lunes, 29 de mayo de 2017

ENUNCIACION - Las Modalidades

Así como los SUBJETIVEMAS constituyen valoraciones que el sujeto realiza respecto del mundo, la teoría de la enunciación también analiza las valoraciones que el sujeto destina a su propio discurso: afirmaciones, dudas, certidumbres, etc, que son designadas como MODALIDADES.


Las modalidades, se encuentran estrechamente relacionadas con las estrategias enunciativas que provocan efectos de sentido. Se pueden distinguir tres grandes clases: 
modalidades de la enunciación
del enunciado y
del mensaje

Las modalidades de la enunciación corresponden a una relación interpersonal, social y exigen una relación entre los protagonistas de la comunicación.

Cada enunciado puede recibir solo una modalidad de la enunciación: interrogativa, declarativa, imperativa o exclamativa. 

Las modalidades del enunciado caracterizan la manera en que el hablante sitúa su enunciado en relación con la verdad, la falsedad, la probabilidad, la certidumbre, la verosimilitud o en relación con juicios apreciativos: lo feliz, lo triste, lo útil, etc. Las primeras se denominan lógicas y las segundas apreciativas. 

Por último, las modalidades del mensaje tienen que ver con un valor modalizador de ciertas transformaciones sintácticas, como por ejemplo la transformación de un enunciado en voz pasiva o la relación tema-rema.

Enunciacion y deixis

selección de cátedra.
bibliografía presentada el viernes 26 de mayo pasado.

https://drive.google.com/file/d/0B5losr3NPonfRXJ6cUNBUkdGZU0/view

viernes, 26 de mayo de 2017

ENUNCIACION y DEICTICOS: tiempos verbales


TIEMPO

  En un enunciado, expresar el tiempo significa localizar un acontecimiento sobre el eje antes/después con respecto a un momento temporal (T) que puede corresponder a:
1- Una determinada fecha tomada como referencia en razón de su importancia histórica para una determinada civilización (el nacimiento de cristo por ejemplo).
2- T 1, un momento inscripto en el contexto verbal: se trata entonces de referencia cotextual. Ejemplo: “Juan llegó dos días después”.
3- T 0, el momento de la instancia enunciativa: referencia deíctica. Ejemplo: “Juan llegó antes de ayer”.
  
Los tiempos verbales.
  
   Existen algunos usos de los tiempos verbales que generan perspectivas discursivas más o menos ligadas a la voluntad del hablante, según el entorno verbal que lo acompañen o el contexto en que se presentan.
  No basta con distinguir entre elementos deícticos y no deícticos, hay que tener en cuenta también el enfoque temporal, es decir, según cómo el tiempo sea considerado, se lo puede interpretar como una repetición (cuántas veces), un punto (puntual, menos extensión, cuándo: "Juan corrió") o una duración (mayor extensión, cuánto tiempo: "Juan corría").
   
Modalidad de enunciación: incorporan a los participantes y sus roles: 
-interrogativa: ¿Vino Juan?
-declarativa: Juan no ha venido
-exclamativa: ¡Cómo la quiere Juan a María!
-imperativa: Juan, queréme un poco
   
Modalidad de enunciado: 
lógica: Creo que va a llover. 
apreciativa: Siento que no se va a animar

Observaciones sobre casos temporales

  El discurso epistolar (carta): el yo es interpretado por la firma. El tú es interpretado gracias a la indicación en el sobre. Los deícticos espaciales y temporales se decodifican, gracias a la fecha y lugar de enunciación dada en la parte superior de la carta.
  El discurso científico: los textos teóricos son discursos que no parecen presentar, en la mayoría de los casos huellas de operaciones de determinación situacional. Puede aparecer un yo (que remite al autor), pero predomina el nosotros (autor + lectores). La segunda persona, generalmente está ausente. Los deícticos espaciales y temporales frecuentemente remiten a otras publicaciones. Como tiempo verbal predomina el presente con valor genérico.

Verbos: Presente y Futuro

  El tiempo presente es a su vez tiempo base del discurso definido por su coincidencia con el momento de enunciación, y término no marcado del sistema indicativo. Por eso es polivalente: posee tanto un valor deíctico que lo opone a los otros tiempos pasados y futuros, como valor no temporal, ligado a su forma cero del sistema (tiempo cero de la enunciación).
  
   El presente genérico: es una forma a-temporal no se opone al pasado ni al futuro: 
Ejemplo: textos teóricos, textos jurídicos.
  
El presente histórico: es el tiempo empleado en un relato, en lugar del pretérito indefinido. El locutor narra como si comentara, pero con esto pierde profundidad.

Valores modales del tiempo futuro


  La combinación de la primera persona con el futuro, es a menudo interpretable como un acto de promesa.
  La combinación de la segunda persona con el futuro, es generalmente comprendida como una orden, a veces como una predicción
  La asociación de la tercera persona con el futuro recibe en general tres tipos de interpretación modal: necesidad y a veces posibilidad. La necesidad puede corresponder según los casos a una predicción o a una orden.

ENUNCIACION - Subjetivemas

Lo que nos interesa son los usos individuales del código común y nuestra problemática es la siguiente: cuando el sujeto de la enunciación debe verbalizar un referente determinado, sea real o imaginario, debe seleccionar ciertas unidades tomándolas del repertorio léxico y sintáctico que le propone el código, optando por dos tipos de formulaciones:


a)    un discurso objetivo, donde intenta borrar toda huella del enunciador individual. Desde nuestra perspectiva, "pretender la objetividad" significa
"tratar de borrar toda huella de la presencia en el enunciado del sujeto de la enunciación.

b)    un discurso subjetivo, en el que enunciador asume explícitamente su opinión, como en los ejemplos:
-       “me parece horrible”, o bien se reconoce implícitamente como fuente evaluativa de la información: “esto es horrible”;
-       en un manual de geografía destinado a los alumnos del curso elemental, el capítulo referido a "Francia" no se titula así sino "Nuestra dulce Francia". Esta fórmula está doblemente marcada subjetivamente, si se la compara con "Francia", más "normal" en este contexto enunciativo (discurso con pretensiones científicas):

1) por el uso del deíctico, que implica que es un enunciador francés quien se dirige a los francesitos (señalando el contexto que se trata de un "nuestra" inclusivo);

2) por la utilización del adjetivo afectivo-axiológico "dulce", que enuncia un juicio de valor y un compromiso emocional del hablante respecto del objeto denotado.

A diferencia de los términos objetivos, cuya clase denotativa tiene contornos relativamente estables, la de los términos subjetivos es un conjunto fluido: la pertenencia de xa la clase de los profesores, de los solteros, de los veteranos o aun de los objetos amarillos es admitida o rechazada más unánimemente —y puede verificarse con mayor facilidad— que su atribución a la clase de los imbéciles o de los objetos de arte.

Los rasgos semánticos de los elementos léxicos que pueden considerarse subjetivos son:
-afectivos
-evaluativos.

Estos últimos se dividen en dos tipos:
a)    axiológicos, como el rasgo bueno/malo que afecta al objeto denotado;
b)    modalizadores, que atribuyen un rasgo del tipo verdadero/falso, también en cierta forma axiológico, puesto que “verdadero” implica “bueno”.

Pueden considerarse los elementos léxicos en sus clases tradicionales, para observar cómo se realizan lingüísticamente estos rasgos.

  1. sustantivos
La mayor parte de los sustantivos afectivos y evaluativos son derivados de verbos o de adjetivos, por lo que los consideraremos en el análisis de este grupo, como amor/amar o belleza/bello. Existen, sin embargo, un cierto número de sustantivos no derivados que se pueden clasificar dentro de los axiológicos como peyorativos (desvalorizadores)/elogiosos (valorizadores).

a)    el rasgo puede estar representado en un significante mediante un sufijo:
-acho: comunacho
-ete: vejete
-ucho: pueblucho
-azo: vinazo

b)    el rasgo axiológico está en el significado de la unidad léxica. No son fijos, sino que dependen de varios factores: fuerza ilocutiva, tono, contexto, entre otros. Por ejemplo:
“La casa de José es un tapera

Tapera tiene casi siempre el rasgo peyorativo, algo que no impide que alguien muestre su casa y diga. “¿te gustó latapera?”, donde el rasgo puede ser elogioso mediante el uso de la ironía. Otros ejemplos de rasgo peyorativo: “Tu auto es una cafetera”, “Mi jefe es un perro”, “Pedro es unpescado”. Ejemplos de rasgo elogioso: “Eso es un hombre”, “Juan es un león”, “Tenés flor de bulín”.

2. adjetivos

Se pueden dividir según los siguientes rasgos:

a)    afectivos: además de una propiedad del objeto, enuncian una reacción emocional del hablante respecto de él, como por ejemplo: “Fue una  escena terrible” o “Es un pobre hombre”

b)    evaluativos axiológicos: además de la referencia a la clase de objetos al que se atribuye la propiedad, al sujeto de la enunciación y sus sistemas de evaluación (ético y/o estético), aplican al objeto un juicio de valor, como por ejemplo: “Se dirigió a mí un hombre ambicioso

c)    evaluativos no axiológicos: implican una evaluación cualitativa o cuantitativa del objeto, sin enunciar un juicio de valor ni un compromiso afectivo del locutor. Su uso es relativo a la idea que tiene el hablante de la norma devaluación para la categoría de objetos, como por ejemplo: “Esta casa es grande” o “este camino es largo”.

adjetivos objetivos: “Juan es soltero/casado”, “Este perro es macho/hembra”, “Este auto es verde” (adjetivos de color)
adjetivos subjetivos afectivos: “Dijo algodesgarrador”, “Francisco es alegre”, “Lo que hizo fue patético”.

adjetivos subjetivos axiológicos: “Me gustan las películas buenas/malas”, “Es una persona linda/fea”, “Lo que hizo es incorrecto”

adjetivos subjetivos no axiológicos: el uso de grande/pequeño, cercano/lejano, caliente/frío, abundante/escaso, etc.

3. verbos

Algunos verbos están marcados subjetivamente de forma muy clara, por ejemplo “gustar”, “desear” o “pretender”.
La evaluación puede referirse el proceso denotado, al alocutario o al no-alocutario: “dejate de rebuznar”, “Pedrochilló de lo lindo”.

-verbos de decir
Cuando el emisor no prejuzga de la verdad/falsedad de los contenidos enunciados, se encuentran verbos del decir: afirmar, declarar, comunicar: “Juan afirmó que Pedro tenía razón”.
Cuando el emisor toma posición se encuentran verbos del tipo pretender, confesar, reconocer, especular, etc.: “Juanconfesó que Pedro tenía razón”

 -verbos de juzgar
Cuando el emisor emplea la estructura “Juan critica a Pedro por lo que hizo” está admitiendo como verdadera la proposición “Pedro es responsable de haberlo hecho”.
Cuando el emisor emplea la estructura “Juan acusa a Pedro por haberlo hecho” no se pronuncia sobre la verdad de esta imputación.

-verbos de opinión
Enuncian una actitud intelectual del enunciador frente a lo que enuncia: “Me imagino que a Pedro no le va a gustar”, “Supongo que ya lo debe saber”

4. adverbios

Los más importantes de los adverbios son los modalizadores. Se pueden clasificar de la siguiente manera:

a)    modalizadores de la enunciación o del enunciado
1. de la enunciación: remiten a una actitud del hablante con respecto a su enunciado: “Francamente, no sé si vendré mañana”
2. del enunciado: remiten a un juicio sobre el sujeto del enunciado: “Posiblemente, Juan no lo sepa”.

b)    modalizadores que implican un juicio
  1. de verdad: “Quizás pueda curarse pronto”, “Sin dudaesto terminará rápido”.
  2. sobre la realidad: “En efecto, Juan no vino ayer”, “De hecho, estuve totalmente equivocado”.

Por último pueden mencionarse los adverbios restrictivos y apreciativos:

Apenas me alcanzó para hacer la torta”, “Resultó casiperfecto”.

para pensar ENUNCIACION

La producción lingüística puede considerarse como un acto en cuyo transcurso las frases se actualizan asumidas por un locutor particular, en circunstancias espaciales y temporales precisas. No se entiende por enunciación el fenómeno físico de la emisión o la recepción del habla sino a los elementos que pertenecen al código de la lengua y cuyo sentido, sin embargo, depende de factores que varían de una enunciación a otra, por ejemplo el uso de las palabras "yo", "usted", "aquí", "ahora", etc. Lo que la lingüística retiene es la huella del proceso de enunciación en el enunciado. "Yo" designa a la persona que habla en este momento, en este lugar.


Los primeros elementos constitutivos de un proceso de enunciación son: el locutor, el que enuncia; y el alocutario, aquel a quien se dirige el enunciado. Ambos se denominan indiferentemente interlocutores. A partir de aquí se puede concebir a la organización de las formas lingüísticas indiciales de dos maneras, según se tomen como base categorías gramaticales (como los pronombres personales, demostrativos, tiempos verbales) o semánticas (como las indicaciones de tiempo y lugar o las modalidades).

La enunciación siempre está presente de una manera u otra en el interior de un enunciado; las diferentes formas de esta presencia, así como los grados de su intensidad, permiten crear una tipología de los discursos como el de un discurso centrado en el locutor (autobiografía, relato de un paciente) a un discurso organizado en torno al alocutario (publicidad, política).

(adaptado de Ducrot y Todorov “Diccionario enciclopédico de las ciencias del lenguaje”)

Deícticos


Deícticos


TEORIA DE LA ENUNCIACION

Las huellas lingüísticas de la enunciación en el enunciado


La problemática de la enunciación se aboca a la búsqueda de los procedimientos lingüísticos con los cuales el locutor imprime su marca al enunciado, cómo se inscribe en él, implícita o explícitamente, y se sitúa en relación a su enunciado.

Estas marcas o huellas son, por una parte frases, palabras, o entonaciones particulares (entre otros indicios) que permiten analizar en un enunciado cómo el locutor selecciona, destaca, u omite entidades de la situación comunicativa, denominadas DEÍCTICOS. Por otra parte, también son marcas para ser interpretadas las valoraciones que el locutor hace del mundo, denominadas SUBJETIVEMAS, o también las valoraciones que destine a su propio discurso, afirmaciones, dudas, certidumbres, etc, designadas como MODALIDADES.

Un deíctico es una frase o una palabra, capaz de indicar la situación de enunciación de un hablante. Son ejemplos de deícticos algunos pronombres personales, demostrativos, adverbios, verbos, etc.

Los subjetivemas se expresan a través de ciertas frases y palabras, manifestando la valoración que el hablante realiza durante su enunciación, respecto de ciertos hechos u objetos del mundo, evaluación que puede ser positiva o negativa. Es así que cuando el sujeto de la enunciación debe verbalizar un referente determinado, al seleccionar las unidades léxicas que le posibilita el lenguaje, se enfrenta a dos opciones: o bien producir un discurso objetivo o bien un discurso subjetivo, en el que se asume explícita o implícitamente como fuente evaluativa de la información.

A partir de los rasgos semánticos, afectivo y evaluativo, de los elementos léxicos, se elabora una clasificación de subjetivemas: sustantivos peyorativos y elogiosos; adjetivos evaluativos y afectivos; adverbios modalizadores; verbos. En cuanto a los verbos, su análisis implica distinguir: ¿quién efectúa el juicio evaluativo?; ¿qué es lo que se evalúa?

En cuanto a las modalidades, éstas se encuentran estrechamente relacionadas con las estrategias enunciativas que provocan efectos de sentido. Se pueden distinguir tres grandes clases: modalidades de la enunciación, del enunciado y del mensaje. Las modalidades de la enunciación corresponden a una relación interpersonal, social y exigen una relación entre los protagonistas de la comunicación.

Cada enunciado puede recibir solo una modalidad de la enunciación: interrogativa, declarativa, imperativa o exclamativa. Las modalidades del enunciado caracterizan la manera en que el hablante sitúa su enunciado en relación con la verdad, la falsedad, la probabilidad, la certidumbre, la verosimilitud o en relación con juicios apreciativos: lo feliz, lo triste, lo útil, etc. Las primeras se denominan lógicas y las segundas apreciativas. Por último, las modalidades del mensaje tienen que ver con un valor modalizador de ciertas transformaciones sintácticas, como por ejemplo la transformación de un enunciado en voz pasiva o la relación tema-rema.

miércoles, 24 de mayo de 2017

texto de MAINGUENEAU

Discurso, enunciado, texto

https://drive.google.com/file/d/0B5losr3NPonfelR5aHh1NERIbDQ/view

miércoles, 17 de mayo de 2017

Guía 2 de preguntas - Benveniste

Emile Benveniste
“El aparato formal de la enunciación”

¿Cómo define este autor “empleo de las formas”?
¿Cómo diferencia este empleo a “las condiciones de empleo de la lengua”?
¿Cómo define el concepto de “enunciación”?
Explicar los componentes de la enunciación.
Explicar la apropiación de la lengua por parte del locutor.
¿Qué son los “indicios de persona”?
¿Qué relación puede establecerse entre la enunciación y los tiempos verbales?
¿En qué consiste el “aparato de funciones” del que dispone el locutor para influir en el alocutario?

¿Cómo explica este autor la estructura del diálogo?

contenidos del 1er. parcial

-Ferdinand de Saussure: 
la semiología y el proyecto de Saussure. Lengua y habla. Sistema, singo y valor. Relaciones sintagmáticas y asociativas. Diacronía y sincronía.
-Mijail Bajtin: 
géneros discursivos. Enunciado como unidad de la comunicación discursiva (diferencias con la oración).
-Emile Benveniste: 
el lenguaje y la subjetividad. El aparato formal de la enunciación.

GUIA DE PREGUNTAS Emile Benveniste

GUIA DE PREGUNTAS

Emile Benveniste
“De la subjetividad en el lenguaje”

¿Por qué este autor afirma que “el discurso es lenguaje puesto en acción entre partes”?
¿Cómo define el concepto de “ego” (yo)?
¿Cómo define la relación discursiva yo-tú?
¿Cómo establece este autor la relación existente entre lenguaje y subjetividad?
¿Qué función cumplen los pronombres personales para este autor en el proceso de comunicación?
Explicar por qué afirma que una lengua distingue “tiempos”.
¿Qué entiende este autor por “subjetividad”?
¿Qué función cumplen los verbos para este autor en el proceso de comunicación?
¿Qué entiende este autor por “discurso”?


Pautas para preparar y rendir el primer parcial escrito

A) Preparación previa al examen


1. Leer los textos con suma atención. Volver hacia atrás (releer) si algún concepto o párrafo no fue entendido. En caso de ser necesario, recurrir a un diccionario de linguística, semiología, ciencias humanas o a alguna otra fuente bibliográfica, incluso a este blog. Contestar por escrito las preguntas de la guía de estudio. Chequear en clase las respuestas realizadas, así como comentar con los compañeros de comisión las respuestas llevadas a cabo.
2. No se debe estudiar únicamente de los apuntes de clase ni de resúmenes, y menos aun de los de un compañero o los que figuran en páginas web, sino que debe estudiarse de la bibliografía indicada, puesto que los apuntes y resúmenes representan solo una parte del proceso de estudio.
3. Si se busca información adicional en la web, siempre conviene chequear con otras fuentes el contenido obtenido. No todo lo que en ella circula es de origen confiable en términos académicos.

B) Durante el desarrollo del examen

1. El parcial debe escribirse en negro o azul. Los demás colores se utilizan para la corrección del docente.
2. Al inicio del examen deben colocarse ciertos datos en la primera hoja: apellido, nombre, comisión, docente, nombre de la materia, nº de parcial, tema, fecha. Esta información debe diferenciarse del resto del escrito. En el resto de las hojas, consignar solamente apellido y nombre.
3. Leer atentamente las consignas. Prestar atención a los verbos introductorios como: desarrollar, explicar, comparar, resumir, ejemplificar, etc. ya que no son sinónimos, cada uno de ellos supone un tipo de respuesta diferente.
4. Numerar las páginas entregadas, por ejemplo: 1/3, 2/3, 3/3. Si es posible, abrocharlas. La última página debe firmarse con aclaración.
5. Responder solo lo que la pregunta solicita. No responder por “nombre del autor”, es decir, no escribir, por ejemplo, todo lo que se sabe de Saussure, sino limitarse a lo solicitado en la consigna. Si la respuesta no contiene lo solicitado, por más que el contenido sea correcto se podrá considerar la respuesta como “no pertinente”.
6. No utilizar abreviaturas, salvo las que estén convencionalizadas, como por ejemplo: etc.
7. No responder solo con gráficos, cuadros sinópticos o flechas. Estos no reemplazan al texto, simplemente lo ilustran.
8. Cada respuesta es un texto autónomo, es decir, debe poder leerse y comprenderse fuera del contexto parcial. No debe necesitar su consigna para entenderse. Por ejemplo: ¿Cómo fundamenta Saussure la necesidad de abordar el estudio del signo desde una perspectiva binaria? Respuesta: “Saussure fundamenta esta perspectiva explicando que…”
9. Las respuestas deben tener una estructura mínima: introducción, desarrollo y conclusión. En el ejemplo anterior, ese fragmento constituye la introducción de la respuesta. La conclusión se anuncia frecuentemente con un conector. Por ejemplo: “Por último, puede afirmarse que…”
10. Cuidar la sintaxis, la ortografía y la puntuación (las dificultades en estos aspectos no se calificarán con descuento de puntos). Se recomienda construir oraciones breves para obtener mayor claridad, ya que permiten organizar mejor el texto.
11. Respetar el uso de las mayúsculas.
12. La prolijidad y la legibilidad garantizan una buena comunicación y por lo tanto un buen parcial. Constituyen la “carta de presentación” del estudiante universitario.

C) Después del parcial, después del cuatrimestre


1. Consignar por escrito en qué cuatrimestre de qué año se cursó la materia y con qué docente.

martes, 9 de mayo de 2017

martes 9 de mayo

La clase de hoy se desarrollará en el aula, o bien será una clase pública en el marco de la semana de protesta gremial. Esperaremos el panorama de la sede a las 19.00 hs.

ENUNCIACION

La producción lingüística puede considerarse como un acto en cuyo transcurso las frases se actualizan asumidas por un locutor particular, en circunstancias espaciales y temporales precisas. No se entiende por enunciación el fenómeno físico de la emisión o la recepción del habla sino a los elementos que pertenecen al código de la lengua y cuyo sentido, sin embargo, depende de factores que varían de  una enunciación a otra, por ejemplo el uso de las palabras "yo", "usted", "aquí", "ahora", etc. Lo que la lingüística retiene es la huella del proceso de enunciación en el enunciado. "Yo" designa a la persona que habla en este momento, en este lugar.

Los primeros elementos constitutivos de un proceso de enunciación son:
 
el locutor, el que enuncia; y
el alocutario, aquel a quien se dirige el enunciado. 

Ambos se denominan indiferentemente interlocutores. A partir de aquí se puede concebir a la organización de las formas lingüísticas indiciales de dos maneras, según se tomen como base categorías gramaticales (como los pronombres personales, demostrativos, tiempos verbales) o semánticas (como las indicaciones de tiempo y lugar o las denominadas modalidades).


La enunciación siempre está presente de una manera u otra en el interior de un enunciado; las diferentes formas de esta presencia, así como los grados de su intensidad, permiten crear una tipología de los discursos como el de un discurso centrado en el locutor (autobiografía, relato de un paciente) a un discurso organizado en torno al alocutario (publicidad, política).


(adaptado de Ducrot y Todorov “Diccionario enciclopédico de las ciencias del lenguaje”)

COMUNICACIÓN

De una manera general, existen dos variedades de definición del término COMUNICACION: 

Según la primera, la comunicación es un proceso en virtud del cual A envía un mensaje a B, que provoca en éste un efecto. A esta variedad se la puede ejemplificar con los modelos clásicos de Saussure, por ejemplo.

La segunda definición ve en ella una negociación y un intercambio de sentido, donde mensajes, sujetos pertenecientes a una cultura y “realidad” interactúan para que se produzca un sentido o un entendimiento.
A esta variedad le corresponden los modelos de Peirce así como la propuesta de Bajtín. Esta definición pone el acento en los nexos entre elementos constitutivos necesarios para que se produzca un sentido.

Estos elementos entran en tres grupos principales:

1) el texto, sus signos y sus códigos.

2) los sujetos que “interpretan” el texto, la experiencia cultural y social que los ha formado y ha formado los signos y códigos que ellos emplean.

3) la conciencia de una “realidad externa” a la que se refieren tanto el texto como los que lo reciben.

Saussure - Lingüística estática y lingüística evolutiva

Al igual que en la economía política, en la lingüística se trata de un sistema de equivalencias entre cosas de órdenes diferentes [trabajo-salario, significante-significado]. El factor tiempo establece una dualidad, que por necesidad interior obliga a dividir la lingüística en dos partes. Se podrían distinguir dos ejes:

(1) Lingüística sincrónica o estática: designa un estado de la lengua, el eje de las simultaneidades, donde la variable tiempo queda excluida, [valores considerados en sí mismos]

(2) Lingüística diacrónica o evolutiva: designa una fase de la evolución, el eje de las sucesiones, donde sólo se puede considerar una cosa cada vez según una sucesión lineal [valores considerados en función del tiempo].

Mientras que la lingüística moderna ha seguido un camino diacrónico, los métodos tradicionales de los gramáticos han seguido el eje sincrónico. Los límites del método utilizado por los gramáticos son que “ignora partes enteras de la lengua, como la formación de las palabras; es normativa y cree deber dictar reglas en lugar de comprobar hechos; le faltan las miradas de conjunto; con frecuencia no sabe distinguir la palabra escrita de la palabra hablada, etc.”.
            
La perspectiva diacrónica se ocupa de fenómenos que si bien condicionan los sistemas, no tienen relación alguna con ellos, a diferencia de la lingüística sincrónica, para la cual “la lengua es un sistema en el que todas sus partes pueden y deben ser consideradas en su solidaridad sincrónica”.
            
“Al no hacerse nunca las alteraciones sobre el bloque del sistema, sino sobre uno u otro de sus elementos, sólo pueden ser estudiados fuera de aquél. Indudablemente cada alteración repercute sobre el sistema; pero el hecho inicial se refiere a un punto solamente; no hay ninguna relación interna con las consecuencias que pueden derivarse para el conjunto. Esta diferencia de naturaleza entre términos sucesivos y términos coexistentes, entre hechos parciales y hechos que afectan al sistema, prohibe hacer de unos y otros la materia de una sola ciencia”.
            
Diacronía y sincronía tienen relaciones entre sí, pero no puede conocerse lo sincrónico estudiando lo diacrónico. “Los hechos diacrónicos son irreductibles al sistema sincrónico que condicionan”.
            
Saussure compara la relación entre los dos órdenes con:

(1) los caracteres de los cuerpos mismos y sus proyecciones geométricas sobre un plano;
(2) las relaciones entre las fibras de un tallo vegetal cortado transversalmente y longitudinalmente;
(3) el juego de ajedrez en el que, como en «el juego del lenguaje», hay valores que se van modificando. El valor relativo de los elementos depende de su posición en el sistema. “En la lengua cada término tiene su valor por oposición con todos los demás términos”. La lengua es un sistema de relaciones diferenciales: una palabra tomada de una lengua extranjera “no cuenta como tal desde el momento en que se estudia en el seno del sistema; sólo existe por su relación y su oposición con las palabras a ella asociadas, con igual derecho a cualquier otro signo autóctono”. ¿Qué es lo interno al sistema? “Todo lo que cambia el sistema en un grado cualquiera”.
            
Si bien el sistema es siempre momentáneo (varía de una posición a otra), las reglas o los principios del juego son constantes o permanentes. Para pasar de un estado de sincronía a otro basta el desplazamiento de una pieza: no hay trastorno general. Los cambios se refieren a elementos aislados, pero cada desplazamiento tiene una repercusión en todo el sistema, puede ser irrelevante o revolucionar el sistema. El cambio es un tránsito entre dos estados, pero “los estados [lo sincrónico] son lo único importante”.

   
El método sincrónico se atiene a las relaciones presentes, mientras que el diacrónico se escinde en una prospectiva y una retrospectiva. El método (ideo)sincrónico se limita a los hechos correspondientes a una lengua mientras que el diacrónico necesita comparar la evolución en una lengua pero también los deslizamientos de una lengua a otra. El hecho sincrónico (estático) y el diacrónico (evolutivo) son irreductibles entre sí; “el uno es la relación entre elementos simultáneos, el otro la substitución de un elemento por otro en el tiempo, una sucesión”.

jueves, 4 de mayo de 2017

BENVENISTE

5. EL APARATO FORMAL DE LA ENUNCIACIÓN

 Todas nuestras descripciones lingüísticas consagran un lugar a menudo importante al “empleo de las formas”. Lo que se entiende por resto es un conjunto de reglas que fijan las condiciones sintácticas en las que las formas pueden o deben aparecer normalmente, por pertenecer a un paradigma que abarca las elecciones posibles. Estas reglas de empleo están articuladas con reglas de formación previamente indicadas, de manera que se establezca cierta correlación entre las variaciones morfológicas y las latitudes combinatorias de los signos (concordancia, selección mutua, preposiciones y regímenes de los nombres y los verbos, lugar y orden, etc.). Parece que, limitadas las elecciones de una y otra parte, se obtenga así un inventario que podría ser, teóricamente, exhaustivo tanto de los empleos como de las formas, y en consecuencia una imagen cuando menos aproximada de la lengua en uso. Desearíamos, con todo, introducir aquí una distinción en un funcionamiento que ha sido considerado desde el ángulo exclusivo de la nomenclatura morfológica y gramatical. Las condiciones de empleo de las formas no son, en nuestro concepto, idénticas a las condiciones de empleo de la lengua. Son en realidad mundos diferentes, y puede ser útil insistir en esta diferencia que implica otra manera de ver las mismas cosas, otra manera de describirlas e interpretarlas. El empleo de las formas, parte necesaria de toda descripción, ha dado objeto a gran número de modelos, tan variados como los tipos lingüísticos de que proceden. La diversidad de las estructuras lingüísticas, en la medida en que sabemos analizarlas, no se puede reducir a un número exiguo de modelos que comprenderían siempre y sólo los elementos fundamentales. Cuando menos disponemos así de algunas representaciones bastante precisas, construidas por medio de una técnica comprobada.  Muy otra cosa es el empleo de la lengua. Aquí es cosa de un mecanismo total y constante que, de una manera o de otra, afecta a la lengua entera. La dificultad es captar este gran fenómeno, tan trivial que parece confundirse con la lengua misma, tan necesario que se escapa. La enunciación es este poner a funcionar la lengua por un acto individual de utilización. El discurso -se dirá-, que es producido cada vez que se habla, esa manifestación de la enunciación, ¿no es sencillamente el "habla"? Hay que atender a la condición específica de la enunciación: es el acto mismo de producir un enunciado y no el texto del enunciado lo que es nuestro objeto., Este acto se debe al locutor que moviliza la lengua por su cuenta. La relación entre el locutor y la lengua determina los caracteres lingüístico~ de la enunciación. Debe considerársela como hecho del locutor, que toma la lengua por instrumento, y en los caracteres lingüísticos que marcan esta relación. Este gran proceso puede ser estudiado de diversos modos. Vemos tres principales. El más inmediatamente perceptible y el más directo -con todo y que en general no se le relacione con el fenómeno general de la enunciación- es la realización vocal de la lengua. Los sonidos emitidos y percibidos, ya sean estudiados en el marco de un idioma particular o en sus manifestaciones generales, como proceso de adquisición, de difusión, de alteración -son otras tantas ramas de la fonética- proceden siempre de actos individuales, que el lingüista sorprende en lo posible en una producción nativa, en el seno del habla. En la práctica científica, se procura eliminar o atenuar los rasgos individuales de la enun-ciación fonética recurriendo a sujetos diferentes y 'multiplicando los registros, de manera que se obtenga una imagen media de los sonidos, distintos o ligados. Pero todo el mundo sabe que, en el mismo sujeto, los mismos sonidos no son nunca reproducidos exactamente, y que la noción de identidad sólo es aproximada, precisamente cuando la experiencia es repetida en detalle. Estas diferencias se deben a la diversidad de las situaciones en que es producida la enunciación. El mecanismo de esta producción es otro aspecto esencial del mismo problema.,La enunciación supone la conversión individual de la lengua en discurso:aquí la cuestión -muy difícil y todavía poco estudiada- es ver cómo el "sentido" se forma en "palabras", en qué medida puede distinguirse entre las dos nociones y en qué términos describir su interacción. Es la semantización de la lengua lo que ocupa el centro de este aspecto de la enunciación, y conduce a la teoría del signo y al análisis de la significancia.~ En esta misma consideración pondremos los procedimientos mediante los cuales las formas lingüísticas de la enunciación se diversifican y se engendran. La "gramática transformacional" aspira a codificarlos y formalizarlos para deslindar iin marco permanente y, a partir de una teoría de la sintaxis universal, propone elevarse a una teoría del funcionamiento de la mente. Puede, en fin, considerarse otro enfoque, que consistiría eii definir la enunciación en el marco formal de su realización. Tal es el objeto propio de estas páginas. Tratamos de esbozar, dentro de la lengua, los caracteres formales de la enunciación a partir de la manifestación individual que actualiza. Tales caracteres son necesarios y permanentes los unos, los otros incidentales y ligados a la particularidad del idioma elegido. Por comodidad, los datos aquí utilizados proceden del francés usual y de la lengua de la conversación. En la enunciación consideramos sucesivamente el acto mismo, las situaciones donde se realiza, los instrumentos que la consuman. 'El acto individual por el cual se utiliza la lengua introduce primero el locutor como parámetro en las condiciones necesarias para la enunciación. Antes de la enunciación, la lengua no es más que la posibilidad de la lengua. Después de la enunciación, la lengua se efectúa en una instancia de discurso, que emana de un locutor, forma sonora que espera un auditor y que suscita otra enunciación a cambio. En tanto que realizacibn individual, la enunciación puede definirse, en relación con la lengua, como un proceso de apropiación, El locutor se apropia cl aparato formal de la lengua y enuncia su posición de locutor niediante indicios específicos, ' Nos ocupanios p?rticularniente de mto en un estudio publicado cni Serniotica, 1, 1969 (antes. pp. 47-69). por una parte, y por medio de procedimientos accesorios, por otra. Pero inmediatamente, en cuanto se declara locutor y asume la lengua, implanta al otro delante de él, cualquiera que sea el grado de presencia que atribuya a este otro.(Toda enunciación cs, explícita o implícita, una alocución, postula un alo~utario~ Finalniente, en la enunciación,;la lengua se hlla enipleada en la expresión de cierta relación con el mundo. La coiidición misma de esta movilización y de esta apropiación de la lengua es, en el locutor, la necesidad de referir por el discyrso y, en el otro, la posibilidad de correferir idénticamente, en el coiisenso pragmático que hace de cada locutor un colocutor. La referencia es parte integrante de la enuiiciación. Estas condiciones iniciales van a gobernar todo el iiiecanisnio de la referencia en el proceso de enunciación, creando una situación muy singular y de la cual no se adquiere la menor conciencia. El acto individual de apropiación de la lengua introduce al que habla en su habla. He aquí un dato constitutivo de la enunciación. La presencia del locutor en su enunciación hace que cada instancia de discurso constituya un centro de referencia interna. Esta situación se manifestará por un juego de formas específicas cuya función es poner al locutor en relación constante y necesaria con su enunciación. Esta descripción un poco abstracta se aplica a un fenómeno lingüístico familiar en el uso, pero cuyo análisis teórico apenas se está iniciando. Está primero la emergencia de los indicios de persona (la relación yo-tú), que no se produce más que en la enunciación y por ella: el término yo denota al individuo que profiere la enunciación, el término tú, al individuo que está presente como alocutario. De igual naturaleza y atinentes a la misma estructura de enunciación son los indicios numerosos de la ostensión (tipo este, aquí, etc.), términos que implican un gesto que designa el objeto al mismo tiempo que es pronunciada la instancia del término. Las formas llamadas tradicionalmente "pronombres personales", "demostrativos", nos aparecen ahora como una clase de "individuos lingüísticos", de formas que remiten siempre y  solamente a "individuos", trátese de personas, de momentos, de lugares, por oposición a los términos nominales que remiten siempre y solamente a conceptos. Ahora, el estatuto de estos "individuos lingüísticos" procede del hecho de que nacen de una enunciación, de que son producidos por este acontecimiento individual y, si puede decirse, "semelnativo". Son engendrados de nuevo cada vez que es proferida una enunciación, y cada vez ~,signan de nuevo. Otra serie, tercera, de términos aferentes a la enunciación está constituida por el paradigma entero -a menudo vasto y complejo- de las formas temporales, que se determinan por relación con el EGO, centro de la enunciación. Los "tiempos" verbales cuya forma axial, el "presente", coincide con el momento de la enunciación, forman parte de este aparato necesario.' Vale la pena detenerse en esta relación con el tiempo, y meditar acerca de la necesidad, interrogarse sobre lo que la sustenta. Podría creerse que la temporalidad es un marco innato del pensamiento. Es producida en realidad en la enunciación y por ella. De la enunciación procede la instauración de la categoría del presente, y de la categoría del presente nace la categoría del tiempo. El presente es propiamente la fuente del tiempo. Es esta presencia en el mundo que sólo el acto de enunciación hace posible, pues -piénsese bien- el hombre no dispone de ningún otro medio de vivir el "ahora" y de hacerlo actual más que realizarlo por inserción del discurso en el mundo. Podría mostrarse mediante análisis de sistemas temporales en diversas lenguas la posición central del.presente. El presente formal no hace sino explicitar el presente inherente a la enunciación, que se renueva con cada producción de discurso, y a partir dc este presente continuo, coextensivo con nuestra presencia propia, se imprime en la conciencia el sentimiento de una continuidad que llamamos "tiempo"; continuidad y temporalidad se engendran en el presente incesante de la enunciación que es el presente del ser mismo, y se delimitan, por referencia interna, entre lo que va a volverse presente y lo que acaba de no sedo ya. Así la enunciación es directamente responsable de ciertas ' El detalle de los hechos de lengua que abarcamos aquí en una ojeada sintitia s cxpuerto en varios capítulos dc nuestros Probl¿mcs de linguirtique gdndrale, . lo cual nos disculpa de insistir.  clases de signos que promueve, literalniente, a la existencia. Pues no podrían nacer ni hallar empleo en el uso cognitivo de la lengua. Hay pues que distinguir las entidades que tienen en la lengua su estatuto pleno y pemianeiite y aquellas que, enianadas de la enunciación, sólo existen eii la red de "iiidividuos" que la enunciación crea y en relación con el "aquí-ahora" del locutor. Por ejeinplo, el "yo", el "eso", el "maíiana" de la descripción gramatical no son sino los "nonibres" inetalingüisticos de yo, eso, moñanu producidos en la eiiunciacióii. Aparte de las fuerzas que gobierna, la enuiiciacióri da las coiidiciones necesarias para las grandes funciones siiitácticas: No bien el enunciador se sirve de la lengiia para influir de algún modo sobre el comportamiento del alocutario, dispone para ello de un aparato de funciones. Está, priiiiero, la ittterrogan'ón, que es una enunciación construida para suscitar una "respuesta", por un proceso liiigiiístico que es al iiiisiiio tiempo un proceso de comportaiiiieiito de doble entrada. Todas las fornias Iéxicas y sintácticas de la iiiterrogacióii. partículas, proiionibres. sucesión, entonación, etc.. participan de este aspecto de la eniinciacióo. Parecidaiiientc serán atribuidos los t6riiiiiios o foriiias qitc Ilanianios de intiittacióli: órdciics, Ilaiiiados. coiicebidos cii categorías coiiio el inipcratiro. cl vocativo. qiie iiiiplicaii una relacióii viva e iiinicdiata dcl ciiuiiciador v cl otro, eii uiia referencia necesaria al ticiiiyo dc la ciiuiiciacióii. Menos evidente qiiizi. pero no iiiciios cierta. cs la pertciieiicia de la aserción a este iiiisiiio rcpcrtorio. Tanto en so sesgo siiitáctico ~01110 en su ciitoiiaciúii, la ascrcióii apiiiita a coiiiuiiicar una ccrtiduiiibre, es la ii~iaiiifestacióii iiiis coiiiúii dc la presencia del locutor cii la eiiiiiiciacióii. hasta ticiic iiistruiiieiitos específicos que la esprcsaii o iiiiplicaii, las palabras sí !. IZO que asertaii positiva o iicgatiraiiiciitc uiia proposici0ii. La iicgación coiiio operacióii lógica es iiidcpeiidieiitc de la eiiiiiiciacióii. tiene su forma propia en fraiiris, quc es iie. . . pus. Pero la partícula asertiva no, sustituto de iiiia proposición, se clasifica conio la partícula sí, cuyo cstatiito coiiiparte. eiitrc las fori~ias que participan de la enuiiciacióii. Más ampliamente aun, si bien de iiiaiiera iiienos categorizable, se disponen aqiii toda siicrte de iiiodalidades forn~ales. unas pertenecientes a los verbos coiiio los "niodos" (optativo, subjuiitivo) que enuncian actitudes del enunciador hacia lo que enuncia (espera, deseo, aprensión), las otras a la fraseología ("quizá", "sin duda", "probablemente") y que indican iiicertidumbre, posibilidad, indecisión, etc., o, deliberadaniente, denegación de ascrcióii. 'LO que en general caracteriza a la enunciación es la acentuación de la relación discursiva al interlocutor, ya sea este real o imaginado, individual o colectivo. , Esta característica plantea por necesidad lo que puede llamarse el cuadro figurativo de la eiiunciación. Como forma de discurso, la enunciación plantea dos "figuras" igualmente necesarias, fuente la una, la otra meta de la enuuciacióu. Es la estructura del diálogo. Dos figuras en posición de interlocutores son alternativamente protagonistas de la enunciación. Este marco es dado necesariamente con la definición de la enunciación. Podría objetarse que puede haber diálogo fuera de la enunciación o enunciación sin diálogo. Deben ser examinados los dos casos. En la justa verbal practicada por diferentes pueblos, y de la cual es una variedad típica el hmn-teny de los Merina, no se trata en realidad ni de diálogo ni de enunciación. Ninguna de las partes se enuncia: todo consiste en proverbios citados y en contraproverbios contracitados. No hay una sola referencia explícita al objeto del debate. Aquel de los dos competidores que dispone de mayor provisión de proverbios, o que los emplea más diestramente, con mayor malicia, del modo más imprevisible, sale ganando y es proclamado vencedor. Este juego no tiene más que las apariencias de un diálogo. A la inversa, el "monólogo" procede por cierto de la enunciación. Debe ser planteado, pese a la apariencia, como una variedad del diálogo, estructura fundamental. El "monólogo" es un diálogo interiorizado, formulado en "lenguaje interior", entre un yo locutor y un yo que escucha. A veces el yo locutor es el único que habla; el yo que escucha sigue presente, no obstante; su presencia es necesaria y suficiente para tomar significante la enunciación del yo locutor. En ocasiones tambikn el  yo que escucha interviene con una objeción, una pregunta, una duda, un insulto. La forma lingüística que adopta esta intervención difiere según los idiomas, pero es siempre una forma 'lpersonal". Ora el yo que escucha se pone en el lugar del yo locutor y se enuncia pues como "primera persona"; así en espaiíol, donde el "monólogo" será cortado por observaciones o injunciones como: "No, soy tonto, olvidé decirle que. . ." Ora el yo que escucha interpela en "segunda persona" al yo locutor: "No, no hubieras debido decirle que. . ." Habría que establecer una interesante tipología de estas relaciones; en algunas lenguas se vería predoiiiiiiar el yo oyente como sustituto del 'locutor, poniéndose a su vez como yo (francés, inglés), o en otras dándose por interlocutor del diálogo y empleando tú (aleiiián, ruso). Esta trasposición del diálogo a "monólogo" doiidc itco ora se escinde en dos, ora asume dos papeles, se presta a figiiraciones o trasposiciones psicodraináticas: conflictos del "yo profundo" y de la "concieiicia", dcsdoblamientos provocados por la "inspiración", etc. Suministra la oportunidad el aparato lingüístico de la enunciacióii sciirrcflcuiva que coniprciidc iin juego de oposiciones del proiioiiihrc v del aiitóiiiiiio (cii fraiic6s jelmel moi)? Estas situaciones pedirían una dcscripciOii cloblc, dc fornia lingüística y de condición figiirativa. Sc contenta uiio demasiado fácilmente con invocar la frcciiciicia y la utilidad prácticas de la comunicación entre los individuos para admitir la situación de diálogo como resultaiitc de una necesidad y prescindir de analizar sus múltiples variedades. Una de ellas se presenta en una condición social de lo más trivial en apariencia, de las menos conocidas en verdad. B. Malinowski la ha señalado con el nombre de comunidn fática, calificándola así como fenómeno psicosocial de funcionamiento lingüístico. Trazó su configuración partiendo del papel que tiene el lenguaje. Es un proceso donde el discurso, con la forma de un diálogo, funda una aportación entre los individuos. Vale la pena citar algunos pasajes de este análisis: = ' Ver un articulo del BSL, 60 (1965). fasc. 1. pp. 71ss. Traducimos algunos pasaje del articulo de B. Malinowski publicado cn Ogdrn y Richafd9, The Meaning of Meaning. 1923.  El caso del lenguaje empleado en relaciones sociales libres, sin meta, merece una consideración especial. Cuando se sienta gente alrededor de la hoguera del pueblo después de concluir su faena cotidiana o cuando charlan para descansar del trabajo, o cuando acompaíian un trabajo simplemente manual con un chachareo que no tiene que ver con lo que hacen, es claro que estamos ante otra manera de emplear la lengua, con atro tipo de función del discurso. Aquí la lengua no depende de lo que pasa en el momento, hasta parece privada de todo contexto ~ituacional. El sentido de cada enunciado no puede ser vinculado al comportamiento del locutor o del oyente, a la intención de lo que hacen. , Una simple frase de cortesía, enipleada tanto en las tribus salvajes como en un salón europeo, cumple con una función para la cual el sentido de sus palabras es casi del todo indiferente. Preguntas sobre el estado de salud, observaciones sobre el tiempo, afirmación de un estado de cosas absolutamente evidente, todas estas cosas son intercaiilbiadas no para informar, no en este caso para ligar a personas en acción, tampoco, de fijo, para expresar un pensamiento.. . Es indudable que estamos ante un nuevo tipo de empleo de la lengua -que, empujado por el demonio de la invención terminológica, siento la tentación de llamar comunión fática, un tipo de discurso en el cual los *exos de unión son creados por un simple intercambio de palabras.. . Las palabras en la comunión fática json em leadas principalmente para trasmitir una significación que es simbóqicamente la suya? No, de scguro. Desempefian una función social y es su principal meta, pero no son resultado de una reflexión intelectual y no suscitan por necesidad una reflexión en el oyente. Una vez más podremos decir que la lengua no funciona aquí como un medio de trasmisión del pensamiento. Pero ¿podemos considerarla como un modo de acción? ¿Y en qué relación está con nuestro concepto decisivo dc contexto de situación? Es evidente quc la situación exterior no intenrieiic dircctaiiiciitc en la técnica de la palabra. Pero ¿qué se puedc considerar coiiio situación cuaiido un grupo de gcutc charla sin nieta? Consiste sencillamente en esta atmósfera de sociabilidad y en cl Iieclio de la coiiiuiiiói~ pcrsoiial de esa gente. Mas ésta es de hecho coiisuiiiada por la palabra, y la situación en todos los casos cs creada por cl iiitercaiiibio dc palabras, por los sentimientos específicos que forman la gregaridad convivial, por el vaivén de los decires que constituyen el cliacoteo ordinario. La situación entera consiste en acontecimientos lingüisticos. Cada enunciación es un acto que apunta directamente a ligar el oyente al locutor por el nexo de algún sentimiento, social o de otro género. Una vez más el lenguaje en esta función no se nos manifiesta como un instmmento dc reflexión sino como un modo de acción. Estamos aquí en las lindes del "diálogo". Una relación per- sonal creada, sostenida, por una forma convencional de enunciación que vuelve sobre sí misma, se satisface con su logro, sin cargar con objeto, ni con meta, ni con mensaje, pura enunciación de palabras convenidas, repetida por cada enunciador. El análisis formal de esta forma de intercambio lingüístico está por hacer? En el contexto de la enunciación habría que estudiar otras muchas cosas. Habría que considerar los cambios léxicos que la enunciación determina, la fraseología que es la marca frecuente, acaso necesaria, de la "oralidad". También habría que distinguir la enunciación hablada de la enuiicia'ción escrita. Esta se mueve en dos planos: el escritor se enuncia escribiendo y, dentro de su escritura, hace que se enuncien individuos. Se abren vastas perspectivas al análisis de las formas complejas del discurso, a partir del marco formal aquí esbozado.

mañana viernes 5 no hay clase

mañana viernes la clase de las 19.00 hs. queda suspendida.
retomaremos nuestro trabajo semiológico el martes 9 de mayo

bibliografía

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1) De la subjetividad en el lenguaje
2) El aparato formal de la enunciación