grecia, un reloj de fuego es un "símbolo", esto es, una señal acordada; un estandarte o una bandera es un "símbolo", una contraseña es un "símbolo", una insignia es un "símbolo"; el credo de una iglesia se llama símbolo, porque sirve como insignia o lema; una entrada de teatro se llama "símbolo"; todo ticket o cheque que le da a uno derecho a recibir algo es un "símbolo". Además, toda expresión de sentimiento se llamó un "símbolo". Tales fueron los principales significados de la palabra en el lenguaje original. El lector juzgará si son suficientes para justificar mi afirmación de que no estoy forzando seriamente la palabra al emplearla como estoy proponiendo hacerlo.

Toda palabra corriente, como "dar", "pájaro", "matrimonio", es un ejemplo de un símbolo. Es aplicable a todo lo que puede encontrarse que realiza la idea conectada con la palabra; no identifica, por sí misma, esas cosas. No nos muestra un pájaro, ni realiza delante de nuestros ojos una donación ni un matrimonio, pero se supone que somos capaces de imaginar esas cosas, y de haber asociado la palabra con ellas.

(1) El libro II de Los viajes de Gulliver de Jonathan Swift se abre con un mapa imaginario de Brobdingnag que se va convirtiendo en un mapa de la costa del Pacífico Norte Americano.

(Este trabajo, compuesto probablemente a principios de 1894, fue originalmente el primer capítulo de un libro titulado "El arte de razonar", pero luego resultó ser el segundo capítulo del multivolumen de Peirce "Cómo razonar: Una crítica de los argumentos" (también conocida como "La gran lógica").] En esta selección Peirce ofrece una explicación de los signos basada en un análisis de la experiencia consciente tomando como punto de partida sus tres categorías universales. Estudia las tres clases principales de signos -iconos, índices y símbolos- y pone muchos ejemplos. Sostiene, como había hecho anteriormente, que el razonamiento debe implicar estas tres clases de signos, y afirma que el arte del razonar es el arte de ordenar signos, enfatizando así la relación entre lógica y semiótica.)

Charles S. PEIRCE

Este autor afirma que nunca ha estado en su poder estudiar nada (matemática, metafísica, gravitación, termodinámica, óptica, química, anatomía, astronomía, psicología, economía, vitivinicultura, historia de la ciencia) que no fuera considerado como un estudio semiótico.

Para Peirce la lengua no es el modelo de su análisis, ésta forma parte de un proceso mayor, como lo son el pensamiento y el razonamiento, que permiten reconocer la existencia de signos. Las cosas que se nombran son, antes que nada, signos que desencadenan mecanismos de razonamiento en donde “algo” se encuentra en lugar de otra cosa: un nombre ocupa el lugar de la cosa y ese nombre a su vez permite que se lo interprete, que se lo traduzca en otros signos y así sucesivamente. Para este los signos determinan acciones y conductas: el significado se extrae no internamente del signo, sino externamente a partir de la acción que el signo provoca.

Peirce afirma que ningún conocimiento posee una significación intelectual por lo que es en sí mismo, sino sólo por los efectos que provocará sobre otros pensamientos. La existencia de un conocimiento no es sólo algo actual, sino que consiste en que bajo ciertas circunstancias, algún otro conocimiento pueda tener lugar (semiosis).

Es por ello que plantea que la semiótica busca explicar el universo en su extensión y mostrar qué hay de inteligible y razonable en él. Esta disciplina por lo tanto se encarga de desentrañar la afirmación (un postulado que sin embargo puede no ser completamente verdad) de que el proceso de la naturaleza y el proceso del pensamiento son similares.

Peirce plantea que hasta este punto en la evolución del mundo, todo lo que los sujetos tienen es posibilidad de un real, primeridad; nada es aún real, no hay aún segundidad. Sin embargo, la posibilidad o la potencialidad del caos, es la misma actualización, y el segundo gran paso en la evolución es que el mundo de la actualidad emerge del mundo de las cualidades: el de la segundidad es un mundo de hechos y sucesos, cuya existencia consiste en la mutua interacción de las cualidades, ahora actualizadas. Pero el mundo aún no incluye la terceridad o la ley:

La transición a un mundo de terceridad, el tercer gran paso en la evolución, es el resultado de la tendencia a adquirir hábitos, es la tendencia inherente en el mundo de los sucesos: la ocurrencia de los eventos singulares, establece una tendencia, y la recurrencia de eventos de este tipo, puede llevar a uniformidades de escala mayor (leyes), y a la emergencia de todas las uniformidades, desde el tiempo y espacio a la materia física, las leyes de la naturaleza e incluso las dinámicas de lo social, que pueden explicarse como el resultado de la tendencia universal a habituarse. Peirce consideraba esta rendición del azar y la libertad ante el hábito y la ley como el crecimiento tendiente a una concreta razonabilidad, es decir, la terceridad, aunque alertaba acerca del fin de la historia marcado por una posible cristalización del pensamiento, que se podría convertir completamente en el gobierno de la ley y sin ningún residuo de espontaneidad y creatividad (la verdadera razonabilidad concreta), planteando la necesidad de algún elemento de libertad y originalidad que persista en un universo que alcance un estado de equilibrio entre la ley y el azar.

Para este autor un signo debe cumplir ciertas condiciones para que pueda ser considerado como tal, lo que constituye la base de su teoría acerca de las categorías:
- “algo” tiene alguna cualidad y por tanto puede ser percibido;
- “algo” está en relación con algún existente, lo que constituye un hecho singular;
- “algo” debe ser comprendido o incluso traducido por “algo”, lo que origina un interpretante que articule el sentido original y la referencia: es una relación de pensamiento y su naturaleza es la de las leyes.

viernes, 6 de septiembre de 2013

cronología del estructuralismo

Estructuralismo básico

El estructuralismo fue el paradigma académico predominante en las ciencias humanas y sociales durante buena parte del siglo XX, y también una moda cultural que en la posguerra desplazó a otras modas culturales (el existencialismo, por ejemplo). Si el estructuralismo, como corriente de pensamiento, comienza con el Curso de lingüística general de Ferdinand de Saussure (1916), es con los trabajos de Claude Lévi-Strauss que adquiere el status de "movimiento". Positivista, formalista y antihumanista, analiza cada fenómeno como un sistema complejo de partes interrelacionadas. Sus hipótesis fueron adaptadas en disciplinas como antropología, lingüística, historia, filosofía, sociología, psicología, matemática, arquitectura, etc. En las décadas de 1970 y 1980, sus premisas positivistas cedieron ante modelos más interpretativos y abiertos. Más que desaparecer, el estructuralismo se disolvió en corrientes como el post-estructuralismo, deconstructivismo o diversas corrientes marxistas.

Hitos del estructuralismo

1908. 
Nace Claude Lévi-Strauss.

1913. Muere Ferdinand de Saussure.

1916. Se publica el Curso de lingüística general, que lleva la firma simbólica de Saussure, aunque fue armado por dos de sus alumnos (Charles Bally y Albert Sechehaye) en Ginebra, con retazos de manuscritos, apuntes de clase, anotaciones varias. A partir de ese momento, y durante al menos medio siglo, la lingüística será estructuralista.

1926. Se establece la Escuela de Praga, círculo de lingüistas estructuralistas entre cuyos miembros sobresalen Roman Jakobson, Nikolai Trubetzkoy, Sergei Karcevskiy, Vilém Mathesius, René Wellek y Jan Mukarovský. El grupo se desbanda en 1939. Deudos: Alf Sommerfelt, Emile Benveniste, Tzvetan Todorov, Claude Lévi-Strauss.

1931. Se establece la Escuela de Copenhague, fundada por Louis Hjelmslev y Viggo Brøndal

1933. Se publica Lenguaje de Leonard Bloomfield y define la impronta de la escuela lingüística estructuralista norteamericana de las décadas de 1940 y 1950: principios conductistas para el estudio del sentido y riguroso método científico de análisis lingüístico. Deudos: Charles F. Hockett, Zellig Harris.

1935. Lévi-Strauss viaja al Brasil, donde enseñará e investigará hasta 1939. La experiencia dará forma a Tristes trópicos.

1941. Se publica Lenguaje infantil, afasia y leyes fonéticas generales de Roman Jakobson. La elección es arbitraria; su obra es enorme, dispersa, no sistematizada. Durante la guerra, exiliado en Nueva York, formó parte de la École libre des hautes études, junto a Jean Wahl, Jacques Maritain y Lévi-Strauss, a quien influyó considerablemente.

1943. Se publica Prolegómenos a una teoría del lenguaje de Louis Hjelmslev. Deudos: Gilles Deleuze, Felix Guattari, Jacques Derrida.

1949. Se publica Las estructuras elementales del parentesco de Lévi-Strauss. Libro capital de la antropología estructuralista, Lévi-Strauss combina la idea de pares opuestos (de Saussure, Jakobson, Escuela de Praga, etc.) con los trabajos de Emile Durkheim y Marcel Mauss, y la aplica al estudio de sociedades primitivas. Deudos: Edmund Leach, Jacques Lacan, Marshall Sahlins, Algirdas Julien Greimas, Marcel Detienne, Roland Barthes, Gérard Genette, y un gran etcétera.

1955. Se publica Tristes trópicos y Lévi-Strauss se convierte en una celebridad. Décadas después, el antropólogo Clifford Geertz escribió: "Es un libro que, si bien dista mucho de ser un gran libro de antropología, o siquiera un libro especialmente bueno de antropología, es seguramente uno de los libros más bellos escritos por un antropólogo".

1957. Se publica Estructuras sintácticas de Noam Chomsky. La gramática generativa señala el ocaso de las teorías bloomfieldianas. Chomsky sostiene que el análisis estructural puede ser válido para el estudio de la fonología y la morfología, pero no de la semántica.

1957. Se publica Mitologías de Roland Barthes. Aplicando el análisis del signo saussureano al proceso de creación de mitos, se considera una pieza clave para la emergencia de los "estudios culturales".

1958. Se publica Antropología estructural de Lévi-Strauss.

1962. Se publica El pensamiento salvaje de Lévi-Strauss, su obra teórica capital. Imprescindible, todavía hoy.

1964. Jacques Lacan ofrece un seminario sobre "Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis" en École Pratique des Hautes Etudes, gracias al apoyo de Lévi-Strauss y Louis Althusser. Lacan revisitará los conceptos freudianos, los "corregirá", incorporando los trabajos de Lévi-Strauss, Saussure y Barthes.

1964. Se publica el primero de los cuatro tomos de Mitologías de Lévi-Strauss. Los tomos restantes aparecerán en 1966, 1968 y 1971. Es una suerte de versión extendida y altamente detallada de la tesis de El pensamiento salvaje.

1965. Se publica Leyendo el capital de Louis Althusser, buen ejemplo de estructuralismo marxista. Deudos: Alain Badiou, Étienne Balibar, Jacques Ranciere, Pierre Macherey, Nicos Poulantzas, Jacques-Alain Miller.

1966. Se publica Problemas de lingüística general 1 de Benveniste. Se lo ha señalado como el último gran libro estructuralista.

1966. Se publica Racionalidad e irracionalidad de la economía de Maurice Godelier, asistente de Lévi-Strauss, efectivo cruce de antropología estructural, marxismo y economía.

1966. Se publica Las palabras y las cosas: una arqueología de las ciencias humanas de Michel Foucault, el "más estructuralista" de sus libros, quien luego será asociado al posestructuralismo y posmodernismo (etiquetas de las que renegará).

1967. Se publica La muerte del autor, ensayo de Barthes señalado como el punto de quiebre entre estructuralismo y posestructuralismo. Deudos: Jacques Derrida, Paul de Man, Geoffrey Hartman.

1967. Se publica Sobre la gramatología de Derrida, donde discute con Lévi-Strauss, Saussure, Hjelmslev, Jakobson y otros. Se lo señala como el texto fundacional de la deconstrucción. Deudos: Richard Rorty, Paul Ricoeur, Jean-Luc Nancy. Críticos: Michel Foucault, John Searle, Willard Van Orman Quine, Jurgen Habermas.

1968. Se publica El estructuralismo de Jean Piaget. "El estructuralismo es un método, no una doctrina", escribe Piaget, desde la psicología, luego desde el constructivismo. "No existe estructura sin construcción, abstracta o genética".

1969. Se funda la International Association for Semiotic Studies, presidida por Benveniste. Sus miembros parecen componer un "quién-es-quién" de las diferentes caras del estructuralismo: Jakobson, Julia Kristeva, Algirdas Julien Greimas, André Martinet, Juri Lotman, Roland Barthes, Umberto Eco, Cesare Segre, Thomas A. Sebeok.

1973. Lévi-Strauss ingresa a la Académie Française. Es el más alto honor que puede recibir un intelectual francés.

2008. Lévi-Strauss cumple 100 años el 28 de noviembre; el presidente Nicolas Sarkozy lo visita en su casa ("con el fin de transmitirle el homenaje de toda la nación"), se editan libros y se lo celebra en todo el mundo