martes, 29 de mayo de 2012

Para pensar desde Hall

así es y así lo cuentan...

enunciacion: deícticos

Primer parcial: calificaciones comisión 14310

COMISION 14310

APROZIV Laura  6,50 seis con cincuenta
BARBERAN Juan  3 tres
BOISSERENC Antonia   5 cinco
BORZAN Yago  5,50 cinco con cincuenta
BRUNERO Rocio  8 ocho
BURGOS Karen  4,50 cuatro con cincuenta
CAMPOS Romina  5 cinco
CANESTRI Sofia  6 seis
CASTELLA Anais  6 seis
CHAMBI Valeria  4,50 cuatro con cincuenta
COLOMBO Sebastian  6 seis
CORNADOR Nicolas  5,50 cinco con cincuenta
GARRIDO Cynthia  7 siete
GOMEZ Agustina  6 seis
GOROSTIAGA Dolores  5,50 cinco con cincuenta
MIRAMONTES Federico  4,50 cuatro con cincuenta
REYES Mario  6 seis
ROMERO Maria  5,50 cinco con cincuenta
RUGGIERI Laura  7 siete
SAN MARTIN Luis  6 seis
SAYAVEDRA Matias  1 uno
SERRANO Leonardo  5 cinco
URGORRI Macarena  5 cinco
ZUNGRI Diego  3,50 tres con cincuenta

domingo, 27 de mayo de 2012

Stuart HALL

Nace el 3 de febrero de 1932 en Kingston Jamaica. Teórico de los estudios culturales y sociólogo. En 1968 se convierte en director del Centro Contemporáneo de Estudios Culturales y permanece hasta 1979. Es considerado uno de los más importantes difusores de los estudios culturales. En 1979 se convirtió en profesor de sociología en la Open University. En 1997 se retiró de dicha universidad.

Modifica la orientación de los estudios culturales de una visión humanista inspirada en estudios literarios, al paradigma estructuralista inspirado en el psicoanálisis y la teoría marxista.

Una de las influencias teóricas más relevantes para Hall fue la del filósofo francés Louis Althusser; principalmente por su estudio sobre los Aparatos Ideológicos del Estado.

Concibe a la cultura como un elemento que promueve la dominación y la resistencia. Define a la cultura como los significados y los valores que emergen entre grupos y clases sociales diferenciados, sobre la base de sus condiciones y relaciones históricas dadas, a través de las cuales "manejan" y responden a las condiciones de existencia. La cultura entendida como entretejido con todas las prácticas sociales (forma común de actividad humana).

Propone un modelo de codificación-decodificación del discurso mediático: el texto mediático se encuentra a medio camino entre sus productores (codificador del significado) y el público (decodificador del significado) según una situación social y marco de interpretación completamente diferentes.

Ideología emitida versus ideología recibida (quienes por elección o empujados por las circunstancias interretan de otra manera los mensajes). El receptor se convierte en consumidor y productor de su propia cultura, deja de ser sólo un ente pasivo y comienza a actuar con su medio.

Teoría de las representaciones: las representaciones sirven como conexión entre significados y lenguaje con la cultura. Según Hall, representación se define como "usar el lenguaje para decir algo con significado o representar el mundo de una manera significativa para otras personas". Es la producción de significados que se da por medio del lenguaje.

Hall ha realizado diversos estudios sobre la influencia de los medios de comunicación en problemas sociales como las crisis de seguridad. Sus trabajos y estudios, que muestran el vínculo entre prejuicio racial y los medios han sido de mucha importancia para fundar nuevos caminos de los estudios culturales contemporáneos.

sábado, 26 de mayo de 2012

TEORIA DE LA ENUNCIACION

Las huellas lingüísticas de la enunciación en el enunciado

La problemática de la enunciación se aboca a la búsqueda de los procedimientos lingüísticos con los cuales el locutor imprime su marca al enunciado, cómo se inscribe en él, implícita o explícitamente, y se sitúa en relación a su enunciado.

Estas marcas o huellas son, por una parte frases, palabras, o entonaciones particulares (entre otros indicios) que permiten analizar en un enunciado cómo el locutor selecciona, destaca, u omite entidades de la situación comunicativa, denominadas DEÍCTICOS. Por otra parte, también son marcas para ser interpretadas las valoraciones que el locutor hace del mundo, denominadas SUBJETIVEMAS, o también las valoraciones que destine a su propio discurso, afirmaciones, dudas, certidumbres, etc, designadas como MODALIDADES.

Un deíctico es una frase o una palabra, capaz de indicar la situación de enunciación de un hablante. Son ejemplos de deícticos algunos pronombres personales, demostrativos, adverbios, verbos, etc.

Los subjetivemas se expresan a través de ciertas frases y palabras, manifestando la valoración que el hablante realiza durante su enunciación, respecto de ciertos hechos u objetos del mundo, evaluación que puede ser positiva o negativa. Es así que cuando el sujeto de la enunciación debe verbalizar un referente determinado, al seleccionar las unidades léxicas que le posibilita el lenguaje, se enfrenta a dos opciones: o bien producir un discurso objetivo o bien un discurso subjetivo, en el que se asume explícita o implícitamente como fuente evaluativa de la información.

A partir de los rasgos semánticos, afectivo y evaluativo, de los elementos léxicos, se elabora una clasificación de subjetivemas: sustantivos peyorativos y elogiosos; adjetivos evaluativos y afectivos; adverbios modalizadores; verbos. En cuanto a los verbos, su análisis implica distinguir: ¿quién efectúa el juicio evaluativo?; ¿qué es lo que se evalúa?

En cuanto a las modalidades, éstas se encuentran estrechamente relacionadas con las estrategias enunciativas que provocan efectos de sentido. Se pueden distinguir tres grandes clases: modalidades de la enunciación, del enunciado y del mensaje. Las modalidades de la enunciación corresponden a una relación interpersonal, social y exigen una relación entre los protagonistas de la comunicación.

Cada enunciado puede recibir solo una modalidad de la enunciación: interrogativa, declarativa, imperativa o exclamativa. Las modalidades del enunciado caracterizan la manera en que el hablante sitúa su enunciado en relación con la verdad, la falsedad, la probabilidad, la certidumbre, la verosimilitud o en relación con juicios apreciativos: lo feliz, lo triste, lo útil, etc. Las primeras se denominan lógicas y las segundas apreciativas. Por último, las modalidades del mensaje tienen que ver con un valor modalizador de ciertas transformaciones sintácticas, como por ejemplo la transformación de un enunciado en voz pasiva o la relación tema-rema.

viernes, 18 de mayo de 2012

HOY VIERNES 18 CLASE SUSPENDIDA

Les comunico que por razones de salud las clases de hoy de las comisiones 14.310 y 14.311 se suspenden.
Nos reencontraremos el martes.
Biblio a trabajar: MODULO 2. Benveniste y Hall

miércoles, 16 de mayo de 2012

Acerca del texto de HALL

PROCESO DE INTERCAMBIO COMUNICATIVO
Articulación de diferentes prácticas sociales conectadas entre sí

CODIFICACION    MENSAJE    DECODIFICACION
Productos
Formas discursivas
Pasaje de formas:
producción-circulación--------------consumo-distribución

estruct. significativas 1(codif.) estruct. significativas 2 (decodif.)

códigos (codif.) códigos (decodif.)

gramáticas(codif.) gramáticas (decodif.)

reglas discursivas(codif.) reglas discursivas (decodif.)

estructuras de entendimiento (codif.) estructuras de entendimiento (decodif.)

relaciones de producción (codif.) relaciones de producción (decodif.)

infraestructura técnica (codif.) infraestructura técnica (decodif.)



Toda sociedad clasifica al mundo a través de su lengua, lo que constituye un orden cultural dominante, no determinante. Existen una serie de dominios discursivos que se encuentran jerárquicamente organizados, es decir, una estructura de discursos dominantes conformados por un conjunto de creencias, prácticas y significados que establecen límites, pautas y restricciones para la decodificación, es por ello que intentarán guiar la interpretación y decodificación de los mensajes.

COMUNICACION DE MASAS (a propósito de HALL)

COMUNICACION MASIVA
Comunicación de naturaleza social e industrial de los medios entendidos comúnmente como periódicos, revistas, cine, televisión, radio y aviso publicitarios, así como libros de ficción o no ficción de temáticas generales y populares, y música industrial de géneros como el pop, principalmente.
Puede definirse a este término como la práctica y el producto destinados a suministrar entretenimiento para el ocio e información a una audiencia desconocida, a través de una alta tecnología financiada por corporaciones, producida industrialmente y regulada de modo diverso por el Estado; estos entretenimientos e informaciones constituyen mercancías que se consumen privadamente por medio de los medios de prensa, pantallas, audio y emisiones abiertas.

(adaptado de O´Sullivan, T.; Hartley, J. y otros. “Conceptos clave en comunicación y estudios culturales”. Buenos Aires, Amorrortu eds.)

para pensar ENUNCIACION

La producción lingüística puede considerarse como un acto en cuyo transcurso las frases se actualizan asumidas por un locutor particular, en circunstancias espaciales y temporales precisas. No se entiende por enunciación el fenómeno físico de la emisión o la recepción del habla sino a los elementos que pertenecen al código de la lengua y cuyo sentido, sin embargo, depende de factores que varían de una enunciación a otra, por ejemplo el uso de las palabras "yo", "usted", "aquí", "ahora", etc. Lo que la lingüística retiene es la huella del proceso de enunciación en el enunciado. "Yo" designa a la persona que habla en este momento, en este lugar.

Los primeros elementos constitutivos de un proceso de enunciación son: el locutor, el que enuncia; y el alocutario, aquel a quien se dirige el enunciado. Ambos se denominan indiferentemente interlocutores. A partir de aquí se puede concebir a la organización de las formas lingüísticas indiciales de dos maneras, según se tomen como base categorías gramaticales (como los pronombres personales, demostrativos, tiempos verbales) o semánticas (como las indicaciones de tiempo y lugar o las modalidades).

La enunciación siempre está presente de una manera u otra en el interior de un enunciado; las diferentes formas de esta presencia, así como los grados de su intensidad, permiten crear una tipología de los discursos como el de un discurso centrado en el locutor (autobiografía, relato de un paciente) a un discurso organizado en torno al alocutario (publicidad, política).

(adaptado de Ducrot y Todorov “Diccionario enciclopédico de las ciencias del lenguaje”)

sábado, 12 de mayo de 2012

Acerca de KERBRAT-ORECCHIONI (II)

Reformulación del modelo de Jakobson según Kerbrat


Sobre este modelo la lingüista francesa Catherine Kerbrat-Orecchioni ha realizado una reformulación con el propósito de interpretar la complejidad del hecho comunicativo. Esta reformulación no se relaciona específicamente con las funciones del lenguaje en la comunicación, sino con los factores del circuito, produciendo una nueva perspectiva para comprender cómo se construyen y se interpretan las comunicaciones verbales presenciales y no presenciales, las comunicaciones escritas y las sostenidas por soportes eléctricos y electrónicos.

Para ello analiza críticamente la noción de código que plantea el lingüista ruso. Según ella, es inexacto que los dos participantes de la comunicación, aun si pertenecen a la misma comunidad lingüística, hablen exactamente la misma lengua, y que sus competencias se identifiquen con el castellano de todo locutor o alocutario. Con esto quiere significar que la comunicación no se funda sobre un código único compartido por ambos participantes de la comunicación, sino que cada participante posee su propio idiolecto, que puede ser o no compatible con otro. De este concepto se derivan: cronolecto, la lengua utilizada por las diferentes edades: infantes, adolescentes, y adultos. Sociolecto, que depende del grado de escolaridad. Dialecto, que se relaciona con las diferentes lenguas regionales: castellano rioplatense urbano porteño, castellano rioplatense urbano cordobés, o castellano rioplatense rural, son algunos de los ejemplos. Kerbrat plantea que el código no es absolutamente externo al sujeto, sino que éste lo construye a partir de todas sus competencias, es decir del conjunto de todas sus posibilidades lingüisticas, para codificar y decodificar mensajes. Esto significa que el individuo va adquiriendo la lengua, a medida que va aprendiendo nuevos conceptos, y ampliando así, su repertorio lingüístico.

También resulta necesario entender el concepto de “competencias”, que poseen tanto el emisor como el receptor: aquellos saberes y conocimientos en relación al instrumento comunicativo, a diversos temas y objetos de discurso. Es decir, son diferencias que existen entre los participantes de una comunicación respecto de la adquisición de bienes simbólicos y culturales. Las dificultades y facilidades ante distintas circunstancias se deben a las competencias que se poseen de modo suficiente, fragmentario o nulo. La adquisición de competencias por parte de los hablantes es permanente y se lleva a cabo de diferentes modos, y tienen que ver con:

-hábitos y comportamientos,
-experiencias propias y ajenas,
-relaciones sociales, grupales, etc.

Por ejemplo: el código de la lengua es potencialmente común a todos los hablantes, pero algunos lo utilizan más adecuadamente que otros, según la situación en que se encuentren y por las que hayan atravesado, ya que el lenguaje se aprende en situación, es decir, bajo condicionamientos o restricciones que impone la misma práctica. Esto significa que no todos los sujetos poseen el mismo conocimiento de la lengua ni la misma experiencia, ni tampoco la utilizan de la misma manera, ni hablan o interpretan del mismo modo. Es decir, algunos poseen mayor o menor conocimiento que otros para la codificación y la decodificación de los mensajes.

Componentes del nuevo esquema

-Las competencias lingüísticas son los conocimientos de la gramática de la lengua, es decir, sobre la correcta formación de enunciados de la lengua. La competencia comunicativa incluye a la anterior y la pone en circulación junto con otros saberes o conocimientos de una misma comunidad linguística.

-Competencias no linguísticas en la comunicación, es decir, las paralinguísticas: el lenguaje que no utiliza solamente palabras sino gestos, miradas, mímica, etc., que inciden en la codificación de los mensajes.

-Competencias cultural e ideológica. La primera reúne los conocimientos que se poseen en relación con el mundo, es decir, las facilidades o dificultades para interpretar el universo simbólico. En la competencia ideológica, además del universo simbólico, se llevan a cabo una serie de procedimientos que permiten la interpretación y la evaluación de dichos objetos: al conjunto de actitudes interpretativas y evaluativas.

-Determinaciones “psi”. Las competencias anteriores están atravesadas por un conjunto de determinaciones individuales de las que tampoco el hablante es completamente conciente, y que pueden alterar en diferentes sentidos los mensajes y la interacción comunicativa. Se trata de las determinaciones “psi”: componentes psicológicos, psicoanalíticos y/o psiquiátricos. No es una competencia que el participante adquiere, sino una determinación a la que se está sujeto.

-Restricciones del universo del discurso. Para comprender el modelo con las competencias es necesario referirse a las restricciones del universo del discurso, que operan como filtros en el discurso, en el sentido de que limitan lo que puede y debe ser dicho según la situación de inscripción de los enunciados. Es posible hablar de restricciones de género discursivo (Bajtín), es decir de tema, estilo, léxico o de tipologías discursivas; que actúan como filtros. En términos generales, los tipos de textos son componentes del género y del discurso, como la conversación o la argumentación. El relato por ejemplo, pertenece a la novela y a la crónica periodística; se trata de una dimensión textual o lingüística relacionada con la competencia lingüística.

Los tipos de discurso son los géneros discursivos que pueden estar compuestos por tipos de textos en común. Ellos engloban géneros: el discurso periodístico está compuesto por la crónica, el editorial, la entrevista, la nota de opinión. El discurso literario, por la novela, el cuento, la poesía, el teatro o el ensayo. El universo de discurso constituye una dimensión institucional o social, relacionada con las competencias culturales e ideológicas.

Estos son, en breve síntesis, los componentes para formalizar los modelos de producción y de interpretación de los mensajes. Se trata entonces, de un esquema que reformula Kerbrat-Orecchioni del de Jakobson, en el que estos modelos hacen funcionar la codificación y decodificación de los mensajes bajo las leyes que regulan las diversas competencias.

Acerca de KERBRAT-ORECCHIONI

El modelo de las funciones del lenguaje de Jakobson


A partir de su modelo, Jakobson elabora el circuito de la comunicación verbal que, desde su perspectiva, consta de seis factores. Un “destinador” que emite un “mensaje” que recibe un “destinatario”. El mensaje debe referirse a algo, es decir, para que un mensaje se comprenda se requiere de un “contexto”: aquello de lo cual se habla. Este término no debe confundirse con la acepción de entorno físico o circunstancia que rodea a la situación comunicativa. Otro factor del circuito es el “código” que, por su parte, asegura la comunicación en cuanto es común tanto para destinador como para destinatario, es una lengua compartida para que ambos puedan comprenderse. Por último, el factor “contacto” que es el canal o medio físico por el cual transita el mensaje pero es, además, una conexión psíquica que se produce entre el destinador y el destinatario.
A partir de su modelo del circuito de comunicación verbal, Jakobson advierte que las funciones que cumple el lenguaje en la comunicación permite constatar que:
- cada factor determina una función;
- ninguna función se expresa en estado “puro”;
- existe un orden jerárquico o de dominancia entre las diversas funciones que intervienen en una comunicación.

Las relaciones comunicación-lenguaje

Cuando la comunicación se encuentra orientada hacia el destinador o emisor se produce la función emotiva del lenguaje, siendo marcas de ella: la primera persona (yo, nosotros, mi, nuestro) las interjecciones y la abundancia de adjetivos. Esta función también es conocida como expresiva.
Cuando la comunicación está orientada hacia el contexto se despliega la función referencial. Son marcas de ella la tercera persona y la preeminencia de sustantivos (ella, el, ellas, ellos). Esta función también se denomina informativa.
Cuando la comunicación se orienta hacia el destinatario se produce una función conativa. Son marcas de ella la segunda persona y la marcada importancia de los verbos (vos, usted, ustedes). Esta función también es conocida como apelativa.
Cuando la comunicación está orientada hacia el canal o contacto se produce la función fática, que tiene como objeto comprobar si el canal funciona correctamente.
Cuando la comunicación se orienta hacia el código se produce la función metalingüística, es decir, se habla del código mismo.
Cuando la comunicación se encuentra orientada hacia el mensaje se produce la función poética, es decir, el mensaje mismo es puesto de relieve.

COMUNICACION Para enmarcar el tema que abrimos el martes 15

COMUNICACION

De una manera general, existen dos variedades de definición de este término:
según la primera, la comunicación es un proceso en virtud del cual A envía un mensaje a B, que provoca en éste un efecto. A esta variedad se la puede ejemplificar con los modelos clásicos de Saussure y Jakobson;
la segunda definición ve en ella una negociación y un intercambio de sentido, donde mensajes, sujetos pertenecientes a una cultura y “realidad” interactúan para que se produzca un sentido o un entendimiento. A esta variedad le corresponden los modelos de Kerbrat y de Hall, así como la propuesta de Bajtín. También se desprende del modelo del signo de Peirce este modo de entender la comunicación. Esta definición pone el acento en los nexos entre elementos constitutivos necesarios para que se produzca un sentido.
Estos elementos entran en tres grupos principales.
1) el texto, sus signos y sus códigos.
2) los sujetos que “interpretan” el texto, la experiencia cultural y social que los ha formado y ha formado los signos y códigos que ellos emplean
3) la conciencia de una “realidad externa” a la que se refieren tanto el texto como los que lo reciben.

viernes, 11 de mayo de 2012

Para pensar desde Bourdieu la relación Lenguaje-Poder

En el artículo "Lengua, nación y programa en el discurso abertzale" de José M. Roca pueden leerse los siguientes fragmentos seleccionados:

El idioma puede invitarnos a la unión, pero no nos obliga a hacerlo…
(RENAN, ¿Qué es una nación?)

el nacionalismo es, sobre todo, un discurso sobre el poder.

...afirma Krutwig que la base de la nacionalidad está constituida por la personalidad que adquiere un pueblo y el deseo de conservar su
idiosincrasia. Esta personalidad descansa casi siempre, cuando menos, preferentemente, en un idioma propio que estructura
las relaciones mentales del pueblo que lo emplea. De aquí que en todas partes se considerase al idioma como el sostén y
la ligazón de la nacionalidad. Del idioma se deriva la mentalidad y de ésta la forma de actuar.

...Nada hay que separe tanto a los grupos humanos como la diferencia de la lengua (…) La expresión de nuestros conceptos está
ligada al idioma de tal forma que el pueblo que cambia de idioma cambia de manera de pensar, cambia hasta de naturaleza.

...el nacionalismo es esencialmente la imposición
general de una cultura desarrollada a una sociedad en que
hasta entonces la mayoría y en algunos casos toda la población
se había regido por culturas primarias. Esto implica la difusión
generalizada de un idioma mediatizado por la escuela y supervisado
académicamente, codificado según exigencias de una
comunicación burocrática y tecnológica, módicamente precisa.
Supone el establecimiento de una sociedad anónima eimpersonal,
con individuos atomizados intercambiables, que mantiene
unidos por encima de todo una cultura común del tipo descrito,
en vez de una estructura compleja de grupos locales previa sustentada
por culturas populares que reproducen local e idiosincrásicamente
los propios microgrupos.

...El lingüista Lodares indica que el relato bíblico de Babel no es,
como creemos, el mito de la confusión de las lenguas. Es el mito
de separación de la gente (…) El mito babélico está basado en
una falsedad: la gente no se separa porque hable distintas lenguas,
como dice el hagiógrafo bíblico, sino todo lo contrario,
habla distintas lenguas porque se ha separado, como dicen la
historia y la prehistoria lingüísticas con ejemplos bien conocidos.
El aislamiento, el sedentarismo y la escasa comunicación son
las bases de la diversidad lingüística; si la situación económica,
política, material, en fin, pasara de aislante a comunicante, la
diversidad lingüística sería menor porque no es algo natural en
sí misma, sino producto de las relaciones materiales entre las
personas. Luego, cabe inferir que si la gente se aproxima, coopera,
comercia y se emparenta, las lenguas tenderán a aproximarse,
a mezclarse; a hacerse tan mestizas como las poblaciones
que las hablan y las condiciones de vida que las envuelven.
Por el contrario, la diversidad de lenguas revela poco contacto,
poco comercio, poca relación, incluso hostilidad. Este podría
ser el caso de Nueva Guinea, que, desde el punto de vista lingüístico,
es el país más diverso del mundo.
Según la UNESCO, Papúa-Nueva Guinea cuenta con 823 lenguas
vivas, usadas por un total de 5,2 millones de hablantes
(censo del año 2000), que en su inmensa mayoría (el 98%) residen
en zonas rurales.
La orografía del país –altas montañas, valles profundos, ríos
turbulentos, selvas y zonas pantanosas– mantiene a la población
desperdigada, de tal modo que la lengua más importante
sólo es hablada por 165.000 personas.
Desde el punto de vista lingüístico, Nueva Guinea es un país
interesantísimo, pero desde el punto de vista de la modernidad
y del desarrollo económico está entre los más atrasados, y parece
que ambas cosas están relacionadas.

...la lengua se constituye como soporte básico de la identidad nacional, pues allí donde se
habla una lengua diferente existe una mentalidad diferente.

...se revela esencial el papel de la lengua
en la transmisión de la ideología, donde el control
sobre el uso del lenguaje alcanza una dimensión estratégica.
Así, la enseñanza de una lengua, no pretende sólo proporcionar
un medio para que los seres humanos que viven en una región
o país se entiendan  y establecer la base sobre la que
serán socializados culturalmente -puesto
que ya tienen una lengua común- sino servir
de plataforma al proceso de adoctrinamiento
político de la población, que comienza
en la infancia y puede durar toda la
vida, pues, lo que los nacionalistas denominan
pensar y sentir en una identidad nacional determinada es,
realmente, aceptar, junto con el aprendizaje
de la estructura básica de la lengua –la gramática–,
el sentido de un determinado repertorio
de términos fundamentales en el
ideario político nacionalista. La intención
es que el aprendizaje de la lengua, junto
con el de la historia, predisponga a asumir
el programa político nacionalista.

Autores citados

-Lodares, J. R. (2002): Lengua y patria, Madrid, Taurus, p. 51.
-Federico Krutwig (1995): "la primera estrategia d’ETA”, entrevista de M. Urquijo en L’Avenç nº 191, abril, pp. 64-66.

Selección de fragmentos y adaptación por Oscar Amaya

domingo, 6 de mayo de 2012

PAUTAS PARA PREPARAR Y RENDIR UN EXAMEN ESCRITO


A) Preparación previa al examen
1. Leer los textos con suma atención. Volver hacia atrás (releer) si algún concepto o párrafo no fue entendido. En caso de ser necesario, recurrir a un diccionario o a alguna otra fuente bibliográfica. Contestar por escrito las preguntas de la guía de estudio. Chequear en clase las respuestas realizadas, así como comentar con los compañeros de comisión las respuestas llevadas a cabo.
2. No se debe estudiar únicamente de los apuntes de clase ni de resúmenes, y menos aun de los de un compañero o los que figuran en páginas web, sino que debe estudiarse de la bibliografía indicada, puesto que los apuntes y resúmenes representan solo una parte del proceso de estudio.
3. Si se busca información adicional en la web, siempre conviene chequear con otras fuentes el contenido obtenido. No todo lo que en ella circula es de origen confiable en términos académicos.

B) Durante el examen
1. El parcial debe escribirse en negro o azul. Los demás colores se utilizan para la corrección del docente.
2. Al inicio del examen deben colocarse ciertos datos en la primera hoja: apellido, nombre, comisión, docente, nombre de la materia, nº de parcial, tema, fecha. Esta información debe diferenciarse del resto del escrito. En el resto de las hojas, consignar solamente apellido y nombre.
3. Leer atentamente las consignas. Prestar atención a los verbos introductorios como: desarrollar, explicar, comparar, resumir, ejemplificar, etc. ya que no son sinónimos, cada uno de ellos supone un tipo de respuesta diferente.
4. Numerar las páginas entregadas, por ejemplo: 1/3, 2/3, 3/3. Si es posible, abrocharlas. La última página debe firmarse con aclaración.
5. Responder solo lo que la pregunta solicita. No responder por “nombre del autor”, es decir, no escribir, por ejemplo, todo lo que se sabe de Roland Barthes, sino limitarse a lo solicitado en la consigna. Si la respuesta no contiene lo solicitado, por más que el contenido sea correcto se podrá considerar la respuesta como “no pertinente”.
6. No utilizar abreviaturas, salvo las que estén convencionalizadas, como por ejemplo: etc.
7. No responder solo con gráficos, cuadros sinópticos o flechas. Estos no reemplazan al texto, simplemente lo ilustran.
8. Cada respuesta es un texto autónomo, es decir, debe poder leerse y comprenderse fuera del contexto parcial. No debe necesitar su consigna para entenderse. Por ejemplo: ¿Cómo fundamenta Peirce la necesidad de abordar el estudio del signo desde una perspectiva ternaria? Respuesta: “Peirce fundamenta la necesidad de abordar el estudio del signo desde una perspectiva ternaria explicando que…”
9. Las respuestas deben tener una estructura mínima: introducción, desarrollo y conclusión. En el ejemplo anterior, ese fragmento constituye la introducción de la respuesta. La conclusión se anuncia frecuentemente con un conector. Por ejemplo: “Por último, puede afirmarse que…”
10. Cuidar la sintaxis, la ortografía y la puntuación (las dificultades en estos aspectos no se calificarán con descuento de puntos). Se recomienda construir oraciones breves para obtener mayor claridad, ya que permiten organizar mejor el texto.
11. Respetar el uso de las mayúsculas.
12. La prolijidad y la legibilidad garantizan una buena comunicación y por lo tanto un buen parcial. Constituyen la “carta de presentación” del estudiante universitario.

C) Después del parcial
1. Recordar en qué cuatrimestre de qué año se cursó la materia y con qué docente.

sábado, 5 de mayo de 2012

Acerca de Pierre BOURDIEU (II)

El contexto social es denominado por Bourdieu mercado lingüístico, es decir, una “situación social determinada más o menos oficial y ritualizada” donde un hablante “produce un discurso dirigido a receptores capaces de evaluarlo, apreciarlo y darle un precio”.  Así, este mercado posee “leyes de determinación de los precios que hacen que todos los productores de productos lingüísticos, de hablas, no sean iguales”. Las relaciones de fuerza que lo dominan (que trascienden la situación y son irreductibles a las relaciones de interacción) “provocan que ciertos productores y productos tengan un privilegio de entrada”.

 Es por ello que este autor sostiene que una ciencia del lenguaje debe tener como objeto de estudio “el análisis de las condiciones de producción de un discurso no sólo gramatical, no sólo adaptado a la situación, sino también y sobre todo aceptable, recibible, creíble, eficaz o simplemente escuchado, en un estado dado de las relaciones de producción y circulación” de los discursos.

En la siguiente tabla, se presenta la operatoria de sustitución de conceptos propuesta por BOURDIEU, que implica el pasaje de una concepción lingüística a otra sociológica respecto del análisis del lenguaje:


                 concepción lingüística                      teoría del
                                                                              poder
                                                                              simbólico

lengua
lengua legítima
locutor
locutor legítimo
comunicación
relaciones de fuerza simbólica
Interacción simbólica
transacción de bienes simbólicos
sentido de los enunciados
valor y poder del discurso
competencia lingüística
capital simbólico
situación o contexto
mercado lingüístico
gramaticalidad
Aceptabilidad



Oscar Amaya

¿Quién fue Pierre Bourdieu?

Nacido en Denguin, en un hogar pobre de una aldea de los Pirineos al sur de Francia en 1930, Pierre Bourdieu falleció a la edad de 71 años en un hospital de París en 2002 víctima del cáncer, mientras seguía corrigiendo los trabajos de sus colaboradores. Estudiante de Letras, profesor en Argel, París, Lille y Princeton, ocupó el puesto de Profesor Titular de la cátedra de sociología en el  Colegio de Francia desde 1981 hasta el momento de su muerte y fue director del Centro de Sociología Europea. Dirigió las revistas Actes de la recherche en sciences sociales, Liber (que priorizó la representatividad política y cultural de autores de muchas lenguas y tradiciones interesados en repensar los colapsos de sus naciones) y Raisons d´agir (razones para actuar), esta última fundada con el propósito de “destruir la frontera entre trabajo científico y militantismo, rehabilitando la polémica”. No hay democracia efectiva sin un contrapoder crítico, afirmaba, convencido de la necesidad de disolver la división entre la objetividad del investigador científico y la convicción subjetiva del militante político.


Fue constante su análisis sobre el mundo al que pertenecía, el campo intelectual: “los intelectuales suelen reservar sus conocimientos para escribir papers que leen veinte personas. Hay que liberar la energía crítica que está encerrada en las torres de marfil. Muchos de los temas investigados son producidos por las propias instituciones que financian las investigaciones. Y el poder no paga por estudiar el poder, sino para mejorar los efectos de dominación. En vez de estudiar problemas impuestos, habría que crear un campo de conocimiento autónomo”. Bourdieu sostenía que ser un intelectual crítico significaba ser capaz de someter los propios enunciados a pruebas de legitimidad, es decir, colocar el saber construido también como un objeto de conocimiento. Bajo el título Los intelectuales y el poder (1991) colocó a los pensadores en el mismo “cajón” que a la clase dominante, donde insistió en su idea de que los intelectuales que se resignaban a la ideología del neoliberalismo reforzaban la idea de que el conocimiento y el saber pertenecen exclusivamente a una elite. Su preocupación por lo que observó como una pérdida del mundo intelectual frente a los medios de comunicación de masas y ante las variadas formas que adquieres el poder económico internacional y sus distintas implementaciones políticas locales, lo llevó a proponer la creación de una “internacional intelectual” donde participaron activamente numerosas personalidades de la cultura.


Entre sus muchas preocupaciones se destacó la de analizar la desigualdad y la distinción de clases sociales. Ya desde su trabajo de campo sobre la urbanización en Argelia en 1958, Bourdieu se había comprometido a revelar los modos subyacentes de dominación de clases en las sociedades capitalistas, tal como aparecen en los más diversos ámbitos sociales (la educación y el arte, entre otros). Planteaba que “los efectos de dominación simbólica son muy difíciles de resistir. Son fenómenos cuasi religiosos que atraviesan el inconciente, la forma de presentar el cuerpo y la propia imagen que se tiene de sí mismo”.  En la década del ´60 participó en el agitado clima intelectual de la época con una serie de trabajos que abarcaron los temas de la cultura, el arte, la política, la educación y el lenguaje, entre otros. Con su trabajo Los herederos, publicado en 1964 junto con Passeron, presentó un análisis sobre el medio estudiantil que formulaba una crítica fundamental a la enseñanza superior francesa, convirtiéndose por ello en una de las referencias de las revueltas de mayo de 1968.


Sus investigaciones finales, interrumpidas por su muerte, estuvieron abocadas al estudio de la estructura social de la economía, algo que produjo la radicalización de sus posiciones políticas, comprometiéndose cada vez más con las víctimas del neoliberalismo, al que entendía como un programa de destrucción metódica de los colectivos. En 1998 publicó en el periódico Le Monde el manifiesto “Por una izquierda a la izquierda de los izquierdistas”, en el que acusó al gobierno izquierdista de llevar a cabo una política derechista. “Los movimientos sociales deben presionar a Estados y gobiernos y garantizar el control de los mercados financieros y la distribución justa de la riqueza de las naciones”, advertía. El autor de “La miseria del mundo” (una recopilación de testimonios de obreros, profesores, periodistas, policías, trabajadores temporarios y jóvenes habitantes de los suburbios pobres) preocupado por las desigualdades crecientes, afirmaba con énfasis: “si sé que ocurrirá una catástrofe y no lo aviso, estoy cometiendo algo parecido al delito de no asistir a una persona en peligro. A veces temo que la gente se despierte cuando sea demasiado tarde”.


Reflexionando sobre su trayectoria, en sus últimos tramos de trabajo afirmó: “cuanto más envejezco, más me siento empujado hacia el crimen. Transgredo líneas que antes me había prohibido transgredir”, refiriéndose a sus compromisos intelectuales. El sociólogo francés estaba reconociendo que durante años había sido “víctima de ese moralismo de la neutralidad, del no implicarse, de la no-intervención del científico, como si se pudiese hablar del mundo social sin ejercer la política”. Bourdieu la ejerció en las aulas, en los libros y hablando ante los auditorios más diversos: huelguistas, personas sin domicilio fijo, cárceles, hospitales, campesinos. Sus ataques contra los sistemas sociales desestructuradores y la globalización no admitieron concesión alguna: “el fatalismo de las leyes económicas esconde en realidad una política. Pero se trata de una política paradójica porque apunta a despolitizar: es una política que, liberándolas de todo control, apunta a darles a las fuerzas económicas un poder fatal. Al mismo tiempo, esa política busca obtener la sumisión de los gobiernos y de los ciudadanos a las fuerzas económicas y sociales liberadas mediante ese método”. Pesimista pero al mismo tiempo comprometido, llevó tempranamente a cabo un modelo de pensamiento y acción destinado a “objetivar” el desarraigo y la soledad social a las cuales las leyes del mercado arrojarían a millones de individuos, como sigue sucediendo hasta hoy.  “Para cambiar el mundo –afirmó en una conferencia en 1986- es necesario cambiar las maneras de hacer el mundo, es decir, la visión del mundo y las operaciones prácticas por la cuales los grupos son producidos y reproducidos”.

Entre su profusa obra –alrededor de 25 libros publicados- pueden consultarse sus obras disponibles en castellano, relacionadas a la unidad III del Programa de Estudios: La distinción (Taurus, 1988); El oficio del sociólogo (siglo XXI, 1987); Razones prácticas (Anagrama, 1991), La reproducción; Capital cultural, escuela y espacio social (siglo XXI, 1997); Los herederos. Los estudiantes y la cultura (siglo XXI, 2003); El sentido práctico (Taurus, 1991); Cosas dichas (Gedisa, 1988) de la que se sugiere especialmente su conferencia Lectura, lectores, letrados, literatura ; Las reglas del arte (Anagrama, 1995), Sociología y cultura (Grijalbo, 1990) de la que se sugiere especialmente su conferencia El mercado linguístico ;Creencia artística y bienes simbólicos (aurelia rivera,2003); Intelectuales, política y poder (EUDEBA, 1999); Sobre la televisión (Anagrama,1997) y ¿Qué significa hablar? (Akal, 1985).

Oscar Amaya

Para pensar desde Bourdieu


La palabra y su circulación modelan la esfera
pública aún más que el espacio material

Michelle Perrot

Las teorías y las escuelas, como los microbios y los glóbulos, se
devoran entre sí y con su lucha aseguran la continuidad de la vida

Marcel Proust,  Sodoma y Gomorra

- (...) ya ves ¡te has cubierto de gloria!
-No sé que es lo que quiere decir con eso de la “gloria” –observó Alicia.
Humpty-Dumpty sonrió despectivamente. –Pues claro que no, y no lo sabrás
hasta que te lo diga yo. Quiere decir que “ahí te he dado con un
argumento que te ha dejado bien aplastada”
-Pero “gloria” no significa “un argumento que te deja bien aplastado” –objetó Alicia.
-Cuando yo uso una palabra –insistió Humpty-Dumpty con un tono más bien
desdeñoso-  quiere decir lo que yo quiero que diga, ni más ni menos.
-La cuestión –insistió Alicia- es si se puede hacer que las palabras
signifiquen tantas cosas diferentes.
-La cuestión –zanjó Humpty-Dumpty- es saber quién es el que manda... eso es todo.

Lewis Carroll, Alicia a través del espejo

jueves, 3 de mayo de 2012

Acerca de P. BOURDIEU

Este autor caracteriza al lenguaje como instrumento de acción y poder, explicitando la falacia de considerarla como constituida por palabras neutras u objetivas. El lenguaje no es “inocente” en la medida en que produce el reconocimiento de las autoridades legítimas al favorecer el desconocimiento de la arbitrariedad en que se sustentan. Según este autor, los dominados no podrán constituirse como grupo para movilizarse y movilizar las energías que potencialmente poseen, si no son capaces de poner en cuestión las categorías de percepción del orden social existente. El lenguaje es, en este sentido, expansión del orden que pretende la sumisión frente a las desigualdades sociales existentes.

La mirada de Bourdieu sobre la cultura se constituye como una teoría del poder simbólico, es por ello que los símbolos son caracterizados como instrumentos de conocimiento y comunicación que hacen posible el consenso sobre el sentido del mundo, promoviendo la integración social. Por consiguiente, plantea que no hay relaciones de comunicación o conocimiento que no sean inseparablemente, relaciones de poder. “El poder simbólico es un poder de hacer cosas con palabras”, afirma. En el tópico específico del lenguaje, se propone analizarlo como un conjunto de modos de distribución y producción simbólica de lugares sociales. El lenguaje es pensado por este autor como una de las formas en que se constituye el saber, a través del vínculo entre lo material y lo simbólico, tanto en prácticas como en discursos. Es por ello que lo concibe como instrumento de acción y de poder más que un objeto del intelecto.

En tanto que a la comunicación, la caracteriza no como un espacio de libre intercambio, sino con condiciones de instauración por parte de los hablantes que detentan un determinado poder en situaciones específicas de intercambio simbólico, es decir, relaciones de fuerza simbólica. Los productores y los productos lingüísticos no son iguales, afirma, sino que están determinados por la existencia de privilegios de ciertos hablantes con respecto a otros: la posición que detenten en la estructura social. Las situaciones lingüísticas producen efectos de dominación, es decir, relaciones e interacciones entre los hablantes conformes a las leyes objetivas del mercado lingüístico.

La estructura del campo lingüístico debe pensarse como un conjunto de transacciones, que constituyen una expresión particular de la estructura de relación de fuerzas entre los grupos que poseen diferentes competencias, que en situación de pugna se tornan una forma de capital simbólico. En palabras de Bourdieu: “una lengua vale lo que valen los que la hablan”. Es por ello que se aparta de la lingüística estructural (Saussure) y la de corte chomskyano, ya que a su entender excluyen toda investigación que relacione la lengua con la etnología, la historia política de los hablantes e incluso la geografía del ámbito en que la lengua se habla, dimensiones consideradas centrales para Bourdieu. En efecto, son las condiciones sociales de producción, reproducción y de utilización de los enunciados de la lengua el objeto de estudio para él.

El lenguaje entonces, es abordado para su análisis como una praxis, que se realiza a través del habla, que despliega estrategias discursivas que se refieren al dominio de sus condiciones de utilización, que permiten producir discursos adecuados a situaciones sociales determinadas. Para este sociólogo, el signo sólo tiene existencia dentro del modo de producción lingüístico concreto. Las transacciones lingüísticas particulares dependen de la estructura del campo lingüístico, expresión de cómo se estructuran las relaciones de fuerza entre los grupos que poseen diversos capitales de autoridad, que no pueden ser reducidos a las meras competencias lingüísticas.

“Una ciencia del discurso –afirma Bourdieu- debe establecer las leyes que determinan quién puede (de hecho y de derecho) hablar, a quién y cómo, es decir, determinar las condiciones de instauración de la comunicación”. También “debe determinar el contexto social en el cual la comunicación se instaura, y en particular, la estructura del grupo en el cual se lleva a cabo. Debe tener en cuenta no sólo las relaciones de fuerza simbólica que se establecen en el grupo, sino las leyes mismas de producción del grupo que hacen que algunas categorías estén ausentes. Estas condiciones ocultas son determinantes para comprender lo que puede decirse y lo que no puede decirse en un grupo”.

Este contexto social es denominado por Bourdieu mercado lingüístico, es decir, una “situación social determinada más o menos oficial y ritualizada” donde un hablante “produce un discurso dirigido a receptores capaces de evaluarlo, apreciarlo y darle un precio”. Así, este mercado posee “leyes de determinación de los precios que hacen que todos los productores de productos lingüísticos, de hablas, no sean iguales”. Las relaciones de fuerza que lo dominan (que trascienden la situación y son irreductibles a las relaciones de interacción) “provocan que ciertos productores y productos tengan un privilegio de entrada”.

Es por ello que este autor sostiene que una ciencia del lenguaje debe tener como objeto de estudio “el análisis de las condiciones de producción de un discurso no sólo gramatical, no sólo adaptado a la situación, sino también y sobre todo aceptable, recibible, creíble, eficaz o simplemente escuchado, en un estado dado de las relaciones de producción y circulación” de los discursos.

miércoles, 2 de mayo de 2012

El diálogo pedagógico pensado desde Bajtín




 Para el filósofo ruso Mijail Bajtín., el hombre debe ser garante y responsable de sí mismo, ya que cada yo ocupa un tiempo y un espacio únicos. La ética bajtiniana se vincula con el acto mismo de vivir y convivir; por ello se le denomina ética dialógica,
cuyo postulado central reposa en la triada yo para mí - otro para mí - yo para otro, como afirma Tatiana Bubnova.

La ética se entiende como filosofía de la vida, porque no parte de un principio abstracto, sino vivenciado, que coloca al hombre en relación con el mundo. «La ética no está basada en principios abstractos sino en el patrón de los hechos reales que ejecuto en el suceso que es mi vida. Mi yo es ese que por tal ejecución responde a otros yo y al mundo desde el lugar y tiempo únicos que yo ocupo en mi existencia», plantea Clark.




"La metafísica de la presencia", según Tatiana Bubnova, lleva a un salir de sí al hombre para ubicarse en el lugar del otro. «La forma como yo me constituyo es por medio de una búsqueda. Voy
hacía el otro para regresar con un sí mismo. Yo "vivo dentro" de una conciencia del otro, veo el
mundo a través de los ojos de ese otro», sostiene Clark. Pero, a su vez, lo enriquezco con mi
propia mirada sobre el mundo, porque desde mi propio tiempo y lugar veo lo que el otro no ve.
En palabras del escritor José Saramago: «es necesario salir de la isla para ver la isla, que no nos vemos si no nos salimos de nosotros».

Bajtín señala que «así como el problema de conocer las cosas se soluciona al encontrar los
términos que nos permiten ver el mundo, de la misma forma, el problema de conocer el yo se
soluciona aprendiendo a visualizar mi yo», afirma Clark.

El concepto evasivo del yo del sujeto moderno es recuperado por Bajtín desde la categoría de la
alteridad. Con él descubrimos el carácter parcial de nuestra mirada frente a nosotros mismos y al otro, pues está sujeta a un lugar y a un tiempo; de ahí deviene la importancia de la visión, del punto de vista y, por supuesto, de la metáfora de Saramago sobre la ceguera y por ende de la necesidad de emprender el viaje hacía "la isla desconocida", que no es otra cosa que el viaje hacía la interioridad.

Una pedagogía de hoy debe basarse en el reconocimiento de la otredad como fundamento del
yo y en el respeto de la mirada del otro que completa mi mirada sobre sí mismo y el mundo.
El diálogo pedagógico toma arraigo en ese reconocimiento y lo supone como requisito
insistituible de su propia existencia.

La comunicación en la que se sostiene el quehacer pedagógico debe ir más allá de la transmisión
de información para encontrarse en y con el otro, y esto sólo es posible cuando el otro revela su pensamiento y su individualidad.
Cuando el diálogo que se establece entre el maestro y el alumno es verdadero, se supera el
dogmatismo en aras de la construcción mutua del conocimiento. El espacio académico no puede ser unívoco; se debe fundamentar en la multiplicidad de voces que lo conforman y reconocer la complejidad que lo caracteriza; más aún, en el aquí y en el ahora de una sociedad que se debate entre múltiples fuerzas ideológicas y políticas.
Una nueva concepción antropológica aplicada al proceso educativo debe partir del principio de
interacción humana. Al decir de Todorov: «Es imposible concebir al ser humano fuera de las
relaciones que le ponen en contacto con el otro».
La relación entre los sujetos debe basarse en una ética de la comunicación que tenga como soportes el respeto y la confianza. El educador es en la medida en que descubra que su legitimidad está sancionada por la existencia del otro. Ser docente significa comunicar en el más profundo sentido del término; este quehacer se encuentra
en la frontera con el otro.
La misión del educador, por tanto, debe partir del respeto de la autonomía del otro. Para cumplir
con su labor pedagógica, el maestro debe encarnarse en el otro y ver con el otro. La premisa
fundamental de la acción comunicativa es la discusión académica que hace propicio el diálogo
y la escucha del otro.

(adaptado de "Las voces del otro" por  Blanca Inés Goméz y Myriam Castillo Perilla)

martes, 1 de mayo de 2012

Para pensar desde Bajtín (III)

El diálogo es el encuentro amoroso de hombres que, mediatizados por el mundo, lo pronuncian; esto es, lo transforman, y, transformándolo, lo humanizan para la humanización de todos.

Este encuentro amoroso no puede ser, por eso mismo, un encuentro de elementos inconciliables. No hay ni puede haber invasión cultural dialógica; no existe manipulación ni conquista dialógicas: estos son términos que se excluyen.
PAULO FREIRE

Leemos a Gianni Rodari en su "Gramática de la fantasía" :
"En realidad, no basta un polo eléctrico para provocar una chispa : se necesitan dos. La palabra aislada actúa sólo cuando encuentra una segunda que la provoca, la obliga a salir de los caminos gastados del hábito, a descubrirse nuevas capacidades de significar. No hay vida donde no hay lucha".

Para pensar a partir de Bajtín (II)

Octavio PAZ

El ritmo

Las palabras se conducen como seres caprichosos y autónomos. Siempre dicen "esto y lo otro" y, al mismo tiempo, "aquello y lo de más allá". El pensamiento no se resigna; forzado a usarlas, una y otra vez pretende  reducirlas a sus propias leyes; y una y otra vez el lenguaje se rebela y rompe los diques de la sintaxis y del diccionario.

Léxicos y gramáticas son obras condenadas a no terminarse nunca. El idioma está siempre en movimiento, aunque el hombre, por ocupar el centro del remolino, pocas veces se da cuenta de este incesante cambiar. De ahí que, como si fuera algo estático, la gramática afirme que la lengua es un conjunto de voces y que éstas constituyen la unidad más simple, la célula lingüística. En realidad, el vocablo nunca se da aislado; nadie habla en palabras sueltas. El idioma es una totalidad indivisible; no lo forman la suma de sus voces, del mismo modo que la sociedad no es el conjunto de los individuos que la componen.

Una palabra aislada es incapaz de constituir una unidad significativa. La palabra suelta no es, propiamente, lenguaje; tampoco lo es una sucesión de vocablos dispuestos al azar. Para que el lenguaje se produzca es menester que los signos y los sonidos se asocien de tal manera que impliquen y transmitan un sentido.

La pluralidad potencial de significados de la palabra suelta se transforma en la frase en una cierta y única, aunque no siempre rigurosa y unívoca, dirección. Así, no es la voz, sino la frase u oración, la que constituye la unidad más simple del habla. La frase es una totalidad autosuficiente; todo el lenguaje, como un microcosmos, vive en ella. A semejanza del átomo, es un organismo sólo separable por la violencia. Y en efecto, sólo por la violencia del análisis gramatical la frase se descompone en palabras.

El lenguaje es un universo de unidades significativas, es decir, de frases. Basta observar cómo escriben los que no han pasado por los aros del análisis gramatical para comprobar la verdad de estas afirmaciones. Los niños son incapaces de aislar las palabras. El aprendizaje de la gramática se inicia enseñando a dividir las frases en palabras y éstas en sílabas y letras. Pero los niños no tienen
conciencia de las palabras; la tienen, y muy viva, de las frases: piensan, hablan y escriben en bloques significativos y les cuesta trabajo comprender que una frase está hecha de palabras. Todos aquellos que apenas si saben escribir muestran la misma tendencia. Cuando escriben, separan o juntan al azar los vocablos: no saben a ciencia cierta dónde acaban y empiezan. Al hablar, por el contrario, los analfabetos hacen las pausas precisamente donde hay que hacerlas: piensan en frases.

Asimismo, apenas nos olvidamos o exaltamos y dejamos de ser dueños de nosotros, el lenguaje natural recobra sus derechos y dos palabras o más se juntan en el papel, ya no conforme a las reglas de la gramática sino obedeciendo al dictado del pensamiento. Cada vez que nos distraemos, reaparece el lenguaje en su estado natural, anterior a la gramática. Podría argüirse que hay palabras aisladas que forman por sí mismas unidades significativas.

En ciertos idiomas primitivos la unidad parece ser la palabra; los pronombres demostrativos de algunas de estas lenguas no se reducen a señalar a éste o aquél, sino a "esto que está de pie", "aquel que está tan cerca que podría tocársele", "aquélla ausente", "éste visible", etc.  Pero cada una de estas palabras es una frase. Así, ni en los idiomas más simples la palabra aislada es lenguaje. Esos pronombres son palabras-frase.